Madrid y los internacionalistas por el Día de la Rebeldía Nacional Cubana. (Galería de fotos) Por: Octavio Fraga Guerra*

Foto 4Un acto de solidaridad con la Revolución cubana, -donde quiera que se produzca-, es una apuesta por la historia, por nuestra historia. Es un reivindicar de la memoria, la cultura y las tradiciones de lucha de un pueblo, que sigue enfrentando con entereza 55 años la hostilidad militar, económica, comercial y financiera, que suman hoy diez administraciones de la Casa Blanca.

La memoria no es solo recordar y hacer dialogo con ella. Se ha de materializar en un libro o cientos. En filmes de renovada lectura cuyas esencias son la visibilidad y el claro recuento de hechos mutilados. O en el cartel de trazos renovados y urgentes, que con afinada virtud “escribe” sobre hechos, verdades, sucesos. La música evoca tiempos pretéritos cuando la palabra se agolpa en medio de tantas y ha de penetrar en los cimientos del sinsentido para dar forma a lo que resulta vigente.

Una obra de arte que busca asentar con las emociones, los pliegues versos y lirismo de una verdad cercenada, es también una oportuna ventana para ver nuestro pasado y ser parte de un presente, desde la coherencia y el legado de esa historia fraguada.

Urge hacer obra cuando se trata de imponer la fragmentación, la mentira, el revisionismo mandatado por voluntades ajenas a la soberanía del pueblo cubano. Son peligros al acecho que se expanden en los cobertizos de nuestras vidas, en la latitud de nuestras miradas.

Es lo que hicieron este sábado 26 de julio, -desde la glorieta de Atocha hasta la mítica Puerta del Sol de Madrid-, los españoles comprometidos con la historia y la memoria de la Revolución cuyo líder histórico es, -y seguirá siendo- el Comandante Fidel Castro Ruz.

Una vigente Revolución en una isla que no tuerce la idea de ser humanista y solidaria con todos los pueblos que así lo reclamen. Una gesta cuyo germen es la obra intelectual y la acción revolucionaria en una Patria erguida, cuyo más prominente pensador y hombre de lucha fue el ilustre José Martí.

Entre España y Cuba hay inagotables lazos de encuentros, que no solo son culturales, migratorios o de arraigadas tradiciones. La historia también nos une como ese abrazo profundo y sentido.

Cuando los cubanoamericanos claramente terroristas, los intelectuales de dudosa estatura y los mercenarios de turno, pretenden cartografiar como “demócrata” a quién anego en sangre a una isla en la que más de veinte mil de sus hijos perdieron la vida, se impone afincar desde la cultura y los valores de la educación a la historia.

Una sabia que ha de estar en el podio de nuestras vidas. En el caminar de nuestro tiempo. Hablo claramente del dictador Fulgencio Batista quién huyo cobardemente ante la ofensiva de los míticos barbudos que el 1 de enero de 1959, hicieron gloria y sellaron la gran victoria, con la complicidad de todo un pueblo.

En Madrid persiste un monumento –El Valle de los Caídos– que ensalza ese período oscuro, genocida y fascista de una España –hoy- sumergida en una crisis de muchas raíces y extensas cadenas giratorias. Hablo de un estado de terror extendido en una España que fue republicana y que las botas del dictador Francisco Franco arrebato, entregando a la muerte a cientos de miles de sus hijos que aun hoy esperan por ser enterrados de manera digna y sencilla. Una espera asentada bajo el signo del silencio, del miedo y el ostracismo. Una Segunda República proclamada en esa misma Puerta del Sol, el 14 de abril de 1931.

Más de 1400 cubanos internacionalista lucharon junto a nuestros hermanos españoles por la defensa y la restauración de una República truncada. Títulos como: Cuba y la Defensa de la República española, (1936-1939)  y Cuba en España, son claros documentos de esa historia que debemos releer para profundizar en lo que nos une. Una historia de amor y amistad materializada en los campos de batalla de la Guerra Civil Española, por la dignidad y las tradiciones de lucha de nuestros pueblos. Una cultura de aciertos, bellezas y compromisos en la que Federico García Lorca y Antonio Machado fueron vanguardias y virtud con su obra y su ejemplo, en medio de una fratricida guerra.

De internacionalista andaba este glorioso 26 de julio, los españoles y las españolas comprometidos con la historia de Cuba. Una marcha protagonizada en el corazón de Madrid, vestida con las banderas cubanas, la bandera republicana, la de juventudes y el Partido Comunista de España, sin que faltara a esta cita nuestro guerrillero heroico Ernesto Che Guevara. El también estuvo por estas calles, impulsando cada paso de los comprometidos por la vida y el derecho a ser hombres y mujeres de esta humanidad.

Nada superfluo se estaba celebrando en esta marcha. Es el día de la Rebeldía Nacional en nuestra Cuba. Es la fecha histórica en que Fidel y los revolucionarios que le acompañaron, enfrentaron con arrojo a la soldadesca batistiana asentados en los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Cierto es que no fue una victoria militar, la respuesta de los soldados batistianos ante esta ofensiva fue el asesinato de muchos de los combatientes revolucionarios arrestados en combate. Esa medular epopeya dejó también para nuestra historia y el reservorio de la humanidad el texto, La historia me absolverá. Un alegato en defensa de los valores humanos y la definitiva independencia de una patria mancillada por la Colonia Española y el imperio norteño. Este medular texto, nació de la oratoria del compañero Fidel.

La marcha fue de cantos y legítimas denuncias que llenan de fuerzas los empeños de estos internacionalistas. Ellos son herederos de las batallas de sus padres y abuelos, que sufrieron la violencia franquista que aún hoy asoma sus garras con otras vestiduras que se nos venden como “demócratas”.

No faltó en esta convocatoria el recuerdo por el asesinato de los abogados de Atocha la noche del 24 de enero de 1977, perpetuado por terroristas leales al dictador Francisco Franco.

Para los héroes de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar y Antonio Guerrero Rodríguez, -tres de los cinco antiterroristas que aún cumplen injustas condenas en las cárceles de los Estados Unidos-, se gritó con firmeza en cada espacio, en cada metro de esta ruta simbólica y es que la solidaridad de España con Cuba, con nuestra Revolución sigue presente ante esta noble causa que terminará cuando estos tres compatriotas estén de vuelta en casa.

Estos cinco hombres de Cuba truncaron sendos planes terrorista que deberían de ser ejecutados en nuestra isla. De esta historia, la inmoral, cínica y “objetiva” mass media española no habla. Tampoco se escribe con rigor y responsabilidad la cruenta cronología del terrorista cubanoamericano Luis Posada Carriles. Uno de los alumnos “ejemplares” de la Agencia Central de Inteligencia con un abultado historial de crímenes, en la que no olvidamos el vil atentado contra un avión civil de Cuba en el que murieron 73 personas. Estos hombres y mujeres de gran nobleza, denunciaron en el corazón de la Puerta del Sol, la impunidad con la que vive este engendro del terror, radicado en los fecales espacios de la ciudad de Miami.

Cuando las banderas cubanas “tomaron” la Puerta del Sol, la historia de la Revolución cubana se enalteció, afincado los cimientos de un pueblo agradecido. La voz de estos hombres y mujeres humildes, -que son nuestra voz-, se agigantó en medio de esta agitada ruta de Madrid, que también es símbolo, historia y memoria.

Editor del blog: www.cinereverso.org

Fotos cortesía de José Luis García de Mingo.

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