miércoles, 17 de octubre de 2012

Fotografía y Revolución: mitos e íconos


 Las imágenes que fueron publicadas en esta entrada son reprografías de los libros Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, de John Mraz, y Mirada y Memoria. Archivo fotográfico Casasola. México, 1900-1940 de Pablo Ortiz Monasterio.

A decir de algunos connotados investigadores como John Mraz, quizá uno de los conflictos bélicos que más se fotografiaron ha sido la Revolución Mexicana, lo cual arrojó como resultado la creación de diversos íconos que más tarde la historia oficial mitificó para crear toda una versión heróica que la la llamada Familia Revolucionaria utilizó para encumbrarse en el poder; se decían los herederos de la lucha de Zapata, Villa, Carranza y Madero.

Las fotografías del Archivo Casasola fueron los instrumentos para reforzar la ideología dominante del México Posrevolucionario. En el capítulo El mito de los Casasola, de su libro Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, Mraz afirma que "para entender los muy variados papeles que desempeñaron los fotógrafos dentro de la Revolución Mexicana, tenemos que empezar por una reflexión crítica de lo que hemos aceptado como una verdad indiscutible, que el investigador Ignacio Gutiérrez resumía en pocas palabras: hasta la fecha se ha afirmado genéricamente que los Casasola son los fotógrafos de la Revolución Mexicana. Quizás no sería muy exagerado decir que los Casasola acapararon la fotografía de la lucha armada como el partido gobernante acaparó la Revolución misma.
 











"Así, la historia oficial inventaba a la Familia Revolucionaria para tapar el hecho de que la lucha armada se definió por la guerra entre revolucionarios, quienes luchaban entre sí hasta la muerte".



Es decir, en el libro Fotografiar la Revolución Mexicana, este investigador pone en entredicho que los míticos Hermanos Casasola hayan sido los autores de todas las imágenes que se encuentran en su archivo gráfico. Para Mraz es imposible que éstos hayan estado en todos los frentes de batalla; otro factor importante es que sólo dos de los hermanos tenía la edad suficiente como para manejar una cámara. Asimismo se han hallado varias reprografías -reproducciones fotográficas de imágenes y postales que ya habían sido publicadas en diarios y revistas de la época en el archivo de los Casasola-. Otro factor es la presencia de fotógrafos extranjeros en dicho conflicto bélico, tales como Hugo Brehme, autor de las mejores fotografías del general Emiliano Zapata, que en un tiempo se atribuyeron por error a los Casasola.

Sin dudarlo, muchas de estas imágenes se han convertido en verdaderos íconos de luchas sociales. De los cientos o miles de fotografías que forman parte del cuestionado archivo Casasola, sólo algunas han logrado encumbrarse hasta la altura del ícono popular. Tales fotografías son las del general Zapata, de Francisco Villa, la famosa Soldadera (a la cual se le ha quitado ese carácter mítico para afirmar que quizás era una cocinera o bien una prostituta, cosa que no agradó a mucha gente).

El último capítulo de su obra, Mraz  lo dedica precisamente a esos íconos que surgieron de la lucha armada y que transformaron el imaginario de los grupos sociales que eran asfixiados por la Familia Revolucionaria. De tal modo, Mraz estudia cómo esas fotografías de los héroes revolucionarios devinieron íconos de las mejores causas de la nación y además, sigue algunas de las transformaciones que han tenido éstos en épocas más recientes. Es decir, las causas populares se siguen apropiando de estas imágenes. Cabría la metáfora "la imagen es de quien la trabaja".

 Adelita, la mítica soldadera, que fue degradada


Para quien esté interesado en profundizar en el tema se recomiendan los libros Fotografiar la Revolución Mexicana, compromisos e íconos, de John Mraz, y Mirada y Memoria. Archivo fotográfico Casasola. México, 1900-1940 de Pablo Ortiz Monasterio.

Pd. Ya en una nota informativa del desaparecido diario El Independiente (13 de junio de 2003), el reportero Juan Manuel Gómez destacaba la opinión de John Mraz respecto a la necesidad de desmitificar el archivo Casasola. "Los constructores de la historia gráfica de la Nación son en realidad 483 fotógrafos a los que los míticos hermanos compraron o robaron sus imágenes", así de contundente y cierto.


1 comentario:

guille dijo...

Robadas, prestadas o lo que sea, el merito fue y es que lograron conservar cientos de fotogtafías que son un testimonio gráfico invaluable.
Asistir al Archivo de Pachuca es una aventura tanto para legos como especialistas.
Los museos así surguieron y la propia bilioteca de Alejandría se hizo incautando TODO TEXTO que llegaba al puerto y sse copiaba. Gracias a ello se conservaron textos (hoy clásicos) tanto de griegos, romanos, indues, árabes etc. Base a largo plazo del Renacimiento.
Lo inadmisible es que en los centros de investigación (amplio), NO SE CITE o refiera al autor.