domingo, 23 de enero de 2011

Romanticismo en México: Manuel Acuña y su Nocturno a Rosario


Manuel Acuña es considerado como uno de los mejores exponentes de Romanticismo en Hispanoamérica; su fama se debe en gran parte a su vida y más que nada a su muerte pues ésta sucedió de manera abrupta y de una forma que se podría relacionar con ciertos aspectos propios del Romanticismo como movimiento.

El “Nocturno a Rosario” le sigue otorgando renombre hasta nuestros días lo ha colocado en el lugar en que se encuentra ahora; interesante resulta el estilo acuñiano de escritura así como la relación que puede haber entre esta composición poética con la vida del autor y con lo que significó el Romanticismo en él y en la posteridad.

La figura romántica:

En el Romanticismo siempre es importante ver la vida de los autores ligada a su obra; el caso de Acuña es particular porque parece fundir estos aspectos a la vez que da la impresión de que él pudo haber sido un personaje romántico.

El suicidio es un rasgo romántico que fue trabajado por Goethe en su Werther. Cierto es que la influencia de la literatura o ideología romántica europea no tuvo la misma recepción ni repercusión en América, sin embargo es posible establecer un vínculo entre ciertas características románticas europeas con la vida y obra de Manuel Acuña.

Abundan los autores románticos europeos que se caracterizaron por tener una vida corta, aunque no necesariamente a causa del suicidio, tal es el caso de John Keats o Novalis, ambos muertos a causa de la enfermedad o Lord Byron, muerto durante la guerra. La brevedad de la vida es un factor importante dentro del Romanticismo y eso tan es una constante que no hay en realidad muchos autores que hayan llegado a viejos, a excepción de Goethe y de William Wordsworth, aunque en realidad la producción literaria de éste terminó en su juventud así que es como si, literariamente, no hubiera continuado con vida.

Manuel Acuña, cometió suicidio a la edad de 24 años, así pues, murió con un año menos que John Keats y cuatro menos que Novalis. Acuña era una especie de Werther real, un enamorado empedernido o pasional que prefirió renunciar a su vida antes que no ver realizados sus sueños al lado de la mujer que amaba, o al menos eso eso lo que se cuenta.

¡Pues bien!... Manuel y Rosario:

Manuel Acuña nació en Saltillo, Coahuila, el 27 de agosto de 1849. Fue llamado “el poeta del trágico destino”. Antes que ser poeta, Acuña estudió en la Escuela de Medicina, de hecho, el poeta estaba cursando aún la carrera de medicina, el cuarto año, cuando murió. Se sabe que se reunía con varios estudiantes de la facultad y de otros lugares para recitar poesía y compartir sus creaciones literarias. Acuña tenía una carrera prometedora en el mundo de las letras, a sus 24 años ya haba escrito un drama: “El pasado” así como publicado en algunas revistas artículos de prosa y otros poemas.

El “nocturno a Rosario” fue inspirado en Rosario de la Peña, mujer de la cual Acuña estaba enamorado y con la cual él tenía planes a futuro mismos que establece en el poema. Rosario frecuentaba las salas de lectura a las que Acuña y otros asistían e incluso permitía que estas tertulias se realizaran en su propia casa.

Se dice que Acuña y ella estaban comprometidos en matrimonio, pero Acuña tuvo que salir a un viaje de negocios y, para no dejar a su prometida sola, la dejó al cuidado de un amigo de confianza; a su regreso Rosario ya estaba casada con su amigo. Esto fue lo que se cree que detonó el ímpetu de Acuña y lo llevó a escribir el poema y, posteriormente, al suicidio.

El nocturno y su estructura:

Desde el primer verso el poeta manifiesta su necesidad de comunicar lo que él llama su “última ilusión”; el poeta habla de un amor no correspondido que lo hace padecer física y anímicamente. La razón del yo poético comprende la imposibilidad de ese amor aunque la pasión no pueda entender de razones. Así pues se puede explicar un poco que la estructura del poema esté con estrofas intercaladas, es decir, una que hable puramente de la pasión, del sentimiento y de la figura ideal y hasta onírica en la que todo es posible con Rosario, para luego seguir con una estrofa que hable más de la razón y de la realidad en la que evidentemente el poeta no puede estar cerca de Rosario.

Entre el cambio de percepciones en el poema, se deja ver una cierta relación edípica del poeta con su madre, pues “existe un momento de aparente calma en el que el poeta externa sus ilusiones de vida hogareña al lado de la amada, sólo que ese marco evoca la imagen de la madre y las dos mujeres en la vida del escritor se diluyen una en otra.”[1] Esto sucede en la tercera estrofa:

“y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer”

Y también en la séptima en donde no hay propiamente una confusión, sin embargo habla de una relación amorosa en la que la madre tiene que estar forzosamente involucrada:

“tú siempre enamorada
yo siempre satisfecho,
los dos una sola alma,
los dos un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!”

En la última estrofa el yo poético se deshace de toda esperanza a causa de un “hondo abismo” y deja el eco de su definitivo ¡adiós!. Podemos ver, entonces, que estamos frente a un personaje egocéntrico, es “un yo poético que procura adueñarse de la simpatía del lector para poder volcar en él su ánimo angustiado; extroversión y subjetivismo que nos apresan en las dos primeras estrofas del poema.”[2]

El poema externa melancolía e inestabilidad cuando dice “que ya no sé ni dónde / se alzaba el porvenir”; el yo poético es sentimental el ilógico en el juego antitético: “en vez de amarte menos, / te quiero mucho más”; la falta de respuesta de la amada significa su soledad, el poeta escapa hacia ese otro mundo que ha sido forjado por su ilusión. Algo que enfatiza la evasión de la realidad es la regresión a su pasado en versos como “me envolvió en sus besos / cuando me vio nacer”.

