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8 / 10
Critica
Arturo
Arturo es un restaurante ubicado en una callecita desconocida de Sants. Es un restaurante de auténtica cocina catalana de mercado. rnLa comida es espectacular: cocina de toda la vida con producto exquisito. Patatas “esparracades” con huevo y ceps, garbanzos con chipirones o con espardenyes, carnes espectaculares...son algunos de los platos típicos de Arturo. rnArturo ofrece también “desayunos de tenedor", de lunes a viernes de 8:30h a 12h: platos que siempre van cambiando pero normalmente podéis encontrar capipota, bacalao, callos, tortillas etc…rnAmbiente super familiar, te atienden los hijos de Arturo, que inició el negocio hace más de 40 años. rnEl local es bastante sencillo, muy normal, pero lo demás (cocina y trato) lo compensan. rnUno de mis preferidos: se come genial, cocina sencilla de calidad 100, local sin pretensiones y trato super familiar y amable.
Critica
Sense Pressa
Aunque la fama de este pequeño restaurante no se ha extendido hasta el punto que se merece, lo cierto es que ya empieza a ser difícil reservar mesa –supongo que el hecho de que sólo disponga de 9 mesas también influye, claro–. El caso es que yo reservo de una semana a otra para dos personas a la hora de comer.
Nada más entrar, me doy cuenta de que es realmente muy pequeño. Incluso así, entre paredes de ladrillo y botellas de vino a la vista, se respira un ambiente tranquilo y agradable. La mayoría de las mesas están ocupadas por ejecutivos.
El servicio se muestra muy atento desde el primer momento. Echo un vistazo a la carta de vinos, un dossier que contiene información sobre todas las denominaciones. Muy correcta, ni muy breve ni muy extensa. La carta, esta vez sí, es más bien corta, pero la oferta se completa con algunos platos que nos canta el camarero.
Para picar pedimos unas croquetas que resultan ser de las mejores croquetas de restaurante que he probado nunca, y unas alcachofas rellenas de foie, también muy buenas. Como primero –pese a que en la carta se encuentra en el apartado de segundos-, nos decidimos por los pies de cerdo ibérico a la plancha con aceite de trufa. Nos los sirven acompañados con patatas al horno, muy crujientes y gustosos. El otro primero acaba siendo un risotto de “ceps”, perfectamente presentado sobre una base de queso fundido. Espléndido en todo: al punto, nada pastoso y muy cremoso, como debe ser.
Como segundo nos decantamos por el cuarto de cordero lechal asado para dos personas, a pesar de mi escepticismo –fruto de la experiencia en otros restaurantes donde lo sirven más bien seco aún siendo su especialidad. La sorpresa, sin embargo, es del todo grata, pues el plato resulta todo un acierto: la espalda, servida en una cazuela de barro, es tierna i crujiente a la vez, realmente buena.
El punto y final lo ponen una tarta de manzana caliente y un soufflé de chocolate caliente, que nos sirven en una mini cazuela.
Realmente es muy difícil encontrar puntos flacos. Quizás no se trate de una cocina muy innovadora, pero todo lo que hacen lo hacen muy bien. Los platos son muy completos y el producto, de gran calidad y cocinado al punto. Todo muy bien ejecutado, seguramente “sin prisa”.
Acabamos pagando 50 euros por cabeza, cosa que, después de lo que hemos disfrutado, no me parece en absoluto caro. Volverán a verme, de hecho ya pienso en los platos que pediré la próxima vez. En definitiva, un lugar donde quedaremos bien ante cualquier compromiso. Buena reputación más que justificada.
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5 / 10
Critica
Coure
Al atravesar el umbral de la puerta de Coure, me encuentro en un espacio elegante decorado en tonos marrones. En seguida me atienden y me conducen a mi mesa.
Pido sin pensarlo el menú degustación de 45€+IVA, aunque hay uno por 35€. Me apetecer probar el mayor número de platos posible, ya que muchas personas próximas me han recomendado el restaurante muy efusivamente. El servicio es amable, y pronto me traen pan de elaboración propia, palitos de pipas y curri, aceite y sal. De aperitivo, paté de jabalí.
El primer plato es un huevo cocido a baja temperatura con quinoa, cebolla deshidratada y ravioli de queso con caldo de ave. La textura del huevo está especialmente conseguida. En comparación con todos los huevos que he probado, este está realmente al punto. La combinación de gustos es correcta pero no excelente. Se trata básicamente de un alarde de técnica culinaria.
Después pasamos a la ostra con crema de moniato, lima y emulsión de jengibre. Aquí sí que pruebo algo diferente. Los sabores son buenos por separado y muy buenos combinados, forman un sabor nuevo, casi especial. Continuamos con la perdiz deshuesada con ceps y espinacas, seguida de la lubina con polenta, café y alcaparras. Muy correcto.
Llegamos al pichón en dos cocciones con risotto de ceps. Simplemente sublime. De repente, recupero la fe justo cuando pensaba que no iba a cumplir con las expectativas. Y cuando llegan los postres (aunque en general no soy gran amante de ellos), me acaban de convencer. La fruta de la pasión, mousse de coco y helado de menta es delicioso. Tan bueno junto como por separado. Para mí, el plato más redondo de todo el menú: original, sorprendente y muy bueno. Realmente de muy alto nivel.
Cuando doy por acabado mi menú, me sirven las texturas de chocolate con cerezas al licor. La verdad es que me cuesta emitir un veredicto ya que estoy tan lleno que ni lo disfruto.
Como conclusión puedo decir que las buenas críticas del restaurante son bien merecidas. El menú es completísimo y los platos son sorprendentemente generosos por tratarse de una degustación (quizás debería haber pedido el menú de 35€), hay altibajos pero todos los platos superan el notable. Sin duda, Coure es un restaurante que hay que tener en la agenda, ideal para muchas ocasiones como celebraciones especiales o comidas de negocios. Yo seguro que vuelvo.
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