PROCESO DE #DEMOLICIÓN CALZADA DEL HUESO 713 #SISMO 19S #COAPA

La #demolición de Calzada del Hueso 713, edificio dañado por el #sismo del 19 de septiembre (#19S) de 2017 en la zona de #Coapa, tomó sólo tres semanas. Una veintena de trabajadores realizaron una labor exhaustiva y, para el 8 de diciembre, ya sólo había un terreno donde antes estaba uno de los edificios más vistosos de la avenida.

Crédito: Alfonso Virués

#SISMO 19S: TESTIMONIOS DE SOBREVIVIENTES EN #COAPA

Sobrevivientes del #sismo del 19 de septiembre de 2017 dan su testimonio. Ellos habitaban el edificio ubicado en Rancho del Arco 32, zona de #Coapa, que colapsó casi en su totalidad durante el siniestro.

Realización, cámara y edición: Alfonso Virués

Entrevistas y sonido: Damián Maldonado

 

#DEMOLICIÓN TOTAL DE #MIRAMONTES 3010, #SISMO #COAPA 2017

Aceleran la #demolición del edificio #Miramontes 3010, uno de los más afectados por el #sismo del 19 de septiembre de 2017 (#19s). A los vecinos sólo les dieron 15 minutos para sacar sus cosas. La pérdida es casi total.

Cámara, edición y realización: Alfonso Virués

Entrevistador y sonido: Damián Maldonado

 

#SISMO 19S: IN MEMORIAM VÍCTIMAS DEL MULTIFAMILIAR TLALPAN

Homenaje a las nueve víctimas que perdieron la vida durante el derrumbe del edificio 1C del Multifamiliar #Tlalpan, en Taxqueña, Ciudad de México (#CD MX).

Crédito: Alfonso Virués

 

SISMO 19S EN #TOKIO 517: RESCATE DE PERTENENCIAS EN LA COLONIA #PORTALES, #CDMX

Vecinos de la Colonia #Portales, #Tokio 517, #CDMX, rescatan sus pertenencias, a más de dos meses del devastador #sismo del 19 de septiembre de 2017 (#19S). Sin esperar el aviso de la delegación, tomaron la iniciativa e ingresaron a recuperar objetos preciados, como documentos y muebles ligeros. #ReconstrucciónCDMX #FuerzaMéxico

Realización: Alfonso Virués

Entrevistador y sonido: Damián Maldonado

 

EL DOCUMENTAL MEXICANO: VIRTUDES, DEFICIENCIAS Y RETOS

Por: Alfonso Virués

** Publicado en la revista Tierra Adentro no. 193 (julio, 2014)

Muchos son los que están cantando victoria. Los que dicen que el cine mexicano ha mejorado muchísimo; que el hecho de que cortometrajes y largometrajes mexicanos ganen numerosos premios nacionales y extranjeros es prueba del auge que vive el séptimo arte en nuestro país. Por supuesto, este optimismo se extiende también al documental mexicano. Es cierto que hay importantes logros en contenidos y factura del documental. Ahí están, por ejemplo, los trabajos de Everardo González (Cuates de Australia, 2011) Alejandra Sánchez (Agnus Dei, 2011), Eugenio Polgovsky (Mitote, 2012), entre otros. Todos ellos logran abordar temas relevantes sin descuidar la propuesta estética y visual. Sin embargo, habría que detenernos antes de echar las campanas al vuelo, para analizar el tema desde otra perspectiva.

Al analizar más de cerca el fenómeno, cabe afirmar que el documental mexicano ha sufrido un importante deterioro, en su calidad y espíritu independiente, a partir de su utilización como medio para difundir los intereses de los grandes potentados del país. Echemos un vistazo al contexto en el que se da este fenómeno.

La presencia de Michael Moore dentro de la historia del documental fue, sin duda, muy importante. Su estilo revolucionó la forma de hacer documental al propiciar que este género, antes tachado de aburrido e impopular, fuera nuevamente accesible a un gran público. Con el éxito mundial de Bowling for Columbine (2002) quedó claro que el documental podía ser un producto comercial; todo un blockbuster. Sin duda, el hecho de que los trabajos de Moore se vieran en todo el orbe fue muy positivo, en gran medida porque la postura de este documentalista, ante la realidad sociopolítica de su país y el mundo es crítica e independiente.

