Sustancias cancerígenas del tabaco

La combustión del tabaco origina un tipo de humo que contiene más de 4.000 sustancias químicas. De ellas, más de 50 son carcinógenas. De manera específica el IARC ha identificado 69 agentes carcinógenos en el humo del tabaco, de ellos:

11 son carcinógenos para los humanos, 7 son probablemente carcinógenos para los humanos; y 49 son carcinógenos para los animales (no está probado para los humanos).

Entre estas sustancias carcinógenas se incluyen:

Alquitranes: utilizados para asfaltar carreteras y calles.

Arsénico: veneno mortal muy potente.

Cadmio y níquel: utilizados en baterías.

Cloruro de vinilo: discos de vinilo.

Otros tóxicos irritantes para los ojos y las vías respiratorias superiores:

Amoníaco: utilizado en los limpiacristales.

Acetona: disolvente tóxico.

Acroleína: potente irritante bronquial y causa de enfisema.

Cianuro de hidrógeno: veneno mortal utilizado como raticida.

Monóxido de carbono: mortal en espacios cerrados

Metanol: utilizado como combustible de misiles.

Tolueno: disolvente tóxico.

Existen grandes diferencias entre las sustancias que el fumador inhala dir ectamente en el acto de fumar y las inhaladas por las personas que, sin fumar, están en un ambiente contaminado por humo de tabaco. Estas diferencias son debidas a que la combustión del tabaco es distinta al ser inhalado que al consumirse de forma espontánea, produciéndose en esta última forma mayor contenido de productos de desecho en partículas de menor tamaño.

Estas partículas que flotan el aire, al ser más pequeñas, pueden alcanzar rincones más profundos del sistema broncopulmonar, y en consecuencia ser más nocivas. Por ejemplo el cadmio, un reconocido carcinógeno pulmonar, se encuentra en concentraciones seis veces superiores en el humo inhalado por los fumadores involuntarios o pasivos que en el inhalado directamente por los fumadores.