Anafilaxia

sábado, 19 de enero de 2008

El reloj dió justo a las doce cuando el sónido de su reloj cu-cú perturbó mi conciencia, estaba en un trance que con la melodía agria se rompió. En ese momento en que mis ojos asistian al desastre, al delirio de la naturaleza o enojo de los dioses griegos. Sobre mi se levantaron las aguas que azotaron y rompieron cuanta cosas se puso en su camino, ya a esa altura, lo poco que estaba en pie.
El agua seguía su camino fiero y rápido de menos a más, trayendo consigo la perdición y destrucción de todo un pueblo.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajja! Gracias por tomarte el tiempo de leerlo! sii sii jaja muy gracioso!
Saludos para vos,
que andes bien.

Agustin.