Sin embargo, el fenómeno Michael Moore también representó una caja de Pandora, pues a partir de esta novedosa forma de concebir, escribir y realizar el documental, algunas personas vinculadas a los círculos de poder más derechizados comenzaron a ver en este género una nueva manera de hacer propaganda en favor de sus particulares intereses.

Caso emblemático de este nuevo tipo de documental, que se fusiona con las formas y fondos televisivos, es De panzazo (Juan Carlos Rulfo, 2012), documental narrado y conducido por una estrella de televisión llamada Carlos Loret de Mola, quien hace el papel de un “Michael Moore” de derecha que en teoría desentraña las causas del naufragio de la educación en México. No se necesita ser politólogo o especialista para deducir qué intereses económicos o políticos están detrás de dicho trabajo. Basta recordar que fue patrocinado por Televisa y los empresarios de “Mexicanos primero”, quienes buscan desde hace tiempo transformar la educación pública en un jugoso negocio.

Al traicionar la ética del documental, como en el caso de Juan Carlos Rulfo, los realizadores también merman la calidad de sus trabajos acercándolos a los lenguajes y discursos televisivos. Ir al cine, pagar por ver un documental y toparse con la versión de la realidad que ofrece la televisión es, a mi parecer, un absoluto despropósito. Si el espectador exigente y medianamente racional quisiera ver la interpretación de los poderosos, se quedaría en casa a sintonizar el Canal de las Estrellas para ver los reportajes de Primitivo López.

Lo interesante de un buen documental independiente radica en que, gracias a su espíritu ético, ofrece una versión contrainformativa o alternativa al espectador. Puesto que no está vinculado a los fuertes intereses económicos que mueven las industrias tradicionales, ni a intereses políticos, puede decir lo que no dicen los grandes medios de comunicación en sus programas “informativos” o noticiarios (de ahí el término “contrainformación”).

Es importante mencionar que históricamente el documental ha sido un género más cercano a las posturas políticas de izquierda (con algunas excepciones, por supuesto). En Estados Unidos, hay muy buenos ejemplos de documentales independientes. La decepción de Panamá (Barbara Trent, 1992), por ejemplo, muestra lo que realmente ocurrió durante la invasión estadounidense a Panamá, en 1989. Mientras los grandes medios de comunicación, como CNN, aseveraban que la intervención había sido pacífica, la realizadora Trent probaba, con testimonios y material audiovisual contundente, el uso de fuerza excesiva por parte de los invasores, la violación sistemática de los derechos humanos, así como la existencia de una cifra considerable de decesos, casi todos (obviamente) del lado panameño.

En el caso de México, es encomiable la labor contrainformativa, alternativa e independiente de realizadores como Óscar Menéndez o de productoras como el Canal 6 de Julio, cuyos trabajos siempre han mostrado realidades ocultas por las televisoras y la mayoría de los medios impresos.

Pero hay otros factores que obstaculizan el espíritu independiente y ético del documental. La difícil obtención de recursos para realizar un trabajo (muchas veces, si no es que la mayoría, provenientes del Estado), el deseo incontenible de ganar muchos premios (fenómeno conocido como la “premiocracia”), el anhelo de ser famoso mediante una difusión masiva, determinan en buena medida las temáticas y las formas que adoptará el realizador para llevar a cabo su proyecto documental.

¿Cómo logra entonces un director mexicano conseguir abundantes recursos para realizar un documental social y ganar muchos premios? Una primera vía sería la descontextualización. Un proyecto de temática social obtendrá más recursos económicos toda vez que no perjudique los intereses de los hombres de poder en México o de ciertas instituciones intocables. En términos más concretos, se puede abordar el tema de los niños pobres, por poner un ejemplo, siempre y cuando se omita el contexto. Está bien que se exponga el problema pero no a sus responsables. Tocar fondo, revelar nombres de altos funcionarios del gobierno como responsables de una desgracia social, ya no es bien visto. Es casi seguro, entonces, que un documental contextualizado, que señale culpables, no va a obtener muchos recursos ni premios. Y ya ni pensar que un día vaya a ser exhibido en la televisión; eso es más ingenuo aún.

