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Bioetanol

Definición y características del bioetanol

El alcohol etílico o etanol es un producto químico obtenido a partir de la fermentación de los azúcares combinados en forma de sacarosa, almidón, hemicelulosa y celulosa. El bioetanol es un alcohol que se origina de la fermentación de los azúcares que se encuentran en ciertos vegetales. Básicamente, son cuatro las fuentes principales desde las que se puede obtener: alcohol etílico (proveniente de la industria vitivinícola); plantas ricas en azúcares (caña de azúcar, remolacha, sorgos dulces); cereales (trigo, cebada, maíz); material lignocelulósico (madera, celulosa, hierba).
Procesos de obtención de bioetanol
El bioetanol se obtiene a partir de la remolacha (u otras plantas ricas en azúcares), de cereales, de alcohol vínico o de biomasa. En general, se utilizan tres familias de productos para la obtención del alcohol:
• Azucares, procedentes de la caña o la remolacha, por ejemplo.
• Cereales, mediante la fermentación de los azúcares del almidón.
• Biomasa, por la fermentación de los azúcares contenidos en la celulosa y hemicelulosa.
A continuación se detallan los pasos más importantes en el proceso general de obtención del bioetanol. Diagrama 1 muestra un esquema para la obtención de bioetanol dependiendo de la materia prima.
• Dilución: Es la adición del agua para ajustar la cantidad de azúcar en la mezcla o la cantidad de alcohol en el producto. Esto es indispensable para evitar la inhibición del crecimiento de la levadura durante la fermentación.
• Conversión: Es el proceso de convertir el almidón/celulosa en azúcares fermentables. Puede ser lograda por el uso de la malta, extractos de enzimas contenidas en la malta, o por el tratamiento del almidón (o de la celulosa) con el ácido en un proceso de hidrólisis ácida.
• Fermentación: es el proceso anaeróbico realizado por las levaduras las cuales contienen una enzima llamada invertasa, que actúa cómo catalizador ayudando a convertir los azúcares en glucosa y fructosa. La fructosa y la glucosa reaccionan con otra enzima llamada Zimasa, que también está presente en la levadura para producir el etanol y dióxido de carbono. La reacción química es la siguiente:






Diagrama 1. Proceso de obtención de bioetanol.
Otras materias primas son los materiales lignocelulósicos que ofrecen un mayor potencial para la producción de bioetanol, el uso de residuos de procesos agrícolas, forestales, industriales o RSU (Residuos Sólidos Urbanos). Estos tienen la ventaja de su bajo costo, ya que son la parte no necesaria de otros productos o procesos. Los RSU tienen un alto contenido en materia orgánica, como papel o madera, que los hace una potencial fuente de materia prima, aunque debido a su diversa procedencia pueden contener otros materiales cuyo preproceso de separación incremente el precio de la obtención del bioalcohol.
Los residuos de biomasa contienen mezclas complejas de carbohidratos (celulosa, hemicelulosa y lignina). Los principales métodos para extraer estos azúcares son tres: la hidrólisis con ácidos concentrados, la hidrólisis con ácidos diluidos y la hidrólisis enzimática.
Para la obtención de este biocombustible a partir de la producción del vino se realizan los siguientes pasos:
Destilación: Es la operación de separar, mediante calor, los diferentes componentes líquidos de una mezcla (etanol/agua).
Desulfuración: eliminación del anhídrido sulfuroso (SO2) presente en el alcohol bruto.
Deshidratación: reducción del contenido en agua mediante su tamizado con zeolitas, sustancias que captan las moléculas de agua.
Desmetilización: proceso en el que el alcohol ya deshidratado (99,9%) ve separado su contenido de metanol. Esta sustancia resulta corrosiva para los vehículos y puede ser comercializada como producto químico o combustible
Almacenamiento en depósitos: desde ellos el producto se trasporta por tuberías a la cisterna de carga y en ese trayecto se le añade una sustancia que desnaturaliza el bioetanol para evitar así su derivación al consumo humano.
Subproductos de la obtención del bioetanol:

