lunes, 22 de abril de 2024

Seis millones de muertos en vida en España

Publicado el 22 de abril de 2024

Antes de la pandemia, en España, éramos unos 4 millones de personas padeciendo Fibromialgia, Encefalomielitis miálgica, Síndrome químico múltiple e Hiper sensibilidad electromagnética que irrumpieron en nuestras vidas por algún virus o infección que padecimos. Hoy somos más de seis millones y medio por la incorporación de los Long Covid o Covid persistente a quienes no se les atribuye aún, o con mucha reticencia, los nombres de Fibromialgia o Encefaliomelitis mialgica para no aumentar las duras estadísticas de estas enfermedades que siempre se han querido negar por las autoridades sanitarias y políticas, al parecer por temas económicos.

Asombrosas estadísticas que demuestran que, como lo publicaba el Heraldo Salud en 2023, este tipo de enfermos están más sujetos a tentativas de suicidio que otras personas cualquieras a consecuencia del dolor crónico que padecen. A pesar de las campañas para proteger a los enfermos del suicido nunca ningún estamento se acercó a los enfermos crónicos incapacitados para apoyarles.

Tampoco hubo acercamiento, reunión o planteamiento de parte de los gobiernos para subvencionar la investigación, ayudar materialmente o moralmente a dichos enfermos. A pesar que la OMS reconociera parte de dichas enfermedades como orgánicas, y no psicosomáticas como desearían muchos sanitarios que ignoran aún que miles de investigadores están buscando los marcadores de estas señaladas y dramáticas patologías.

¿Cómo viven dichos enfermos? ¿O mejor dicho como malviven esta muerte en vida sufriendo dolores desmedidos, reacciones inconcebibles a ciertos productos, perdidas de equilibrio, remisión de la cognición, mareos, perdidas de conocimiento …? No podemos nombrar todos los síntomas porque son demasiados. Pero si subrayaremos la incapacidad para desarrollar un oficio, el estigma y la humillación por parte de la sanidad, la justicia, el aislamiento social, la indiferencia de todos frente a unas personas que enfermaron y otras que sufrirán la misma suerte porque estas demoledoras dolencias le tocan a cualquiera.

Y ustedes pensarán: mientras no les toque a mis hijos, a mi familia, no me importa. Opinan lo mismo que los altos dirigentes. Sólo las padecen seis millones y medio de personas en España y cuando mueran problema resuelto. No el problema nunca se resolverá, es una espiral que va aumentado y devorando a las personas de a pie.

Y antes de que estas enfermedades hurguen en su familia, los enfermos quieren volver a gritar su repulsa a un sistema que les empuja hábilmente al silencio y a la muerte.

Este 12 de mayo les esperan en Alicante para exigir que aprueben una propuesta de ley que llevan años presentando sin que nadie se inmute. Los enfermos pretenden que se respete la constitución que dice ampararles. Quieren una vida digna.

Harmonie Botella.

Fibro Protesta Ya

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Fuente: https://kaosenlared.net/seis-millones-de-muertos-en-vida-en-espana/

domingo, 21 de abril de 2024

La extrema gravedad e injusto ninguneo del síndrome de fatiga crónica

Incapacitante, sin marcadores para el diagnóstico, sin tratamiento y sufrida en su mayoría por mujeres. Tiene todas las papeletas para ser invisibilizada por el sistema de pensiones. El número de casos podría llegar a 1,7 millones en España.

Como en Magdalena, óleo de Eva Bonnier, más del 80% de las afectadas por esta dolencia incapacitante son mujeres.  

MADRID 20/04/2024 21:31

LAURA G. DE RIVERA

"Muchos lo consideran todavía una patología banal, cuando estan severa como la esclerosis múltiple en cuanto a los síntomas y discapacidad que genera", señala a Público la doctora Eva Martín, especializada en encefalomielitis miálgica en el Hospital de Manises (València).