Ya en el final, el poeta con el eco repetido del “adiós”, la idealización de la mujer amada que es esencia e inspiración, plenitud de su vida y su luz; pero esta fusión es sólo poética pues, como ya se había mencionado y respondiendo a la estructura del poema, los ensueños  e ilusiones chocan con la realidad de un desamor.

De modo que “a través del léxico que maneja el poeta, se siente a lo largo del texto el desconcierto que vive: adorar y querer frente a sufrir, llorar, gritar, implorar; juegos de opuestos que crean imágenes constantes o elocuentes contradicciones.”[3]

La estructura del poema es sencilla; se compone de diez estrofas de diez versos heptasílabos cada una; el esquema de rima no es rígido, sino que al contrario es un sistema más libre en el que no necesariamente debe haber una rima consonante o asonante determinada ni una estructura cerrada. “Las series de ritmos cortos confieren al poema un ritmo muy marcado; la rima es consonante en los versos pares: riman entre sí los versos segundos, sexto y octavo y, con otra rima, el cuarto y el décimo entre sí. La musicalidad del texto le da la acentuación de los versos que tienen en la sexta sílaba el acento primario y el de apoyo en la segunda sílaba, lo que en los heptasílabos da por resultado un ritmo mixto muy melódico”.

Cada palabra está colocada en el lugar correcto y a través de algunos recursos poéticos como el encabalgamiento: “que ya se han muerto todas / las esperanzas mías”,  las anáforas: “decirte que te adoro / decirte que te quiero”, el hipérbaton: “hacia otro mundo quiero / mi espíritu volver”, y el oxímoron: “luz de mis tinieblas”; el poema está dotado de una estructura sencilla y poco complicada no deja de estar bien trabajada.

El nombre que nos queda:

Manuel Acuña se suicidó con cicuta al terminar de escribir el “Nocturno a Rosario”. Se dice que quienes encontraron su cuerpo lo hallaron con lágrimas en los ojos. Este rasgo es una manifestación de lo que sería uno de los aspectos del ser romántico. Ahora, y para la posteridad se lee el “Nocturno a Rosario” como un poema que exalta los sentimientos y la pasión y que funde la imposibilidad con el anhelo, lo cual desemboca irremediablemente en la desesperación.

Las ideas y sentimientos del Nocturno, como ya se dijo, conservan una parte muy pequeña de lo que significó en sí el movimiento romántico ya sea en Europa o bien en América; sin embargo, a pesar de su pequeñez, el sentimiento desbordante y la pasión irracional son tan fuertes que en realidad se ha asociado estos aspectos como si fuesen los únicos dentro del romanticismo, se ha creído que ser romántico es necesariamente ser trágico y pasional.

Cabe destacar que el Romanticismo ha sido un movimiento enorme que no sólo se enfocaba en la pasión desmedida; no se debe creer que el Romanticismo sólo esta comprendido por el delirio amoroso y hasta infantil de un Werther que se suicida al sacrificarse debido a su gran pasión y la imposibilidad de realizar sus sueños. El Romanticismo es algo mucho más grande que se debe valorar con más profundidad y no dejar que aspectos mínimos como los tratados por Acuña sean los únicos ya que de hacerlo se pierde la perspectiva de todo lo que implica y por aún, se corre el riesgo de caer en clichés y cursilerías que de románticas sólo tienen el nombre.

Así pues, el Romanticismo debe ser estudiado a profundidad sin olvidar los aspectos que también lo hicieron grande. Ciertamente, Acuña es una figura importantísima por su literatura y su vida; además, porque cierra de alguna forma con el ciclo de escritores románticos en Hispanoamérica ya que posteriormente, no muchos años después aparecerá el Modernismo con Rubén Darío y otros poetas que dentro de este movimiento aportarán otras visiones del mundo y de la literatura así como aspectos nuevos y diferente modo de tratarlos.

Bibliografía:
  • Manuel Acuña. Sus mejores poesías, Selección de Heráclides D’acosta, El libro español, México, 1961, 185pp.
  • Fernández Contreras, Rosalba,  Literatura de México e Iberoamérica, McGraw Hill, México, 2001, segunda edición, 551pp.
  • www.los-poetas.com/acuna/acuna.htm


[1] Rosalba Fernández Contreras, Literatura de México e Iberoamérica, McGraw Hill, México, 2001, segunda edición, p. 218.
[2] Ibíd., p. 219.
[3] Ibíd.


Music on: Ruled by secrecy - Muse 
Quote: "¡Paraíso Perdido! / Perdido por buscarte, / yo, sin luz para siempre." Rafael Alberti
Reading: Antes que anochezca - Reinaldo Arenas

1 comentario:

megustanlasflores27 dijo...

Hola, me llamo Martyna y soy estudiante de Filología Hispánica en Polonia. Me gustó mucho tu artículo sobre mi poeta favorito, Manuel Acuña. Me gustaría preguntarte si te importaría ayudarme a analizar la estructura del poema "Nocturno a Rosario" enfocándose más en el tipo de rima que se puede observar en cada uno de los versos? Lo necesito para un trabajo sobre la trayectoria de este gran poeta mexicano. Mi correo electrónico es: marti232423@gmail.com
Te estaría muy agradecida si me escribieras :)
Saludos, Martyna