La segunda vía para sacar adelante proyectos, con obtención de recursos y premios, es la de apegarse a las modas artísticas del momento que, por lo regular, tienen que ver con la boga europea. Actualmente, se ha fortalecido la tendencia del documental contemplativo, de ritmo lento, con fotografía preciosista. El discurso o el valor contrainformativo, con algunas excepciones, pasa a un segundo plano en este tipo de trabajos. Importa mucho más la estética que el valor de lo que se dice.

Pero entonces, y ante este panorama, ¿qué caminos le quedan al realizador de documental que no quiere traicionar su propia ética y que busca plantear algo relevante para la sociedad? El primer camino y más fácil es el retiro o la rendición que, desde luego, no es defendible. El segundo es tratar de sacar adelante su proyecto aprovechando las nuevas bondades que ofrece la tecnología y el internet.

Algunos realizadores de documental se ponen trabas mentales, pues desean sacar adelante sus proyectos forzosamente bajo esquemas de producción tradicionales. Quieren usar la cámara más moderna y costosa, iluminar con equipo ostentoso aunque no sea estrictamente necesario y rentar sofisticados accesorios de audio por cantidades elevadas. Esto, por supuesto, encarece muchísimo la producción. Pareciera que, para estos realizadores, es más importante la “pose” del cineasta o el “estatus” que las ganas de hacer un proyecto. Como si el hecho de usar lo más moderno y costoso fuera a compensar la falta de buenas ideas.

Afortunadamente, otros realizadores menos “alzados” ya usan cámaras que graban imagen con calidad muy buena y cuyos precios son accesibles. A principios de 2014, durante el rodaje de un proyecto de la maestría de documental del CUEC, UNAM, tuve oportunidad de trabajar con una sencilla cámara fotográfica digital de lentes intercambiables y de bajo costo; entonces pude constatar que la imagen que ofrece, en alta definición, es óptima. Este tipo de cámaras, al alcance de un sector más amplio, pueden ser la herramienta idónea para realizar un documental con espíritu independiente. En el caso del registro sonoro, también existen dispositivos a un costo relativamente bajo que ofrecen una muy buena calidad de grabación.

Este tipo de equipo tiene además la cualidad de ser sumamente ligero, lo cual permite, además, realizar proyectos con un grupo de trabajo reducido, lo cual abarata los costos. A veces tres o cuatro personas bastan para llevar a cabo un documental independiente.

En lo que a obtención de recursos respecta, internet también ofrece nuevas posibilidades que el documentalista independiente tendrá que explorar y, si es posible, explotar. Tal es el caso del crowdfunding que consiste, básicamente, en exponer en la red un proyecto que requiere fondos y no cuenta con el apoyo de ningún particular público o privado, por lo cual debe costearse mediante donaciones de personas interesadas en el proyecto, que realizan aportaciones voluntarias a través de diversos portales dedicados a este propósito. En México existe Fondeadora, un crowdfunding que ha financiado varias propuestas creativas, pero que tiene un gran inconveniente: los proyectos sólo se fondean si se cumple con la meta total de dinero que se planteó desde un principio. Por ello, muchos prefieren recurrir a alternativas como Indiegogo, una plataforma mundial de financiamiento cuyos criterios son más flexibles que los de Fondeadora.

La Hora de la siesta (2014) es un largometraje documental sobre dos familias que perdieron a sus hijos en el incendio de la Guardería ABC (2009), tragedia en la que fallecieron 49 niños. Es el trabajo de Carolina Platt, una artista audiovisual, originaria de Hermosillo, Sonora. Dicho proyecto logró rebasar los 90 mil pesos meta en Fondeadora. El dinero recaudado, a través de donativos de cien personas, se utilizó para pagar la producción, fotografía y edición.