También conocida como síndrome de fatiga crónica (EM/SF), nos referimos a una dolencia multisistémica -puede afectar al sistema inmunitario, el neurológico, el cardiovascular y el endocrino-. Crónica y debilitante, está clasificada como trastorno del sistema nervioso por la OMS. Hace que cualquier actividad cotidiana sencilla, tanto física como cognitiva, resulte extenuante: desde leer un libro a abrir una persiana.

No solo incapacita para trabajar, sino que las afectadas pueden verse postradas en una cama o enclaustrados en casa, privadas de relaciones sociales. Y decimos "las" porque son, en su mayoría, mujeres. Una investigación reciente de la Universidad de Edimburgo realizada con 17.000 pacientes fija el porcentaje en un 83,5%.

Aumento exponencial de EM tras la covid-19

En este contexto, el número de casos se ha multiplicado tras la pandemia, asociados a la covid persistente. En uno de cada tres pacientes el desencadenante es una infección viral, como es el caso del SARS-CoV19, nos dice Martín. En los otros dos tercios, los detonantes son difusos, desde una intervención quirúrgica, tras un parto, una situación de estrés agudo.

En cifras, estamos hablando de que si había una estimación de 337.050 casos en España antes de la covid-19, hoy el número podría superar los 1.700.000, según datos de una declaración institucional de posicionamiento de las Cortes de Castilla la Mancha. Solo en Madrid, de acuerdo con cifras de la asociación de pacientes SFC/SQM, se habría pasado de 84.000 afectados antes de la pandemia a más de 200.000 en la actualidad.

No es "cosa de histéricas”

"Los afectados están sufriendo mucho, está siendo muy injusto por parte del sistema en su conjunto. Nadie toma la responsabilidad. Cuando piden la incapacidad, les dicen que no les pasa nada. Maltrato institucional, lo llaman los pacientes", denuncia la doctora Martín, que lleva diez años especializada en esta problemática.

En su opinión, uno de los problemas es que "los médicos no estamos bien formados, pero ya no podemos seguir escudándonos en que no se conoce la enfermedad, porque hay mucha investigación".

En este sentido, todavía siguen haciendo daño ideas erróneas y anquilosadas, como las que recoge un artículo británico publicado en 1970 sobre el aumento de casos de EM tras una epidemia vírica en 1955: "Existe poca evidencia de que sea una enfermedad orgánica del sistema nervioso central; la histeria es una explicación mucho más plausible", dice. Aunque con los años se han ido refutando y dejando en evidencia los métodos y los prejuicios de este estudio, las pacientes todavía siguen sufriendo sus secuelas.

El mismo daño que han hecho tres creencias infundadas, pero profundamente arraigadas: "mejora sola con el tiempo", "es un trastorno psicológico" y "es recomendable el ejercicio físico". Nada de esto es cierto.

De hecho, el elevado peaje que se cobran estas falacias queda patente en estudios como el publicado el pasado mes de febrero en la revista Cell, realizado en la Universidad de Basilea (Suiza) que analiza las causas que disparan los pensamientos de suicidio en quien padece EM. La primera, "que el médico les diga que su dolencia es solo psicosomática".

Cuando el médico no sabe qué hacer contigo

Son un grupo de pacientes "incómodos" en la consulta. "Tienden a ser rechazados porque dan mucho trabajo. No hay protocolos de tratamiento. Como médico, tienes que aceptar que estás ante alguien con una enfermedad crónica grave e incapacitante para la que no tienes tratamiento", nos confía Martín.

Hasta el momento, solo se pueden abordar los síntomas: el dolor, los problemas digestivos, trastornos del sueño y del estado de ánimo, disautonomías.

Encima, tampoco es fácil de diagnosticar, lo que hace que se minimice e infravalore o, peor aún, que se la tilde como un problema psicológico, sobre todo, en los casos menos severos. Entonces, el enfermo se cansa de ser puesto en duda, "deja de ir a consulta porque no le aporta beneficio y porque le cuesta un esfuerzo inmenso desplazarse hasta allí", nos cuenta Martín.