Los subproductos generados en la producción de bioetanol, así como el volumen de los mismos dependen en parte de la materia prima utilizada, la cual puede ser:
Materiales lignocelulósicos: corresponden a las partes estructurales de la planta, en general se utilizan para valorización energética en cogeneración para cubrir necesidades energéticas de la fase de destilación del bioetanol.
Materiales alimenticios: son los restos energéticos de la planta después de la fermentación y destilación del bioetanol. Son ricos en energía.

Rendimiento según las materias primas:

Los restos energéticos de la planta después de la fermentación y destilación del bioetanol se componen de un 10 a un 15% de grasa, un 40 a 55% de fibra neutra, un 30 a 35% de proteína del crudo y un 5% de cenizas. La caña de azúcar es la planta más aprovechable por la generación energética y el residuo generado en su combustión, mientras que la remolacha azucarera genera unas 0.75 toneladas de pulpa por tonelada de bioetanol producido. La producción de bioetanol a partir de trigo o maíz genera en torno a 1.2 toneladas de residuos energéticos por tonelada de bioetanol.

Balance energético de la producción de bioetanol:

Para que el etanol cumpla con las necesidades del combustible en el transporte se necesita un balance energético de producción neto positivo. Para esta evaluación se debe considerar la cantidad de energía contenida en el producto final del etanol, la cantidad de energía consumida para su producción, la calidad del etanol resultante comparado con la calidad de la gasolina refinada y la energía consumida para hacer la planta de proceso de etanol.
Existen distintas posturas acerca de este balance. Uno de ellas sugiere que el proceso toma tanta o más energía combustible fósil en el proceso, en las formas de gas natural, diesel y carbón para hacer una cantidad equivalente de energía bajo la forma de etanol.
El otro argumento responde al primero, notando que este no tiene en cuenta la calidad de la energía del bioetanol, cuyos efectos económicos son importantes, además de no dar importancia al ahorro energético para evitar la descontaminación del suelo que provocan los derrames de gasolina en el ambiente o la contaminación atmosférica de la combustión de la gasolina
Asimismo hay debates sobre otros puntos de gran importancia, ya que no hay acuerdo en que clase de valor dar para el resto del maíz, como el tallo por ejemplo, lo que se hace comúnmente como coproducto. Algunos estudios proponen que es mejor dejarlo en el campo para proteger el suelo contra la erosión y para agregar materia orgánica. Otros, sin embargo, queman este coproducto para accionar la planta de etanol, pero no evitan la erosión del suelo, lo cual requiere del uso de fertilizantes y nutrientes.

Dependiendo del estudio, la energía neta varía entre 0.7 y 1.5 unidades de etanol por unidad de energía de combustible fósil consumida. En comparación si el combustible fósil utilizado para extraer etanol se hubiese utilizado para extraer petróleo y gas se hubiesen llenado 15 unidades de gasolina, que como puede verse es mucho mas. Pero la extracción no es igual que la producción. Cada litro de petróleo extraído es un litro de petróleo agotado.
Para comparar el balance energético de la producción de la nafta a la producción de etanol debe calcularse también la energía requerida para producir petróleo de la atmosfera y para reincorporarlo nuevamente a la tierra, un proceso que haría que la eficiencia de la producción de gasolina fuese minima en comparación con el etanol.

El bioetanol tiene dos tipos de aplicaciones:

1) como combustible para automóviles, autobuses y vehículos industriales, tanto en estado prácticamente puro como mezclado en diferentes porcentajes con naftas de 95 octanos.
2) como aditivo para naftas tradicionales en forma de etil ter butil eter (ETBE).

