XXXV

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Harry's POV

Siempre fui un tanto rencoroso, en realidad, tengo que decir que bastante rencoroso. Cuando Margareth rompió mi disco de Coldplay recuerdo que no le hablé durante al menos dos semanas, cuando descubrí que Zayn había tratado de besar a mi hermana recuerdo que no nos hablamos durante un mes. Sin embargo, cuando descubrí que Navah efectivamente había besado a Liam, solamente aguanté un par de horas estando enojado con ella, siendo esta la grandiosa excepción a mi regla.

Y aunque lo habíamos conversado, que me había prometido no volver a ver a Liam, a pesar de todo eso, que habíamos tenido una magnífica reconciliación, todavía no la perdonaba, en lo absoluto. El resentimiento y la rabia seguían ahí, acumulándose, dispuestos a explotar en cualquier momento. Ahí estaba, junto con las palabras exactas del mensaje de Liam, las que se me repetían una y otra vez en la mente, incansable e incesablemente.

"Navah, deja de ignorarme, por favor. ¿Podemos hablar del beso y de lo que pasó la otra noche? Te extraño."

Trataba, realmente trataba de confiar en mi chica, me repetía a mí mismo que era lo mejor que podía hacer. Mas no podía cerrarme totalmente a la posibilidad de que quizás hubiese ocurrido algo. Por más que quería creerle a Navah, por más que quisiera apostar y poner mis manos al fuego por ella, la duda igualmente estaba ahí presente, fastidiándome mediante la maldita incertidumbre en un maldito nudo en la garganta.

En cuanto el avión despegó del piso, cerré los ojos, deseando poder sentir la mano de la rubia entrelazándose a la mía. En cambio, lo único que tenía junto a mí eran Zayn y Louis, por lo que francamente no se me apetecía tomarle la mano a ninguno de los dos.

Esa noche viajaríamos a Los Angeles, California, un vuelo que se limitaba meramente al ámbito profesional. Teníamos un cierre de negocios pendiente con los nuevos inversionistas norteamericanos de los Hoteles Styles, no obstante, el trabajo no conseguía opacar o hacer menos grato el viaje.

Viajar era una grandiosa terapia cuando se trataba de mí. Me despejaba por completo y me servía para enfriar la cabeza y pensar con mayor claridad. Un par de días lejos de mi novia parecían entonces el mayor de los alivios posibles. Mientras que ella se concentraba en su ballet, yo podría dedicarme a sencillamente llenar mi cabeza con mierdas económicas, números y cifras. Casi estaba ansiando tener esas eternas charlas con los socios donde no hablábamos más que de inversiones, hotelería, dinero y ganancias.

-Luces pésimo, hermano -señaló Tomlinson, mirándome de reojo y recibiendo uno de los vasos de whisky que nos ofrecía la azafata. Yo también recibí el mío y le di un largo sorbo-. Cambia esa expresión de mierda, nos vamos a LA.

Cerré los ojos disfrutando el dulce sabor del alcohol. Doble, a las rocas. Simplemente fabuloso.

-Me siento pésimo -admití.

-¿Y eso?, ¿Problemas en el paraíso? -inquirió Zayn, que se encontraba sentado a mi izquierda.

Asentí.

Mi gran problema tenía un nombre y apellido.

-Solo es... Navah -resoplé, con desgano.

-Te aseguro que no es nada que Los Angeles no pueda solucionar, ¿No? -sonrió el pelinegro a modo de consuelo.

Le devolví el gesto sin entusiasmo. Desafortunadamente no creía que esta vez Los Angeles pudiese ser suficiente como para hacerme olvidar la mierda que intoxicaba mi cabeza.

-Eso espero... -musité.

(...)

Luego de diez horas de viaje, un tedioso día de trabajo, reuniones, conversaciones y preparativos para contratos, presentaciones y un montón de porquerías más, Chantelle, Zayn, Louis y yo decidimos cerrar nuestro productivo día en el bar del hotel, aprovechando de celebrar que habíamos recibido el "sí" de los norteamericanos que firmarían con nosotros, siendo un gran potencial para la expansión de la cadena.

Million Dollar Man » Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora