Si aceptamos definir la ética como la disciplina que estudia los comportamientos humanos desde el punto de vista moral (desde el punto de vista de su acercamiento al “bien” o al “mal”) la bioética se correspondería entonces con la parte de la ética relacionada con las ciencias de la vida. La bioética es un campo amplio, en el que intervienen disciplinas tan diferentes como la filosofía, la biología, la medicina, el derecho, la ecología, la antropología, la psicología, las ciencias sociales… Más aún, la interdisciplinariedad da carta de naturaleza a la bioética. Sólo en el diálogo entre las ciencias humanas, las jurídicas, las sociales y las de la vida se pueden formular y comprender de manera no sesgada ni parcial los problemas éticos surgidos a raíz de los progresos científicos y tecnológicos.

El término “bioética” fue propuesto por primera vez para designar una disciplina que debía ocuparse de reflexionar sobre los procedimientos necesarios para asegurar la supervivencia de la vida (Potter). Hoy, la bioética tiende a disgregarse en dos sub-disciplinas: la bioética ecológica (o medioambiental) y la bioética médica, a pesar de que a menudo ambas compartan metodología y contenidos. Piénsese, por ejemplo, en las implicaciones sanitarias producidas por el recalentamiento global de la Tierra.

La presente sección aspira a ofrecer un espacio para la discusión de temas actuales e imperecederos de la bioética médica. Algunas de las cuestiones que se tratarán son las relativas al principio y al final de la vida, las relacionadas con el genoma, la experimentación biomédica, los trasplantes de órganos, el consentimiento informado, la confidencialidad, el empleo y la conservación de productos y partes del cuerpo humano, la distribución de los recursos sanitarios... Pero los casos prácticos también suelen brindar la oportunidad de repensar el significado de ciertos conceptos importante en bioética, como los de autonomía, respeto, dignidad o vulnerabilidad.

Toda propuesta para la discusión de estas cuestiones, más o menos aplicadas, será bienvenida. Lo será con independencia del enfoque disciplinar que se adopte como prioritario. Lo será con independencia del sesgo ideológico que se asuma y reconozca como propio. Porque la bioética, además de interdisciplinar es, por vocación, pluralista. Por último, y esto no constituye ningún obstáculo a lo anterior, la bioética es una disciplina racional, pues sus herramientas son el argumento y la deliberación.