Biocombustibles obtenidos a partir de bioetanol:
- E5: mezcla del 5% de bioetanol y el 95% de nafta normal. Esta es la mezcla habitual y mezcla máxima autorizada en la actualidad por la regulación europea.
- E10: mezcla del 10% de bioetanol y el 90% de nafta normal. Es la mezcla más utilizada en EEUU ya que hasta esta proporción los motores de los vehículos no requieren ninguna modificación e incluso produce eleva el octanaje mejorando su resultado y obteniendo una notable reducción en la emisión de gases contaminantes.
- E85: mezcla de 85% de bioetanol y 15 % de nafta, utilizada en vehículos con motores especiales como los denominados vehículos FFV o Vehículos de Combustibles Flexibles con motores adaptados que permiten una variedad de mezclas y se comercializan en EEUU, Brasil y Suecia.
- E95 y E100: Mezclas hasta el 95% y 100% de bioetanol son utilizados en algunos países como Brasil con motores especiales.
- E-DIESEL: El bioetanol permite su mezcla con gasoil utilizando un aditivo solvente y produciendo un biocombustible diesel el E-Diesel, con muy buenas características en cuanto a combustión y reducción de contaminación ofreciendo así otras alternativas al bioetanol en el campo de los vehículos diesel.
- ETBE (etil terbutil éter): es un adivito que se utiliza como antidetonante de la nafta. Se obtiene por síntesis del bioetanol con isobutileno, subproducto de la destilación del petróleo. Posee las ventajas de ser menos volátil y más miscible con la nafta que el etanol, se agrega en proporciones del 10-15%. La adición de ETBE o etanol aumenta el índice de octanaje de la nafta, evitando la adición de sales de plomo.
Producción a nivel mundial:
Actualmente, el bioetanol es el biocombustible con mayor producción mundial, del que se elaboraron más de 40.000 millones de litros durante el año 2004 en todo el mundo. Para su fabricación se pueden utilizar una gran cantidad de materias primas. Brasil produjo 15.066 millones de litros, principalmente de caña de azúcar, EE.UU. 13.351 millones de litros, procedentes del almidón del maíz, por resaltar los dos mayores productores, pero también se utiliza remolacha, cereal o residuos forestales. Se está estudiando la posibilidad de cultivar árboles, con alto contenido de celulosa, con el fin de producir etanol, como pueden ser el chopo o el sauce. Igualmente el cultivo específico de algunas plantas con el fin de producir combustible podría ser una alternativa a las tierras sin cultivo, en el marco de la Política Agraria Común (PAC).

Ventajas Medioambientales:

El bioetanol tiene un impacto medioambiental menor que los combustibles fósiles. Dado su origen vegetal, el bioetanol es 100% biodegradable. Lo que supone una ventaja ambiental en caso de vertidos accidentales.

 Mejora de la calidad del aire en zonas urbanas.
 No contamina el agua
 Con su producción puede reducirse los residuos.
 Es una fuente de combustible renovable.
 Es una fuente más limpia de combustible.
 Los biocarburantes emiten un 40-80% menos de gases invernaderos que los combustibles fósiles.
 Reduce la formación de la lluvia ácida por un contenido menor de derivados de azufre y metales pesados.
 Las emisiones de dióxido de carbono (CO2), son menores que las de las naftas siendo emisiones neutras en el ciclo de CO2, ya que los cereales con que se fabrica el bioetanol absorbieron en su crecimiento el mismo CO2 expulsado durante el uso del vehículo. Así, las emisiones son un 70% menores con el uso de bioetanol E85 y de un 3% menores con bioetanol E5.

Ventajas sociales y económicas.

La continua escalada del precio del petróleo hace pensar que en un futuro cercano el bioetanol E85 tenga un precio inferior al de la nafta. Esto hará de este biocarburante un elemento estabilizador para el precio de la nafta, lo que será una mejora para consumidores y para la economía en general, ya que reducirá la incertidumbre provocada por las continuas fluctuaciones mencionadas o sea que reduce la dependencia del petróleo del extranjero.
Consumir un biocarburante fabricado y distribuido por empresas locales generará trabajo para su producción empleando a personal local y también en el sector agrario ya que serán los proveedores del a materia prima.