"Cuando el médico no tiene una formación en EM, los síntomas le parecen difusos, parecen no tener sentido. En la analítica ves que todo es normal, que nada explica lo que indica el paciente. Cuando describen su fatiga, solo si sabes escuchar y conoces la enfermedad, te das cuenta de que no es cansancio normal de no haber dormido bien y de estar estresado", apunta Martín.

"A nivel de investigación, hay marcadores inflamatorios, pero no se aplican en la clínica", nos aclara Martín. Es decir, las personas de a pie todavía no se pueden beneficiar aún de ellos en la consulta.

Por eso, las asociaciones de afectados piden que se ponga en práctica una Resolución Europea que, ya en 2020, solicitaba mayor investigación, así como formación para los profesionales de atención primaria y especialistas en medicina interna, reumatología, neurología, inmunología, digestivo y pediatría.

Sin trabajo y sin pensión de incapacidad

"La covid persistente nos dio la esperanza de que por fin se visibilizaría la EM, pero de pronto parece que ha sido silenciada de nuevo", observa Martín. ¿Será porque no hay dinero para pagar la incapacidad a tantas personas que han enfermado a raíz de la covid?

Como aventura esta experta, tristemente, "la visibilidad se logrará el día que llegue un laboratorio farmacéutico con un tratamiento que le interese promocionar y vender".

Fuente: https://www.publico.es/ciencias/extrema-gravedad-e-injusto-ninguneo-sindrome-fatiga.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-medium

miércoles, 27 de marzo de 2024

Francisco Westermeier, científico: “La fatiga crónica puede también ser gatillada por virus, uno de ellos el SARS-COV-2”


Es bioquímico y académico  la U. de Ciencias Aplicadas FH Joanneum en Graz, Austria. Desde hace tres años se dedica a estudiar el síndrome de fatiga crónica. Recién publicó un artículo en la revista Scientific Reports, de la prestigiosa editorial Nature, donde expone la importancia de estudiar este síndrome, fuertemente asociado a las infecciones virales, incluyendo el virus causante del COVID-19: el temido SARS-COV-2.

Estudió Bioquímica en la Universidad Austral, en Valdivia, para luego especializarse en Fisiología en la Universidad Católica, donde obtuvo un magíster y un doctorado. Luego de realizar un post-doctorado en la Universidad de Chile, se radicó en Graz, Austria, ciudad en que hoy vive junto a su familia. Allí es profesor e investigador de la U. de Ciencias Aplicadas FH Joanneum.

En el inicio de su carrera, Francisco Westermeier se interesó en estudiar las consecuencias cardiovasculares de la diabetes y la obesidad; y ahora investiga las del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), una enfermedad multisistémica compleja y debilitante, que consiste en un agotamiento persistente, deterioro cognitivo y dolor crónico que puede empeorar con el tiempo.

Dificultades para concentrarse, problemas de memoria, mareos, incapacidad de mantenerse en pie o incluso hablar son algunos de los síntomas que enfrentan los pacientes que presentan esta enfermedad, también conocida como Encefalomielitis Miálgica. Según Westermeier, elemento clave es que los pacientes diagnosticados presentan fatiga por más de 6 meses. Para conocer mejor lo que padece un paciente con fatiga crónica, recomienda el documental Unrest, de Netflix, sobre la historia de una estudiante que comenzó a padecer las consecuencias de este síndrome, dejándola postrada en cama.

Decidió comenzar a investigar el tema hace tres años atrás, con el fin de descubrir nuevas piezas del complejo rompecabezas de esta enfermedad, que afecta al menos a 25 mil personas en Austria y entre 65 y 78 millones de personas en el mundo, según la Dra. Maureen Hanson, experta en alteraciones metabólicas en fatiga crónica. “Cuando me propusieron estudiar esto, me di cuenta de que no había nada, cero investigación en Austria. Vi en esa falta de evidencia una súper buena oportunidad para hacer algo desafiante conectando lo que había aprendido antes en otras patologías”, dice Westermeier.

