Cada día te mando un correo. 

¿Por qué? Esa historia te la escribo debajo, pero primero, te cuento:

El propósito de los correos que mando es simple: que seas feliz.

Que veas que puedes ir más allá de los condicionamientos que te limitan y hacen que bailes al mismo ritmo que la mayoría, con la misma coreografía y principalmente: con la música que han elegido otros.

¿Y por qué a través del Yoga?


Porque para mí TODO EN LA VIDA ES YOGA.

Es desde dónde hacemos las cosas, no lo que se hace en sí mismo.

  • Puedo estar haciendo posturas y no estar haciendo lo que yo llamo yoga.
  • Puedo estar gritándole a mi hijo y sí estar haciendo yoga.

Ese «desde dónde» es lo que ha marcado la diferencia en mi vida.

Y eso te lo cuento en los correos que envío.

Así que mira, puede que no alcances la Iluminación con estos correos. Pero es seguro que tu vida empezará a cambiar a medida que te pongas en acción. Y eso me parece un grandísimo primer paso. 

Si te parece interesante, puedes dejar tu correo debajo y yo me encargo del resto.


Ah, muy importante:

Hago Cursos, Formaciones, Clases, doy Conferencias, hago Retiros, escribo libros…

Aprovecho la oportunidad de transmitir de diferentes formas que si no tienes la vida que quieres, no es por culpa de nadie.

ES TU RESPONSABILIDAD.

Y claro, te acompaño a través de mis servicios a que la tomes y experimentes lo que hay en la otra cara de la moneda.

LIBERTAD.

Y eso también lo pongo a tu disposición en cada email.


En Yogaemas hay una invitación a experimentar que otra forma de vivir es posible.

Y que es mejor.

Con más satisfacción.

Con más libertad.

Con más felicidad, si así lo quieres llamar.

Te cuento de dónde viene todo esto:

Mayo de 2017, nace mi hijo.

Mismo año en el que Yogaesmas (que nació en el 2012) está en su punto de más movimiento.

Más de 60mil personas recibían mis correos semanales.

Más de 800 alumnos estaban en mis cursos y programas online.

Más de 50mil suscriptores en Youtube

Y todo eso, con mi hijo en brazos.

Pegado felizmente a la teta.

Y por si fuera poco, habíamos abierto mi pareja y yo unos meses antes, una Escuela de Desarrollo Humano en Denia, donde vivimos.

Te soy sincera, nuestro hijo no fue concebido con la conciencia de que eso era lo que queríamos en ese momento. Él llegó.

Y aunque por suerte, tardó 9 meses en pasar “al otro lado de la piel”, no fue hasta después de un año y medio que decidí hacer un espacio para él, “de verdad”.

Me explico.

Unos meses después de que naciera, volví a trabajar.

Todo lo despacio que mi conciencia me lo permitía.

Pero aún así, me sentía muy incoherente.

Cada día más incoherente.

Le enseñaba a mis alumnos y clientes muchas cosas de las que yo no estaba siendo ejemplo.

Y no pude más con aquello.

Decidí priorizar y prioricé la crianza de mi hijo.

Yogaesmas bajó a mínimos.

Cerramos el Centro de Desarrollo Humano.

Y durante algunos años me dediqué a experimentar DE VERDAD toda la teoría que me sabía.

La relación con mi hijo, con mi pareja, con mi madre que vivió unos años con nosotros, con la casa, conmigo misma dentro de todo aquello que era nuevo, pasaron a ser mis gurús.

Había decidido, por encima de todo, evolucionar con conciencia y coherencia.

También fueron momentos de muchísima conexión interna.

Me levantaba a las 4am para tener unas horas antes de que mi hijo se levantara para estar conmigo, en silencio, para seguir formándome.

A mi ritmo, al mejor ritmo que encontré en ese momento.

Y después, cuando él se levantaba, cuando ya amanecía, era la oportunidad de poner en práctica todo.

Hay quien cree en que la felicidad se alcanza pasando un curso de 3 días.

Hay quien opina que con tres mil formaciones de todo lo habido y por haber es que puede encontrar la luz.

Cada uno tiene su camino y para mí es perfecto.

Lo que yo he experimentado, me ha funcionado.

Y lo que quiero compartir contigo es que la evolución va de repetición.

Va de conocer un poco, experimentar mucho, y servir todavía más.

Empezando ese servicio por uno mismo, luego expandiéndolo a los círculos más cercanos como la familia en casa, la familia de fuera, los grupos donde me reúno y así…


¿Vas a dejar de sufrir y comenzar a vivir una vida maravillosa gracias a mis correos?

Mira, posiblemente no. 

En cualquier caso, gracias a lo que tú hagas con ellos, es posible que como otras muchas personas, realices un cambio grande en tu vida y seas al menos, un poco más libre y más feliz. Depende de ti.

Si te animas a experimentar, nos vemos dentro.

Un abrazo,

Naylín