Dulce, dulce patria

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Martha Ortiz sigue siendo mi cocinera mexicana favorita. Así de sencillo. Lo comprobé después de ver y probar lo que prepara en Dulce Patria. No sólo el sabor de cada uno de los platillos es perfecto sino también su presentación, aunque a veces exagera en lo rimbombante de sus nombres.

Luego de años de abandono a la Ciudad de México -desde que cerró las puertas del Águila y Sol-, con Dulce Patria le ha devuelto el toque artístico, seductor y cada vez más juguetón a la gastronomía mexicana de la capital del país.

Para comenzar, pide la sopa de ejotes con vainilla. El sabor a ejote es tan sutil que el conjunto resulta ligeramente dulce, con elegantes toques aromáticos de la vainilla. Sencilla pero espectacular.

El ramillete de flor de calabaza en crema es también una gran opción. Una crema de poblano con flor de calaza podría sonar aburrida y por demás conocida; sin embargo, un toque de cúrcuma le da un aroma y sabor enteramente distinto.

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La estrella de atún con serpentina de verduras y lluvia de aceite picante de ajonjolí es ejemplo del lenguaje excesivamente adornado al que recurre constantemente Martha Ortiz. Aún así, las láminas de atún tienen la textura ideal y su sabor se adorna perfectamente con el aceite picante.

De las quesadillas lo que más resalta es la presentación. Un pequeño anafre sirve de base para cinco quesadillas de colores verde, blanco y rojo. Las norteñas de machaca y las de queso con epazote pueden no maravillarte, pero te sorprenderá la de flor de calabaza con adornos de piñón.

Será difícil elegir tu plato fuerte. Si tienes suerte, puede que encuentres el pozole de mariscos entre los especiales del día. Pídelo. No hay que decir más sobre este platillo.

El pato en mole negro es una de las creaciones más bonitas y más ricas. El mole es fantástico por sí mismo y, aunque a algunas personas (como a Nicholas Gilman, de Good Food in Mexico City) podría molestarles que el sabor del pato se desvanezca dentro de él, a mí me parece que se complementan de forma hermosa. Ambos elementos se funden en vez de marchar cada uno por su lado.

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El salmón en costra de maíz, de sabor armónico, concentra la milpa en un plato.

En el postre tampoco faltarán opciones, pero La flor más bella del ejido te llamará la atención por su nombre y apariencia. Se trata de una deliciosa mezcla de cubitos de gelatina de fresa y jamaica, helado de curado de fresa, xoconostle y cabuche (flor de la biznaga).

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Dulce Patria es un restaurant pequeño ubicado dentro del hotel boutique Las Alcobas, por lo que es prácticamente obligatorio reservar si quieres encontrar una mesa disponible. No es barato, pero la cocina de Martha lo vale.

Dulce Patria está en:

Anatole France 100, Polanco

Abre:

De lunes a sábado 13:30 a 23:30 y domingo de 13:30 a 17:30

Teléfono:

33003999

Costo promedio con vino:

$700 p/p

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