En mayo de este año, la revista Scientific Reports de la editorial científica Nature publicó un estudio liderado por él sobre el potecial impacto vascular de la fatiga crónica, que es la primera investigación centrada en esta enfermedad en Austria. Según explica el bioquímico, los hallazgos de este estudio sentaron las bases de su nuevo proyecto que plantea la necesidad de tomar en cuenta el papel de las infecciones virales en el desarrollo de esta enfermedad y de reforzar la necesidad aumentar el financiamiento para estudiarla más en profundidad.

¿Cómo se caracteriza la fatiga crónica?

-Este síndrome es una extrema fatiga que no se alivia con descanso, ese es un punto muy importante. Además, los pacientes que cursan con esta enfermedad no pueden realizar ningún tipo de actividad física ni tampoco esfuerzo mental. Por mi área de investigación, he tenido la oportunidad de estar en contacto con varios de ellos y, en algunos casos, no pueden mantener una conversación como la que estamos teniendo nosotros, necesitan parar, porque les genera mucho cansancio mental. Esa es la gran diferencia de la fatiga cotidiana o el concepto que tenemos del cansancio. Estos pacientes también sufren mucho estigma.

¿Por qué?

-Porque lo primero que uno escucha o lo que piensa cuando escucha fatiga es que esta persona está cansada solamente y no es así. Hay un tema social terrible relacionado a que lo que sufren estas personas es mero cansancio o flojera. Eso se asocia también con que estas personas no tienen el apoyo de los sistemas de salud, porque esta condición no es tan conocida.

¿Cuáles son sus causas?

-La causa exacta no es está clara hoy, lo que sin duda es un problema. Sin embargo, hay sólida evidencia que asocia este síndrome con alteraciones a nivel metabólico con fuerte impacto a nivel del sistema inmune y nervioso autónomo. Cuando no conoces la causa, es difícil estratificar a estos pacientes, porque es un grupo super heterogéneo. Eso sí, muchos de estos pacientes presentan una infección viral previa como el inicio o el causante de la enfermedad. Entonces, este síndrome puede ser gatillado también por distintos virus, uno de ellos el SARS-COV-2.

¿Cómo se trata esta enfermedad? ¿Tiene cura?

-Lamentablemente, hoy el tratamiento está solo enfocado en remediar los síntomas. Esta es una enfermedad multisistémica, lo que implica que el tratamiento depende de cada paciente y sus síntomas. Por ejemplo, si en algunos pacientes se asocia mucho al dolor, es darle medicamentos para sobrellevarlo. Hablar de cura, lamentablemente hoy es súper difícil. Mi sensación es que quizás, con todo lo que está pasando con el COVID-19, probablemente va a llegar a un punto de fusión entre estas condiciones y la cantidad de evidencia que se va a generar en los próximos años va a llevar a que luego se trabaje en el tratamiento, pero hoy no hay absolutamente nada.

“Eso sí, hay cierta evidencia que necesita confirmarse respecto a que, como se conoce en este caso que el long COVID es causado por el SARS-COV-2, virus que genera el COVID-19, hay pacientes que han reportado una mejoría en sus síntomas luego de recibir la vacuna. Si eso yo lo pienso en retrospectiva con los pacientes de fatiga crónica infectados por otros virus, habría que identificar en ellos cuál fue el virus gatillante y ahí intentar buscar alternativas de tratamiento. El problema es que son muchos virus, incluso enterobacterias también. Hay que tener súper claro que la fatiga crónica involucra una serie de gatillantes, entonces encontrar una cura va enfocada en determinar primero cuál fue la causa del problema.


¿Qué relación tiene este síndrome con el COVID-19?