 La exhibición del documental es un tema aún más espinoso. Desafortunadamente, los documentales mexicanos que más espectadores llevan a las salas son aquellos cercanos al discurso y estilo televisivos que son, también, los que tienen grandes patrocinadores detrás. Ya mencionamos el caso de De panzazo, pero también está Presunto culpable (Roberto Hernández, 2011) un documental que fue muy cuestionado desde el punto de vista ético y que, sospechosamente, contó con una demencial campaña publicitaria, así como con una amplia promoción gratuita en programas de Televisa. Obviamente, la mercadotecnia jugó un papel importante para que estos dos proyectos fueran vistos por muchos.

¿Cómo puede difundir y exhibir un documentalista independiente sus trabajos? Una primera opción es la venta del producto en librerías y otros establecimientos, tal y como lo han hecho por años el Canal 6 de Julio o el realizador Óscar Menéndez. La segunda alternativa, que no se contrapone con la primera, es la proyección del documental en festivales, cineclubes, universidades, cafés, salas de arte, etcétera.

Internet, asimismo, puede ser una tercera vía de difusión alternativa. Aunque sitios como Youtube o Vimeo tienen fuertes restricciones ante ciertos contenidos, la libertad que prevalece en la red es mucho mayor que la existente en la televisión o en las salas de cine comercial. Desde luego, están también los pocos que, con suerte, contactos y esfuerzos, logran colocar sus proyectos en salas comerciales (fundamentalmente Cinemex y Cinépolis, en el caso de México). Por desgracia, no pueden mantenerse mucho tiempo en cartelera ni atraer un público mayoritario; en parte por la competencia desleal de los productos estadounidenses, pero también por el boicot que ejercen los propios exhibidores contra el cine nacional. Esto se debe, por un lado, a que no perciben como un verdadero negocio la exhibición de cine nacional, pero también a que algunos contenidos pueden considerarse incómodos para sus propios intereses o los de ciertos grupos de poder.

En años recientes, se han atestiguado casos que dan cuenta de este lamentable fenómeno. Durante la promoción de su ópera prima El violín (2005), el cineasta Francisco Vargas, lamentó en varias apariciones públicas que las cadenas de exhibición aplicaran una forma de “censura económica” contra las películas mexicanas, en general. Y no se equivocaba. Poco tiempo después, el director mexicano Luis Mandoki señaló que Alejandro Ramírez, uno de los propietarios de Cinépolis, se había mostrado renuente a exhibir su documental Fraude: México 2006 debido a su temática, pues la obra ponía en duda la limpieza de los comicios electorales de ese año. Más recientemente, el realizador Everardo González, denunció un boicot contra Cuates de Australia (2011) por parte de los propios exhibidores, pues el documental se proyectó en horario compartido con otras dos películas desde su estreno; además fue sacado de cartelera antes de cumplir ocho días de exhibición, pese a que el acuerdo por ley es mantener una película por una semana, al menos.

En este contexto, resulta evidente la necesidad de explorar alternativas de financiamiento y exhibición que permitan desarrollar proyectos con la mayor libertad posible, aprovechando las bondades de las nuevas tecnologías y las vías de difusión alternativas. Ésta es la mejor forma de abordar temáticas socialmente relevantes y generar obras que presenten visiones críticas de la realidad.

OZPLOITATION!: DEMENCIA EN EL CINE AUSTRALIANO

Por: Alfonso Virués

Durante los años setenta y ochenta surge, en Australia, una tendencia cinematográfica que se ha denominado Ozploitation!… Dicha tendencia surge paralelamente al cine de la llamada Nueva Ola australiana, que incluía filmes de arte, como los de Peter Weir (Picnic at Hanging Rock), Bruce Beresford (Braker Morant) o Fred Schepisi (The devil’s playground). Dado su carácter independiente, los contenidos de las películas de explotación australianas son altamente tóxicos y subversivos. El sexo, los desnudos a la menor provocación, la violencia extrema, el racismo, el horror gore, lo sucio, la vulgaridad urbana, la misoginia, el sarcasmo y la parodia descarnada, entre otros, son elementos recurrentes en estas rarezas de la historia del cine.