Desventajas Medioambientales:

El problema de los altos precios del petróleo es el afán por producir biocombustibles aumentado la demanda de maíz (en EE.UU. la mayoría del biocombustible proviene de la fermentación del maíz), por lo tanto su producción depende de la cantidad de maíz cultivado, pero el cultivo del maíz depende a su de gran cantidad de fertilizantes y pesticidas para mantener las siembras sanas. Al parecer el maíz consume muchos más fertilizantes y pesticidas que otros cultivos semejantes.
La utilización de estos productos contamina las aguas con altos niveles de nitratos, que llegan por medio del agua que escurre, poniendo en riesgo la calidad de las aguas.
El cultivo del maíz demanda demasiada agua, lo que hace destinar gran parte de las reservas en agua para regadío. Es así como la producción de bioetanol derivado del maíz esta poniendo en serio riesgo la calidad y la cantidad de agua. Y cabe destacar que es un cultivo alimenticio primario en muchos países por lo que se generarán conflictos de intereses de los gobiernos a la hora de fomentar el bioetanol a partir de maíz.
Cultivos alternativos para la producción de bioetanol son por ejemplo la caña de azúcar, muy utilizada en Brasil, pero la siembra de caña de azúcar necesita climas más tropicales.
Deberían fomentarse otros tipos de cultivos menos exigentes para la obtención de bioetanol como la hierba, biomasa o enfocarse en la producción de biodiesel a partir de sembrados que no exijan tanta agua o plaguicidas.

Desventajas sociales:

Para poder utilizar el bioetanol como combustible puro (E100) se necesita llevar a cabo varias modificaciones dentro del motor, y así no alterar significativamente el consumo. Estas son: Aumentar la relación de compresión, variar la mezcla de combustible/ aire, contar con bujías resistentes a mayores temperaturas y presiones así como conductos resistentes al ataque de alcoholes. Además se debe agregar un mecanismo que facilite el arranque en frío.
Conclusiones.

Es muy necesario tener la posibilidad de generan energía a partir de combustibles no fósiles. La importancia no solo radica en la parte económica sino que también en el cuidado medio ambiental. Asegurar que una u otra fuente alternativa puede ser sustituta del petróleo no es una tarea fácil se requiere de inversión en la investigación y desarrollo de la producción para que sean sustentables. Y es de gran importancia que los estados definan políticas claras sobre el la regulación de los mismos pensando en las consecuencias que puede producir la falta de control. Muchos gobiernos están trabajando pero requerirá de tiempo para implementarlo en forma extensiva e intensiva.



Bioetanol en Latinoamérica



Recientemente se ha planteado una polémica sobre los efectos que produce sobre América Latina el avance mundial del consumo de los biocombustibles. Existe unanimidad de opiniones respecto que el incremento de la demanda de maíz por parte de los productores de etanol en los Estados Unidos, ha provocado un fuerte aumento de precios de los comodities agropecuarios, que ha repercutido sensiblemente en los precios de los alimentos. La discusión se plantea respecto si esto es positivo o nefasto para los países de América Latina y, por consiguiente, cual es la posición a tomar sobre el tema. Dentro de los aspectos positivos se menciona, el importante incremento del valor de las exportaciones de productos agrícolas y agroindustriales.