-La conexión de ésta con el long COVID, que es lo que se conoce como las secuelas que puede generar la infección con este virus, es que ambas condiciones están súper relacionadas por los síntomas de debilitamiento y fatiga. Ambos grupos de pacientes desarrollan síntomas muy parecidos y lo más probable es que aquí viene un problema súper grande respecto a cómo vamos a manejar una gran cantidad de personas que no van a poder trabajar, que no van a estar en condiciones de hacerlo y van a estar postrados.

“Uno de cada cuatro pacientes de fatiga crónica no es capaz de levantarse de la cama. Es decir, están asistidos 24 horas al día por sus familias y no están cubiertos por los sistemas de salud, porque al ser una enfermedad poco conocida, suele quedar fuera de la cobertura y no sólo en Chile, sino que también en Austria y otros lugares de Europa. Es tremendo, porque estas personas es como que desaparecieron del mundo. Muchos de ellos están postrados en cama sin poder moverse, ni pararse de su cama ni poder ir a un médico o hacerse exámenes de sangre”.

¿Cómo puede afectar a la fuerza de trabajo?

-Es un tema, porque es un hecho que las mujeres lamentablemente están más propensas a desarrollar este tipo de síndromes de fatiga post-infección viral. Como hoy no están cubiertos, hay un vacío enorme. Creo que el punto de partida es poner este tema sobre la mesa, porque es un tema súper complejo y delicado que debe ser tratado y que nos va a pegar fuerte en todo el mundo. Es gente que no se puede levantar ni tiene la posibilidad de trabajar y hay que buscar la forma de informar sobre esta condición.

¿Qué panorama enfrentan hoy estos pacientes que presentan secuelas post-infecciones virales en cuanto a su rehabilitación?

-En cuanto a la rehabilitación, como es multisistémico, va a depender de los síntomas del paciente, porque en algunos casos son gente que no se puede levantar de la cama. En otros casos más moderados, la gente puede hacer algún tipo de actividad en su casa, pero pasan ciertos periodos en los que tienen que volver a la cama de nuevo y no se pueden levantar. He escuchado a muchos de ellos durante este tiempo de pandemia que nos comentan que mucho de este encierro que hoy vivimos todos durante esta pandemia, ellos lo llevan experimentando 10 ó 20 años.

“Para ellos, estar en una pieza o una casa sin poder moverse, sin poder salir es algo que han vivido un montón de tiempo entonces esto de alguna manera ha ayudado a visibilizar a muchos de estos pacientes que han sido negligenciados por años por una enfermedad que, lamentablemente, el nombre no le ayuda mucho, porque si hablas de fatiga lo primero que te dicen es ‘descansa, duerme, sólo es cansancio’. Pero va mucho más allá de eso”.

¿Crees que el tema de los secuelados post-covid va a conformar un problema sanitario a futuro?

-Sin duda. Los datos que nosotros teníamos sólo en Austria, un país pequeño que tiene casi 9 millones de habitantes, según algunos datos que manejamos concluimos que alrededor de 25 mil personas estaban afectadas con fatiga crónica antes de la pandemia. Es una alta proporción de la población. Ahora, con este virus dando vuelta, es lamentable el tema porque la cantidad de personas que hoy están desarrollando este síndrome o secuelas post-infección viral asociadas a fatiga va a ser altísimo. Nos vamos a enfrentar a un problema grande y la pregunta es: ¿están los sistemas de salud preparados para manejar esta cantidad de pacientes hoy? Va a depender de cada sistema de salud en particular.

¿Y cómo es la situación de las personas secueladas por Covid-19 allá en Austria?

-Acá, en Austria y en Europa en general uno podría pensar que es otro sistema muy diferente y sí, en muchas cosas lo es, pero en este caso en particular no. Probablemente ahora las cosas comiencen a cambiar un poco, pero hay un vacío enorme aquí también. Es un panorama complejo, porque sin duda que hay formas de paliar de alguna manera los síntomas, pero el gran problema es que no esté reconocida ni cubierta por los sistemas de salud. No es como la diabetes y el cáncer, donde puedes acceder a un seguro o un plan. Son secuelas, síntomas post-infecciones viral, pero aún no posee una entidad clara.