Los años sesenta vieron surgir un enorme movimiento mundial de liberación juvenil. Australia también fue parte de estas transformaciones sociales. El feminismo y el pacifismo tuvieron un auge considerable, y junto con ellos entraron en apogeo la liberación sexual y el consumo de drogas. Es este contexto el que sirve de inspiración para el Ozploitation!

John Gorton (1968-1971) y Gough Whitlam (1972-1975) fueron dos primeros ministros que apoyaron la idea de un cine australiano fuerte. El empuje decidido de estos dos personajes aunado a la flexibilización de las leyes de censura, que consistía en la incorporación de la clasificación “R” (sólo para mayores de 18 años), permitió el florecimiento de esta tendencia cinematográfica con sus contenidos “tóxicos” de violencia y sexo explícitos. Uno de los primeros filmes de explotación fue Stork (1971), una comedia que abordaba el tema de la sexualidad australiana con mucha franqueza. Fue un gran éxito en taquilla. Las aventuras de Barry Mackenzie (1972), en tanto, narraba las experiencias sexuales de un australiano con un toque escatológico plasmado en la memorable escena donde el héroe Mackenzie vomita sobre la cabeza una persona.

Trailer de Stork (1971)

Anexo 1

Alvin Purple (1973) es una comedia sexual que explota las situaciones lujuriosas y los desnudos. Se trata de otro blockbuster con pingües ingresos en taquilla. Alvin Purple es un hombre sencillo que es constantemente perseguido por mujeres deseosas de sexo. Todo un hito en el cine australiano que se vio en muchas partes del mundo.

El joven Alvin Purple, tan acosado por las mujeres…

Anexo 2

Dentro del subgénero erótico-softcore podemos destacar filmes como Felicity (1979), la historia de una bella joven, interpretada por Glory Annen, que estudia en un colegio de monjas y emprende un viaje vacacional a Hong Kong. En este exótico lugar pierde la virginidad y vive, posteriormente, una serie de aventuras sexuales en compañía de otras bellas mujeres. Es notable el gran esfuerzo del director John D. Lamond por seleccionar actrices de una belleza deslumbrante que se desnudan a la menor provocación, para deleite del espectador.

¿Abuso del desnudo? Sí, pero qué buenos están: Felicity (1979)

Anexo 3

Si bien muchas de las películas de este movimiento son muy deficientes, en lo que a temática y valores de producción se refiere, también incluye algunas joyas que deben ser vistas. A continuación, menciono algunos títulos que considero imprescindibles por su originalidad en formas y contenidos.

Road games (1981) es un thriller muy efectivo con toques que nos recuerdan a Hitchcock. Dirigido por Richard Franklin, nos cuenta la historia de un camionero que le sigue la pista a un asesino serial. Destaca la presencia de una estrella norteamericana, de proyección internacional, como Jamie Lee Curtis.

Un filme de suspenso muy digno…

Anexo 4

Long weekend (1977) es una película de horror y suspenso sumamente original con grandes valores de realización, donde un matrimonio (conformado por Peter y Marcia) emprende una excursión a la costa australiana, en un intento por arreglar su destructiva y desgastada relación. A lo largo de su trayecto, van violentando la naturaleza; tal pareciera que uno de los mensajes de la película es que los seres humanos, tan capaces de destruirse mutuamente, no tienen empacho en acabar con el medio ambiente. Así pues, el joven Peter atropella un canguro y arroja un cigarrillo aún encendido a la vegetación sin importarle que eso pueda ocasionar un incendio. Una vez que han acampado cerca de la costa, su agresión contra la vida vegetal y animal (y contra ellos mismos) continúa. Ella arroja el huevo de un águila contra un árbol, mientras que él mata a una vaca marina dejando huérfano a su cachorro. De repente, la naturaleza empieza a cobrar venganza y, es entonces, cuando la pareja vive una pesadilla donde el reino animal embiste contra ellos.