En toda América Latina, el etanol que se utiliza como biocombustible es obtenido a partir de la caña de azúcar. Los sectores que producen azúcar y etanol funcionan, por razones técnicas, sólo mientras dure la zafra, aproximadamente 180 días en el año. Existen tecnologías modernas que permiten utilizar estas instalaciones el resto del año utilizando otras materias primas como la mandioca, el sorgo dulce o el maíz.
Por razones económicas difícilmente la caña se transporte a más de unas decenas de kilómetros para ser procesada. Luego, la producción de etanol no solo potenciará la agricultura sino también la industria regional.
Existen, además, inmensas áreas de tierras marginales, actualmente incultativables, que requieren grandes inversiones en infraestructura, sistemas de riego y fertilizantes para entrar en producción. Los nuevos precios internacionales de los productos agrícolas potenciará el interés de los empresarios en realizar esas inversiones, aumentando de esta forma no solo el valor sino también el volumen de las exportaciones.
Todo esto traerá aparejado un aumento económico para los productores rurales y, si los sistemas impositivos funcionan correctamente, para la economía en general.
El principal argumento en contra de los biocombustibles es el impacto en el bolsillo de los consumidores del incremento de los precios de los alimentos. Además se mencionan los problemas ambientales que trae aparejada la extensión de la frontera agropecuaria y el hecho de que los sistemas impositivos regresivos producen que el incremento de los beneficios de los productores agrícolas no significará una mejora en el nivel de la población en general.
En realidad las causas del aumento de los precios de los comodities agropecuarios, son el crecimiento exponencial de las economías del sudeste de Asia, lideradas por China, el creciente uso del maíz para producir etanol en Estados Unidos y la producción de biodiesel en la Unión Europea.
En América Latina, la casi totalidad de la producción de biocombustibles, está centrada en la obtención de etanol, a partir de caña de azúcar, principalmente en Brasil, Colombia y Trinidad y Tobago. La utilización de maíz, como materia prima para la obtención de biocombustibles es menor o inexistente. Luego, la extensión del uso de biocombustibles en América Latina no ha sido lo que ha provocado el incremento de los precios de los alimentos, sino que el mismo es causado exclusivamente por la creciente demanda de alimentos del sudeste de Asia y el desarrollo de los biocombustibles en Estados Unidos y la Unión Europea. Por este motivo el argumento que el desarrollo de la industria de biocombustibles en América Latina traerá aparejado un incremento de los precios de los alimentos directamente no se condice con la realidad.

La nueva geopolítica energética de América Latina:

El interés por los agrocombustibles en América Latina también debe ser analizado a la luz del contexto geopolítico de la región. Se mantienen diversas tensiones en la comercialización energética entre exportadores e importadores, especialmente de gas natural. Los casos más destacados son las controversias entre Bolivia y Brasil por el precio, control y propiedad sobre las explotaciones y comercialización del gas boliviano hacia Brasil, su principal comprador; han tenido lugar crisis de suministro en Argentina, que han obligado a suspender las exportaciones hacia Chile y Uruguay; Bolivia no comercializa gas natural con Chile, y Perú ha comprometido casi toda su producción hacia destinos fuera del continente.

Pero por otro lado, se concretaron acuerdos energéticos (como los de Venezuela y Colombia, y Bolivia con Argentina). Asimismo, se celebró una cumbre presidencial sobre energía en Sudamérica, donde se ha conformado un Consejo Energético en el marco de la Comunidad Sudamericana de Naciones. El énfasis de estas negociaciones apunta al petróleo y el gas natural, y en establecer interconexiones de energía y liberalizar el comercio regional. Los acuerdos regionales, tales como la Comunidad Andina de Naciones o MERCOSUR, no han logrado generar estrategias supraregionales para la energía ni políticas energéticas coordinadas. Hasta ahora el énfasis se ha puesto en las interconexiones físicas (oleoductos, gasoductos, y líneas de alta tensión) .

