Art Deco en México


En México, los primeros ejemplos de arquitectura con elementos compositivos propios del déco surgieron en la capital del país en los inicios del segundo lustro de los años veinte; dos paradigmas de esta etapa inicial son el edificio de la Alianza de Ferrocarrileros Mexicanos, de Vicente Mendiola, inaugurado en 1926, y el orfanatorio San Antonio y Santa Isabel, cuya autoría oficial es del arquitecto Manuel Cortina, pero en el que, hubo una notable intervención en el diseño por parte del arquitecto Juan Segura G. (de quien sí se sabe, intervino como ayudante en la edificación). A partir de estos años se inició la construcción de un número creciente de edificios y casas aplicando los temas del léxico déco, razón que nos hace suponer que el nuevo estilo, en efecto, resolvió temas arquitectónicos que otras tendencias, por distintas razones, no alcanzaron a satisfacer. Baste citar algunos de los que se consideran más significativos: implantó nuevas formas de diseño que fueron concordantes con la idea de "novedad arquitectónica"; solicitó sin mayor estrindencia propagandística la participación de artistas y artesanos de alta calidad; observó y puso en práctica, a su manera, el análisis del componente geométrico de las formas; construyó con solidez estructural no para experimentar con la futilidad de devaneos plásticos, sino con la seguridad de trascender el paso del tiempo. Con todo lo anterior dejó ejemplos de sus posibilidades compositivas en prácticamente todos los géneros arquitectónicos que la sociedad mexicana demandaba para su vida cotidiana: de la casa-habitación al edificio de un ministerio del gobierno federal, del rascacielos de una institución financiera a la organización de ambientes urbanos de robusta identidad, cuyo significante espacial sigue vigente en la actualidad.



La condesa

Las décadas de 1920 y 1930 marcaron una gran expansión de la Ciudad de México con la creación de nuevos lotes y fraccionamientos. En algunos se construyeron edificios habitacionales con el estilo Art Decó que hoy día dan un sabor único a esas calles. El caso más notable quizá es el de la Colonia Hipódromo Condesa, cuyos lotes comenzaron a venderse en 1927 y estaban dirigidos a la clase media que empezaba a expandirse después de la Revolución.  Los creadores destacados de esa etapa fueron los arquitectos Juan Segura y Francisco J. Serrano.
Gran parte de ese patrimonio arquitectónico se ha perdido a causa de las transformaciones sin control ocurridas en la ciudad a lo largo del siglo XX y la avidez del mercado inmobiliario con su mirada vertical. Sin embargo, quedan ejemplos suficientes (y muy apreciados en la actualidad) que hacen de esa colonia un museo abierto del Art Decó. Las fachadas de esos edificios se distinguen por el dinamismo de las superficies, sus amplios paños y marquesinas adornadas con medallones o grecas prefabricadas, la diversidad de texturas y motivos en los acabados y una herrería destacada por su ritmo y geometría.









 Parque San Martín
El Parque México, también conocido como Parque San Martín, es uno de los más famosos y bellos de la Ciudad de México, sitio donde la arquitectura Art Decó y la naturaleza se unen creando un escenario de película.
El Parque México fue ideado por el Arq. José Luis Cuevas como parte integral del diseño urbanístico de la Colonia Hipódromo en 1926. Este parque habría de convertirse en el centro de dicho barrio, cuyo trazo fue inspirado tanto en el antiguo hipódromo que ahí se ubicaba como en los lineamientos de la Ciudad Jardín, que exigía amplias extensiones de áreas verdes en los nuevos fraccionamientos. Fue así que este parque y esta colonia, tuvieron una traza de forma elíptica, única en la urbe, en cuyo centro se edificó este jardín siguiendo un esmerado estudio de paisaje en el que se combinan fuentes, cascadas, estanques e incluso un lago en el que hasta nuestro días se puede observar el nado de los cisnes.
De especial relevancia para este parque, es su diseño arquitectónico, mismo que estuvo a cargo del Arq. Leonardo Noriega y del Ing. Javier Stávoli, quienes aprovecharon la monumentalidad y el cuidado en los detalles propios del Art Decó para dar realce a los diferentes espacios del parque, siendo el más destacado el Teatro al Aire Libre Lindbergh, que consta de 5 pilares monumentales rematados con una marquesina y rodeado por una pérgola que empieza en una hermosa fuente con una mujer con cántaros de los que brota una fuente y culmina en un escenario que además de las columnas antes mencionadas, cuenta con dos elegantes relieves referentes al arte dramático creados por el escultor Roberto Montenegro. Asimismo, destaca una torre del reloj igualmente ejecutada en estilo Art Decó con una hermosa herrería y unas peculiares campanas que marcan la hora.




Centro histórico 
 "Una de las características más reconocibles del estilo Art Decó fue la riqueza ornamental de las superficies en el exteríor de los edificios, repetida en sus instalaciones en el interíor. Los motivos con formas precisas comprendÌan zigzags, triángulos, rayas, círculos segmentados y espirales, mientras entre los motivos naturalistas se encontraban flores, árboles, frondas, fuentes, gacelas, pájaros, nubes y amaneceres estilizados. La imaginerÌa astrológica, junto con personificaciones idealizadas de fuerzas naturales y tecnológicas, era también usual. Fueron representativos de la era de la máquina su dinamismo los rayos, los aeroplanos, las locomotoras, los trasatlánticos, los automóviles, los rascacielos y los puentes. La imaginerÌa de la era de la máquina se extendió también a las cúspides de los edificios, que con frecuencia estaban coronadas con mástiles futuristas o pretiles con aletas. Llena de aspiraciones y optimismo, la imaginerìa Art Déco ilustraba el lugar del hombre en el cosmos y su seguro control de las máquinas que había de desembocar en el amanecer de una nueva era"
-Eva Weber
 
cine orfeon
Telmex


Liverpool del centro
Edificio de la loteria mexicana

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