Quizás el filme de horror más afortunado del Ozploitation!: Long weekend (1977)

Anexo 5

Australia after dark (1975)  es uno de los documentales (con toques de falso documental) más estilizados que he visto. Un auténtico mosaico de la Australia rara, pecaminosa y exótica. La voz del narrador nos invita, desde el inicio, a conocer “lo extraño, lo erótico, lo feo, lo perturbador, lo obsceno y lo bello de Australia”. Bajo esa convención, se nos lleva a un fascinante recorrido por las cosas más peculiares del lejano país. A lo largo de hora y media, vemos un artista que usa a mujeres desnudas como brochas humanas para hacer extravagantes pinturas, una sesión de prácticas sadomasoquistas, mujeres que bucean como Dios las trajo al mundo, prácticas de brujería, féminas revolcadas en lodo, restaurantes donde los gusanos son el platillo fuerte, bikinis, playas nudistas y hasta testimonios de personas que vieron ovnis en una región emblemática de Australia… Esta yuxtaposición de elementos aparentemente “disociados” resulta muy gratificante para el espectador.

Un documental extraño y fascinante: Australia after dark (1975) 

Anexo 6

El regreso del Capitán Invencible (1983) es una delirante comedia sobre un ex superhéroe norteamericano (una parodia de Superman) que acaba viviendo en Australia, como un ebrio vagabundo, después de ser acusado de comunista por el macartismo. Cuando el malévolo supremacista Mr. Midnight (interpretado por el legendario Cristopher Lee) se roba un arma ultrasecreta para llevar a cabo un plan de limpieza étnica, el presidente de los Estados Unidos recurre al Capitán Invencible para salvar al mundo. El superhéroe retoma su intrépida vocación aceptando la misión que le encomienda el mandatario y logra detener las perversas aspiraciones de Mr. Midnight, después de librar heroicas batallas (que incluyen una guerra de pastelazos y la resistencia del Capitán a sucumbir ante las bebidas alcohólicas, que son  su “criptonita”). Si la historia nos parece original hasta este momento, cabe decir que el filme contiene otro ingrediente que lo hace aún más innovador: es un musical. La subversión de las fórmulas del subgénero cinematográfico de superhéroes, además de los brillantes números musicales (incluido uno donde el mismísimo Cristopher Lee canta), hacen de este largometraje un imprescindible del Ozploitation!

Trailer de El regreso del Capitán Invencible (1983)

Anexo 7

¡Cristopher Lee canta al Capitán Invencible!

Anexo 8

Actualmente, se siguen realizando películas que rescatan la tradición del Ozploitation!. El filme Rogue (2008), con su cocodrilo gigante atacando a un grupo de gente, o la muy afortunada Wolf creek (2005), que recoge la tradición del psicópata acosador de la carretera (nos recuerda a Road games), son claro ejemplo de ello. Cabe mencionar que estas películas han servido de inspiración para importantes directores contemporáneos. Quentin Tarantino, por ejemplo, ha mencionado que Patrick (1978), filme de horror sobre un joven en estado de coma que desarrolla poderes telequinéticos, fue un referente obligado cuando realizó Kill Bill (2003).   

Patrick (1978), una película inspiradora…

Anexo 9

Un ejemplo de neozploitation: Wolf creek (2005)…

Anexo 10

LA OTRA PROPAGANDA

Por: Alfonso Virués

La propaganda nazi o la soviética tenían como una de sus características fundamentales la contundencia del mensaje y del discurso. Cuando vemos un filme de Leni Riefenstahl no nos cabe la menor duda de que estamos ante una pieza promotora de los valores del nazismo: la supremacía y fortaleza de la raza aria, las bondades del estado nacionalsocialista, etc. Las imágenes que se nos presentan ayudan a expresar estas ideas. En el prólogo del filme Olympia (1938), por ejemplo, se nos muestra la concepción del hombre ario que impulsaba el régimen nazi: “sólo la salud y la fuerza importan”, era el mensaje expresado en las imágenes de un hombre desnudo y musculoso exhibiendo su enorme fortaleza al tomar impulso para lanzar un disco o una jabalina. Cualquier asomo de debilidad no tenía cabida en ese arquetipo humano tan elogiado por Adolfo Hitler.