La atención hacia los agrocombustibles se suma recientemente a esas discusiones, y lo hace por motivos muy disímiles. Por un lado, en algunos países se ha visto a los agrocombustibles como una opción para reducir la dependencia de los hidrocarburos y generar autosuficiencia (es el caso de la primera etapa de Brasil). Este es un factor muy importante en los países que son importadores netos de hidrocarburos. Posiblemente esta sea una razón sustantiva actualmente en países como Colombia. Incluso exportadores, como Ecuador, ha iniciado programas de agrocombustibles para su consumo interno (debido a sus limitaciones en disponer de combustible refinado). Por otro lado, más recientemente se han sumado los intereses exportadores, concibiendo a los agrocombustibles como otra mercadería que se puede comercializar con el mundo. Esta orientación es posible en países que cuentan con potencialidades agrícolas adecuadas, y tierra suficiente como para dedicarle superficies significativas que aseguran obtener un volumen exportable. Esta razón parece estar detrás de algunos proyectos más recientes en Brasil, y parece prevalecer en Argentina. Por lo tanto, es indispensable reconocer que existen posturas muy diferentes entre los países latinoamericanos.
Asimismo, el contexto regional se complica todavía más cuando se incorporan las influencias, presiones y promociones desde otras regiones. El caso más evidente han sido las recientes acciones desde Estados Unidos, especialmente con Brasil, y el nuevo papel que se ha autoasignado el Banco Interamericano de Desarrollo en promover los agrocombustibles

Estas tensiones desembocaron en una polémica pública entre altas figuras gubernamentales sobre el papel y los efectos de los agrocombustibles. El intercambio se originó en declaraciones críticas del presidente Hugo Chávez (Venezuela), y un artículo de prensa de Fidel Castro (Cuba), cuestionando a los agrocombustibles, por problemas como el probable desplazamiento de cultivos para la alimentación y su dependencia de las compras originadas en Estados Unidos.

A su vez, el presidente Lula da Silva (Brasil), en un artículo específicamente enfocado en los agrocombustibles y los negocios con Estados Unidos, rechaza algunas de las advertencias sobre los impactos ambientales y sobre la alimentación; otros altos funcionarios brasileños apuntaron en el mismo sentido. Esas declaraciones se dieron en el marco de la gira del presidente de Estados Unidos, G.W. Bush a varios países latinoamericanos.

A pesar de ese intercambio, el caso de los agrocombustibles fue discutido en la cumbre sudamericana de energía. Su uso y promoción fue defendido por Brasil, apoyado por otros países (especialmente Colombia, Uruguay, Chile y Argentina). En la declaración finalmente aprobada en ese encuentro por los presidentes se expresa el “reconocimiento al potencial de los biocombustibles para diversificar la matriz energética sudamericana”, y se acuerda conjugar “esfuerzos para intercambiar experiencias realizadas en la región, con miras a lograr la máxima eficiencia en el empleo de estas fuentes, de forma tal, que promueva el desarrollo social, tecnológico agrícola y productivo”.

Biocombustibles en América Latina. Impacto ambiental:

