La cara oculta del rock: Gene Simmons, el demonio que ríe

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“Fui consciente, ya durante los primeros trece años de mi vida, que había sido dotado con un apéndice oral largo, mi enorme lengua. Era más grande que la de cualquier otra persona, y pronto descubrí que una lengua así era de bastante utilidad con las chicas”

 

Si existe un atributo por el que Gene Simmons es conocido, éste es su kilométrica lengua. Tal apéndice oral sobrenatural no podía ser humano y, por ello, comenzó a darse por sentado que su lengua no fue un regalo de la Madre Naturaleza sino fruto de una operación que el bajista de Kiss sufrió al tomarla prestada de una vaca. ¿Verdad o mentira?

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

Cuando Kiss llegó al mundo de la música había muchos motivos para fijarse en ellos. El grupo llamaba la atención y no solo por sus canciones, sino por su peculiar aspecto físico y su excéntrica puesta en escena. Pero por encima de las caras pintadas, por encima de sus estrambóticas ropas a caballo entre el glam y el cómic y por encima de la pirotecnia y demás parafernalia, había algo que se llevaba la palma y dejaba a todo el mundo atónito: la lengua de Gene Simmons.

Cada vez que el bajista abría la boca, se desenrollaba un apéndice oral de exageradas dimensiones. Entre sus dientes, dormía una colosal anaconda. Si hay gente que puede llegar a tocarse la nariz con la lengua, el bajista de Kiss podría hasta taparse la cara con ella si quisiera. ¿De dónde había salido ese apéndice kilométrico que el músico pintado de Demonio no dejaba de lucir orgulloso?

Aquella lengua de 17 centímetros era inhumana, por lo que su existencia solo podía justificarse de una manera razonable y veraz: Gene Simmons no había nacido con semejante monstruosidad en las paredes de su boca sino que había recurrido a un cirujano para que mediante una sencilla operación pudiera aumentar el tamaño de su lengua. Para conseguir esas dimensiones, a Simmons no se le ocurrió otra cosa que injertarse un trozo de otra lengua, pero no una lengua cualquiera, sino una lengua de vaca.

¿A qué cabeza pensante se le ocurrió esta historia? Eso es difícil de saber, pero es un bulo que con el tiempo fue ganando matices. Hasta hay quien explica que el bajista no se cambió la lengua por placer sino por necesidad después de sufrir un accidente y electrocutarse su apéndice oral con un micrófono. Y si tienen que trasplantarte una lengua nueva, ¿qué mejor que elegir que te cosan la de un rumiante? Imaginación al poder.

En los primeros años de Kiss, Gene Simmons sufrió un accidente, pero no estuvo relacionado con su lengua, aunque el origen del suceso sí salió de su boca. El músico todavía no estaba muy familiarizado con el número de tragafuegos y en el debut de la banda, que tuvo lugar el 31 de diciembre de 1973, como teloneros de Iggy Pop y Blue Öyster Cult, el pelo del bajista comenzó envolverse en llamas como consecuencia de la laca que llevaba en su peinado. El que sí que se electrocutó fue el guitarrista de Kiss, Ace Frehley, durante la gira “Rock and roll over tour” en el concierto que el grupo dio el 11 de diciembre de 1976 en Lakeland, Florida. Salvando las distancias, estos dos sucesos son la realidad más cercana al rumor del accidente de lengua electrocutada.

Esta leyenda urbana de la vaca se desmiente por sí sola. Si, hipotéticamente, Simmons se hubiera sometido a una operación de ese tipo, sus marcas deberían ser visibles. Además, la banda debería haber hecho una pausa prolongada justo en el momento en el que estaban empezando a ser conocidos mientras el bajista se recuperaba. Por último, lo más evidente: la cirugía de los años setenta no estaba tan avanzada como para permitir una operación de esta envergadura.

¿Y qué dice el propio afectado acerca de su atributo? El injerto de lengua de vaca es el mito falso entorno a Kiss preferido por Simmons. Cuando lanzó su propia revista en 2002, no se comió la cabeza al buscarle un nombre y la llamó “Gene Simmons’ Tongue” (Lengua). Como quedó reflejado en su autobiografía, el bajista siempre ha estado muy agradecido por el don que le otorgó la Madre Naturaleza y supo sacarle el máximo partido de forma precoz: “Fui consciente, ya durante los primeros trece años de mi vida, que había sido dotado con un apéndice oral largo, mi enorme lengua. Era más grande que la de cualquier otra persona, y pronto descubrí que una lengua así era de bastante utilidad con las chicas”.

Gene Simmons no se muerde la lengua; según él, son más de 4.800 las mujeres que han comprobado la “utilidad” de su gigantesco apéndice oral, entre ellas, Diana Ross, Cher y su actual pareja y madre de sus dos hijos, Shannon Tweed. El bajista lleva la cuenta porque les saca fotografías a modo de trofeo y las recopila en un álbum. Al menos eso dice. ¿Será verdad o a Simmons se le va la fuerza por la boca?

Anterior entrega de La cara oculta del rock: El golpe de suerte de “Mama” Cass.

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