Dentro del amplio universo de películas que conforman al cine norteamericano (que incluye filmes de todo tipo, incluso una vertiente minoritaria de cine progresista), en tanto, tendríamos que distinguir, por lo menos, tres tipos de propaganda: la primera es la más evidente, financiada y producida por el ejército o la marina, cuyos temas son apologías abiertas del sistema capitalista o discursos en contra del comunismo o cualquier otra doctrina que contravenga la democracia (entendida a la norteamericana). Podríamos llamarle propaganda oficialista.

El segundo tipo de material propagandístico es el realizado por los estudios hollywoodenses en tiempos de emergencia nacional, llámese guerra o amenaza externa. Este tipo de propaganda, que podríamos denominar “evidente”, es también muy directa y contundente en sus objetivos. Siempre deja claro cuáles son los blancos de su ataque, ya sean japoneses, soviéticos, negros, alemanes, etcétera. Busca, entre otras cosas, sumar al pueblo a una causa “justa” y conducirlos hacia el patriotismo en tiempos “difíciles”. Buena parte de la producción de los grandes estudios cinematográficos, durante la Segunda Guerra Mundial e inicios de la Guerra Fría, se volcó hacia la promoción de los llamados valores democráticos (léase los impulsados por el gobierno de Estados Unidos) y el denuesto de los “ismos” (fascismo, primero, y después comunismo). La Warner Bros y los estudios Disney sumaron una buena proporción de sus dibujos animados a la causa patriótica del momento. De esta forma, personajes como el pato Donald o Bugs Bunny daban lecciones antifascistas en plena guerra. Disney produjo, entre otros cortos, la animación Education for death (1943), un claro ejemplo de propaganda anti nazi cuya finalidad era mostrar al público estadounidense la forma en la que educaban los nacionalsocialistas a sus niños. El personaje central de esta pequeña historia es Hans, un niño que es educado por el régimen nazi, bajo la doctrina de “la violencia” y “la sobrevivencia del más fuerte”. Quizás la parte más memorable de este dibujo animado es aquélla donde se muestra una historieta tipo “La bella durmiente” supuestamente usada por los nazis, para adoctrinar a los infantes. En ella aparece una bruja (que representa la democracia) hechizando a una robusta mujer (Alemania) que padece un sueño perenne; el príncipe que llega a sacar de su eterno letargo a la “bella” durmiente es ni más ni menos que un Hitler hipercaricaturizado que sufre desplantes de ira y violenta oratoria que lo hacen enrojecer.

La educación nazi vista por la propaganda norteamericana en Education for death (1943)

Anexo 1

Si bien este corto no presenta a los personajes famosos de Disney, otros dibujos animados sí los incorporarían. El pato Donald fue muy usado en esta propaganda. Der Fuehrer’s face (1942) presenta a un Donald inmerso en la dinámica belicista de la Alemania nazi. Lo vemos despertarse con un bayonetazo infligido por un comandante fascista e, inmediatamente después, tiene que saludar con el brazo extendido y la palabra “Heil”, a la usanza nazi, a los retratos de Hitler, Hiroito y Mussolini. En seguida somos testigos de las desventuras que debe pasar el desafortunado pato en ese mundo hiperdisciplinado y violento: leer Mi lucha mientras desayuna un pan duro y viejo, como preámbulo de una larga y ardua jornada de fabricación de armamento. En una suerte de taylorismo belicista, Donald ejecuta un trabajo extenuante y mecanizado: atornillar con sus propias manos las puntas de las balas y bombas que van pasando a gran velocidad sobre una banda. “Motivado” por un himno nazi que invade el ambiente, nuestro pato llega a un punto de quiebra, sobre todo porque debe intercalar su ardua labor con constantes saludos a Hitler. La situación se desborda en un delirio onírico-pasadillesco donde las balas (y bombas) cobran vida y poseen rostros malignos con colmillos devoradores; estos artefactos vivientes comienzan a golpear y pisotear a Donald. De repente todo explota y, para nuestra sorpresa (o quizás no), pasamos a un plano abierto de Donald despertándose con su pijamas de barras y estrellas (la bandera de Estados Unidos). Afortunadamente, todo era un sueño. El emplumado personaje de Disney se alegra y besa una réplica de la Estatua de la Libertad que tiene junto a la ventana; concluye diciendo, con su cómica voz: “Me alegro de estar a salvo en los Estados Unidos de América”.

