Los aromas de reducción en el vino son uno de sus mayores defectos. Aquí te contamos qué son realmente, de dónde vienen y cómo podemos deshacernos de ellos.
Un vino reducido (y, por ende, los aromas de reducción) son temas siempre debatidos cuando hablamos de cata de vinos. Los aromas de reducción son una familia de olores generados cuando el vino ha estado poco aireado, confinado en un espacio cerrado (como por ejemplo una botella). Estos aromas, derivados del sulfuro de hidrógeno, pueden manifestarse de diversas formas: desde el olor a huevos podridos hasta notas de ajo o cebolla, e incluso reminiscencias de col o repollo cocido.