El sabor de lo sublime

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Merotoro es el único restaurante formal en la Ciudad de México que ofrece un buen surtido de cervezas artesanales, especialmente mexicanas: Tempus, Minerva, Cucapá, Tijuana, Poe y Calavera.

El chef y propietario de uno de los mejores restaurantes de México, Jair Téllez, dejó encargado Laja -su restaurante en el Valle de Guadalupe, Baja California- para volver la Ciudad de México a materializar un proyecto que  llevaba dos años en su mente. En sus propias palabras, es un lugar para quien busca comer y beber bien, con base en productos excelentes que “saben a lo que son”.

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Lo más sorprendente es la lista de vinos, más vasta que el menú de alimentos. Las categorías de los caldos invitan a la gente a no consumir vino de una sola marca o región sino a pedir opciones distintas. Dependiendo de tu estado de ánimo y tu compañía, los puedes escoger afrutados, florales, juguetones, rebeldes, sutiles, bien portados, elegantes, golosos, pecaditos, seductores o burbujas.

Para comenzar, un plato de atún y callo de hacha con pepino, hinojo, limón, pistache y chamoy crujiente marida con la bossa nova que suena en Amsterdam 206. La textura es fantástica, suave por el lado del atún y el callo y crujiente gracias al pepino y a las migajas agridulces. Cada sabor se incorpora a su propio ritmo al conjunto resaltado por el hinojo y el chamoy.

El pulpo asado con vegetales en escabeche, con zanahorias y rajas curtidas como el de cualquier cantina, tiene el toque justo de vinagre y salicornia crujiente –conocida también como espárrago de mar, con un maravilloso sabor salino- que contrasta con los trozos de carne blanca sumamente suave.

Otra delicia es el pez sierra ligeramente curado a la brasa, con ciruela y lulo. Viene tan bien presentado que no querrás tocarlo, pero el sabor braseado, junto con la arúgula, el dulzor de la ciruela y la acidez del lulo –una ciruela amarilla- conmoverá tus sentidos.

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Algunas de las opciones que puedes pedir como plato fuerte son: el rib eye de 600 gramos, los gnocchi de cordero, la quijada de puerco al sartén –uno de los favoritos de Jair- o el cordero braseado y rostizado. Este último se sirve sobre un estofado de frijol blanco y verdolagas.

El cordero no tiene el sabor fuerte característico sino unas notas dulces y herbáceas que combinan bien con el estofado.

Para probar deliciosos quesos mexicanos pide de postre los del Rancho Cortez, ubicado en el Valle de Guadalupe. El crujiente de plátanos caramelizados con crema y polvo de palanqueta de nuez es una versión sofisticada de una pop-tart que te hará querer romper la dieta cada que vayas a comer al Merotoro.

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La atención personal de Jair refleja la importancia que le brinda al servicio. Así que no sólo comerás y beberás de manera excepcional, sino que te sentirás muy cómodo durante toda tu estancia.

A tres meses y medio de haber abierto, Merotoro camina con pasos firmes hacia convertirse en la mejor opción gastronómica de la Condesa.

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  1. elpurogusto posted this