martes, 26 de agosto de 2008

Fontanarrosa y la política


La comunicación política soporta buena parte de su peso en cuestiones de mensajes y de imagen. Por ello trabajan mucho los discursos (el qué y el cómo van a decir su mensaje) y las escenografías para emitirlos. Las reuniones con mandatarios están llenas de protocolos y símbolos. Como en una función circense debe ir cada quien en su momento y en su espacio. Si alguna vez ha puesto atención a una foto de los presidentes en las cumbres mundiales verá que el anfitrión irá al centro y luego se recurre a diversos mecanismos para el acomodo del resto (en el caso de la Unión europea por ejemplo es por orden alfabético, pero en la lengua oficial del país, de allí que nos parezcan raros algunos acomodos; o como sucedió en los recientes Juegos Olímpicos en el desfile inaugural, donde México, por ejemplo fue de los últimos en hacer su aparición).
El caso es que ante todo ello, viene de forma atinada esta caricatura del genial Fontanarrosa que con lujo de cinismo habla por si sola, y dice lo que muchos pensamos, y decimos pero de manera diferente.

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