“Por ahora, hay agrupaciones de pacientes que lideran una iniciativa en el parlamento europeo para que esta enfermedad sea cubierta por los sistemas de salud. Estas agrupaciones de pacientes son súper fuertes acá en Europa. Son personas que se conectan por internet y dicen ‘mira, mis síntomas son parecidos, yo tengo lo mismo’ y comienzan a generar estos grupos. A través de ellos, empiezan a conectar investigación y a enfocar políticas que los puedan beneficiar”

¿Qué medidas crees que se podrían tomar al respecto?

-Creo que tenemos que ver la manera de asistir a esos pacientes que hoy están postrados y estar mejor preparados para eso en cuanto a la atención médica domiciliaria asociado también a la toma de exámenes y muestras. También la asociación de pacientes es importante. Sería bueno considerarlo como una vía para conseguir mejoras en paralelo a las vías burocráticas clásicas, a través del Estado. Acá es increíble su organización, uno publica un trabajo y ellos están rápidamente leyendo los papers y te llegan correos haciendo preguntas super atingentes.

“Eso también me ha ayudado mucho a replantearme tanto personal como profesionalmente la forma de hacer investigación que creo, sin duda, debe incorporar al paciente como un elemento central. Ellos están ávidos de leer información y agradecidos también porque en el fondo uno está trabajando en algo que no es tan conocido hasta ahora. Pero con todo este tema de la pandemia, vino a tomar fuerza este síndrome que por años ha estado súper negligenciado”.

Fuente: https://www.theclinic.cl/2021/06/16/francisco-westermeier-cientifico-la-fatiga-cronica-puede-tambien-ser-gatillada-por-virus-uno-de-ellos-el-sars-cov/

sábado, 16 de julio de 2022

Cristina Maestre promueve un proyecto piloto sobre la encefalomielitis miálgica y el síndrome de sensibilidad química múltiple que consigue el respaldo de todos los grupos políticos

Dos millones de personas en la UE padecen encefalomielitis miálgica para la que aún no existe ninguna prueba de diagnóstico aprobada por la EMA

La eurodiputada socialista Cristina Maestre ha conseguido el respaldo de todos los grupos políticos en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo a su propuesta de proyecto piloto «Investigación para el desarrollo de pruebas de diagnóstico y tratamiento de la encefalomielitis miálgica y el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple». El objetivo de este proyecto es la formación especializada del personal sanitario sobre estas patologías; desarrollo de pruebas de diagnóstico para su aprobación y reconocimiento por parte de la EMA; fomento de la investigación sobre estas enfermedades y sus tratamientos; y desarrollo de campañas para sensibilizar a la población sobre sus consecuencias.

Maestre señala que ambas enfermedades tienen un problema común, que es la falta de conocimientos especializados por parte de las y los profesionales sanitarios, que “no tienen herramientas ni los conocimientos necesarios para poder atender adecuadamente a los pacientes”. Además, para la encefalomielitis miálgica, “no existe ninguna prueba de diagnóstico biomédico aprobado por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), lo cual hace imposible que puedan acceder a un tratamiento”, señala la eurodiputada. “En el caso de la sensibilidad química múltiple el problema es aún más grave, ya que no todos los Estados de la Unión reconocen esta patología como una enfermedad, como sí sucede en países como España, Alemania o Dinamarca”, y “quienes la padecen pueden llegar a ser completamente invisibles de cara al sistema sanitario”.

La propuesta de Cristina Maestre hace hincapié además en la brecha de género, “dado que son enfermedades que afectan mayoritariamente a las mujeres, lo que pone de manifiesto la necesidad de dotar a la investigación médica y científica de una perspectiva de género”.