Las desventuras del simpático pato Donald en el violento mundo nazi: Der Fuehrer’s face (1942)

Anexo 2

A fines de la década de los años cuarenta y principios de los cincuenta, en plena etapa de delirio anticomunista, surgen películas como Me casé con un comunista (1949) Soy un comunista del FBI (1951)Creo que los títulos son tan contundentes que resulta innecesario abundar en el contenido de las mismas.

The woman on pier 13 (1949), mejor conocida como Me casé con un comunista

Anexo 3

Algunos autores ven en la década de los sesenta una relajación en la propaganda evidente de Hollywood, pero ésta renace con gran fuerza en la década de los setenta con filmes como Rocky (1976) y alcanza su punto culminante en la era de Ronald Reagan, con piezas clásicas tipoRambo (especialmente la segunda y tercera entregas) o Red dawn (1984); ambas de clara inspiración antisoviética o antivietnamita. Este cine se correlaciona con un contexto específico, como es la era de Ronald Reagan, presidente que exaltó el patriotismo mediante una política exterior dirigida a frenar la “expansión” soviética-comunista. El ex actor hollywoodense intervino decididamente en países como El Salvador o Nicaragua, para debilitar a las fuerzas populares que, de acuerdo al léxico reaganiano, formaban parte de una conspiración cubano-soviética.

Este contexto explica, en gran medida, por qué en los años ochenta surgieron películas como Rambo III (1988) que, irónicamente, ponen al héroe norteamericano del lado de los talibanes (sus posteriores archienemigos), en contra de los soviéticos.

Los soviéticos ayudados por los cubanos invaden EUA: Red dawn (1984)

Anexo 4

Otro tipo de propaganda en el cine norteamericano es la oculta o “disimulada”. Esto no significa que no logre su objetivo de llevar mensajes pro americanos a todo el mundo, sino que dichos mensajes están más escondidos ante los ojos del espectador promedio. De esta forma se introduce un conjunto de ideas en la cabeza de una persona sin que ésta esté consciente de ello. Es, digámoslo así, la propagación del estilo de vida o los valores (o antivalores) estadunidenses oculta bajo la careta de “diversión”. Una comedia de adolescentes o un filme romántico pueden, en la mayoría de los casos, estar aderezados con el ingrediente ideológico: la realización del sueño americano, el final feliz, la autosuperación, el concepto puritano-capitalista del éxito, la promoción del consumismo, el materialismo y la frivolidad. Muchas de las películas nominadas y ganadoras de los premios Oscar tienen estos ingredientes. Algunos títulos: El peleador (2010), El discurso del rey (aunque ésta podría incluirse en la propaganda evidente), Una mente brillante (2001), Sixteen candles (1984), Ferris Bueller’s day off (1986), El pelotón chiflado (1981) e infinidad de filmes más…

Cabe mencionar que la propaganda norteamericana oculta es más efectiva (en tanto producto no identificable como propaganda), en muchos sentidos, que la nazi o la soviética. Esto no quiere decir que sea de mejor calidad; por el contrario, uno de sus rasgos más efectivos es precisamente su carácter de producto chatarra hecho para escapar un rato de la realidad, con sus mensajes “disimulados”.

No es desmesurado decir que Hollywood es, desde hace algunos años, el aparato propagandístico más importante y poderoso del planeta. Esta afirmación se sustenta por los alcances que la propaganda norteamericana tiene y ha tenido durante el siglo XX y lo que va del XXI. Las películas de “diversión” producidas por los grandes estudios cinematográficos llegan a casi todos los rincones del orbe.