Tras el voto en la Comisión de Peticiones, el proyecto piloto pasará a la Comisión de Presupuestos del Parlamento para su aprobación final.

Fuente: http://www.socialistas-parlamentoeuropeo.eu/cristina-maestre-promueve-un-proyecto-piloto-sobre-los-sindromes-de-fatiga-cronica-y-de-sensibilidad-quimica-multiple-que-consigue-el-respaldo-de-todos-los-grupos-politicos/

lunes, 9 de mayo de 2022

Nicolás Olea: “Las embarazadas no deberían usar cosméticos con disruptores endocrinos”

La Comisión Europea acaba de arrancar un proceso para restringir el uso de miles desustancias químicas presentes en productos cotidianos, entre las que se encuentran varios disruptores endocrinos, que alteran el equilibro hormonal. Nicolás Olea (Granada, 67 años) lleva más de tres décadas estudiando el efecto de estos compuestos en el organismo, que van desde obesidad y diabetes a infertilidad y problemas en el aprendizaje. Este catedrático de Medicina de la Universidad de Granada sabe que la futura prohibición tendrá que ser acordada con los Estados miembros de la UE y puede tardar años, pero considera que ya no hay marcha atrás. “Llevamos 30 años denunciándolo y ahora parece que al fin las Administraciones empiezan a escuchar”, resume.

Pregunta. ¿En qué productos están presentes los disruptores endocrinos?

Respuesta. Muchos objetos cotidianos los tienen, sobre todo embalajes de plástico, pero también cosméticos, ropa y hasta alimentos.

P. ¿Qué efectos producen sobre la salud?

R. Los disruptores endocrinos hackean el mensaje hormonal y producen efectos como déficit neuroconductual, problemas en el aprendizaje, e incluso están relacionados con la incidencia de síndromes como asperger y autismo. Otros efectos son la endometriosis y la mala calidad seminal, que se traduce en aumento de la infertilidad. De hecho, cada vez hay más clínicas de reproducción asistida en todas nuestras ciudades. También producen disrupción metabólica, que conlleva obesidad, hipertensión y diabetes tipo 2, y que pueden generar muchos problemas de salud y un gasto sanitario enorme para el país.

P. ¿Esa exposición es igual para todas las personas?

R. Los efectos más perjudiciales se producen por exposiciones tempranas a disruptores endocrinos en las primeras etapas de la vida (embrión, feto y primera infancia). Las exposiciones que ocurren en ese momento tienen consecuencias tardías, la gente más expuesta es la joven. El medio en el que se desenvolvía la infancia en los años cincuenta y sesenta era de madera, mármol y vidrio, pero a partir de entonces fue de plástico, y eso está teniendo efectos negativos. Además, las pruebas de seguridad de estas sustancias nunca tienen en cuenta el efecto combinado de disruptores endocrinos.

P. ¿Qué aconsejaría entonces que evitaran embarazadas y bebés?

R. Muchos cosméticos y perfumes llevan disruptores endocrinos, así que habría que evitar todos los que los lleven: hay que buscarlos sin dimeticona, canfeno y fenoxietanol. Este último se encuentra también en el gel hidroalcólico para las manos. También hay que alejarse de aquellos que lleven benzofenonas, parabenos y filtros ultravioletas. En alimentación, mejor no comeratún, mero y otros pescados grandes que tienen mucho mercurio, y también las cabezas de las gambas, que llevan cadmio. Si puedes, come de cercanía, de temporada, no procesado y ecológico: con eso evitas el procesado y, muchas veces, el envasado, que también suele aportar disruptores endocrinos. Hay que cuidarse de las exposiciones cosméticas y alimentarias porque llegan a la leche materna en 12 horas.

P. ¿Qué le parece la hoja de ruta de la UE para prohibir miles de estas sustancias?

R. Es una iniciativa muy buena, porque por fin la Comisión Europea asume que la disrupción endocrina existe. Es la puntilla definitiva para los perfluorados, que hacen que el papel y el cartón sean impermeables a la grasa y al agua, así que están presentes en muchísimos envases alimentarios. Unos 800 tipos de ellos tienen acceso directo al organismo, así que tendrán que retirarse del mercado cuando se confirme la prohibición. El documento también menciona los PVC, que son plásticos muy contaminantes y con un sistema de reciclado pésimo, pero además en ellos se usan los ftalatos, que permiten convertir un PVC duro en un elemento flexible como el vinilo y que también son disruptores endocrinos. La hoja de ruta también habla de suprimir los bisfenoles, y no solo el bisfenol A, que tiene 432 primos [sustancias similares] de los cuales 43 son disruptores endocrinos (como el bisfenol F o el bisfenol S).

© Santi Burgos (EL PAÍS)Dvd 1096 03.03.22 Nicolas Olea, catedrático de Medicina por la Universidad de Granada, experto en disruptores endocrinos. Fotografiado en Madrid Foto : Santi Burgos  

P. ¿Algunas de estas sustancias se han prohibido ya?

R. En 2011 se prohibieron los productos de bisfenol A (BPA) para bebés aplicando el principio de precaución, pero antes se usaban para los biberones. En 2020 la UE ya reguló los tiques de caja con bisfenol A, que manejaban muchas mujeres jóvenes, pero se siguen usando otros bisfenoles, que tienen el mismo efecto sobre el organismo. Además, en los últimos meses se ha prohibido el nonilfenol en productos de limpieza, el clorpirifós (insecticida), el mancozeb (funguicida)... También se han prohibido juguetes con ftalatos, un material que flexibiliza el plástico, que sin embargo está presente en suelos de guarderías hechos con PVC, y también en guantes de plástico y cortinas de ducha. En cuanto a los perfluorados, que también se usan en aislantes térmicos como el goretex, la Comisión ha prohibido ya siete, pero el catálogo tiene unos 4.700. Todos estos productos han estado más de 30 años en el mercado, y de pronto un día son malos. ¿Quién asume la responsabilidad de todos esos años de exposición?

P. ¿Qué falta por regular?

R. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria [EFSA, en inglés] puso el dedo en la llaga en febrero al someter a consulta la reducción del bisfenol A en las aplicaciones alimentarias en 100.000 veces, algo que se espera que llegue a final de año. La evidencia es apabullante para que desaparezcan de los productos de aplicación humana, pero es imperdonable que tarden 30 años en hacerlo. La hoja de ruta de la Comisión, por su parte, habla mucho de productos industriales, pero habla menos de cosméticos y perfumes, así que no mencionan benzofenonas, parabenos y filtros ultravioletas. Hay como 1.500 disruptores endocrinos y todavía queda mucho por hacer. La acción es valiente, pero muy lenta.

P. ¿En qué notaremos estos cambios en nuestra vida diaria?

R. Los platos de un solo uso de los restaurantes suelen llevar perfluorados; los cubiertos de plástico, ftalatos; las latas de conserva, bisfenoles; y las botellas de agua, ftalatos. Así que en el futuro habrá menos plásticos en envases y aplicaciones alimentarias, lo que reducirá la exposición humana a disruptores endocrinos y también los residuos. Habrá que volver a los recipientes reutilizables en los restaurantes. La nueva ley de residuos ya habla de que hay que eliminar los plásticos de un solo uso y de impulsar el agua del grifo. En cuanto a las resinas epoxi, fuente de bisfenol a, están presentes en el interior de las latas de conserva, así que será necesario buscar otro material para ellas.

Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2022-05-08/nicolas-olea-las-embarazadas-no-deberian-usar-cosmeticos-ni-perfumes-con-disruptores-endocrinos.html#:~:text=embarazadas%20y%20beb%C3%A9s%3F-,R.,gel%20hidroalc%C3%B3lico%20para%20las%20manos.