Diferentes variables influyen en la decisión política de impulsar el desarrollo y adopción de los biocombustibles. El menor impacto que su consumo tiene en el medio ambiente, el hecho de que son una fuente de energía alternativa a los combustibles fósiles y, en el caso de América Latina, la gran oportunidad económica que representan son factores decisivos.
Los países desarrollados, y algunos en vías de desarrollo, han tomado la decisión de utilizar biocombustibles obtenidos del agro como el alcohol para las naftas y biodiesel de aceites vegetales para el diesel, a fin de mitigar los efectos ambientales adversos que causan los combustibles fósiles como petróleo, carbón y gas, usados para la generación de cerca de 90% de la energía en el planeta. El dióxido de carbono, CO2, quizá hasta hace poco un contaminante normal, se está convirtiendo en un contaminante de gran importancia porque es el principal causante del calentamiento global de la Tierra.
Los biocombustibles, mezclados con los combustibles fósiles tradicionales usados en el transporte automotor, mitigan el impacto del dióxido de carbono, ya que por el efecto de fotosíntesis de las plantas vegetales de donde se obtienen, como la caña de azúcar, la remolacha azucarera, la palma africana, etc., convierten el CO2 que produce su combustión, en oxígeno para purificar el aire.
La contaminación del aire es producida por la cantidad de combustibles fósiles que se quema diariamente en el planeta, equivalente en peso a 21 millones de toneladas por día, que se expulsan en forma de gases contaminantes a la atmósfera.
La concentración del dióxido de carbono en la atmósfera se ha incrementado desde la revolución industrial en cerca de 40%. Se estima que dicha concentración se puede duplicar o aun triplicar en los próximos 100 años, con efectos impredecibles.
Pero mientras se desarrolla esta tecnología a costos razonables, que según los expertos puede demorar de 20 a 30 años, se deben suavizar los efectos negativos ambientales de los combustibles fósiles con los biocombustibles: el bioetanol y el biodiesel.
Según los analistas, el crecimiento de esta reciente industria a escala mundial será vertiginoso en los próximos 20 años. Para oxigenar las gasolinas con 10% en volumen de alcohol y 10% de biodiesel en el diesel, se requerirían, cerca de 40 millones de hectáreas en el mundo, cultivables probablemente sobre la línea ecuatorial, entre los trópicos.
Quizá la región con más capacidad de buenas tierras para la producción de biocombustibles es la zona norte de Sudamérica: Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia, sin tocar, por supuesto, el Amazonas, y sin descartar a México y algunos países centroamericanos y del Caribe.
Los dos biocombustibles más importantes son el bioetanol el biodiesel. La producción de etanol en el mundo se duplicó entre 2000 y 2005, mientras la producción de biodiesel se cuadruplicó. En 2005 solamente, la producción de etanol aumentó 19% y la de biodiesel saltó en 60%, a partir de una base mucho más pequeña. Aún así, esta joven industria, altamente creciente, proporciona biocombustibles que tan sólo constituyen 1% de los combustibles líquidos para el transporte mundial.
América, líder en biocombustibles
La producción de etanol carburante hoy está cercana a los 110 millones de litros por día, y 90% de la producción la aportan Estados Unidos (52 millones de litros por día) y Brasil (48 millones de litros por día). Estados Unidos lo produce a partir de maíz en más de 30 millones de hectáreas. Brasil lo obtiene a partir de caña de azúcar en más de tres millones de hectáreas, y dispone de otros tres millones de hectáreas en caña para la producción de azúcar. La producción de biodiesel mundial es actualmente de unos 11 millones de litros por día, siendo los principales productores, en su orden, Alemania, Francia, Estados Unidos, Italia y Austria.
Colombia ya inició la producción de alcohol, gracias a la iniciativa del Congreso de la República.
La producción en el Valle del Cauca colombiano, en las cinco plantas existentes del sector azucarero, es de 1.050.000 litros/día (60% de los requerimientos del país para una mezcla de 10% de alcohol en las naftas). Este porcentaje se incrementará en la medida en la que haya disponibilidad de alcohol producido nacionalmente.
En América Latina, además de Brasil y Colombia, casi todos los países tienen serias intenciones de involucrarse en la producción de biocombustibles. Se han adelantado iniciativas gubernamentales y normas de calidad, unas más avanzadas que otras para dicho fin.
En Argentina se estableció el Programa Nacional de Biocombustibles, aprobado por la ley 26093 de 2005 para producir etanol del maíz y biodiesel de aceites oleaginosos, en un programa que se debe desarrollar en los próximos 15 años. Para 2010 se requerirán, al 5% de etanol en la gasolina, cerca de 200 millones de litros/año de alcohol, de 550.000 toneladas de maíz cultivadas en 106 mil hectáreas.
En Bolivia, algunos de los ingenios azucareros en el departamento de Santa Cruz han exportado a Italia cerca de 50 millones de litros de bioetanol a partir de caña de azúcar. Para el mercado interno están elaborando una legislación que les permita impulsar 25% de bioetanol para las gasolinas, con una demanda de 90 millones de litros/año de alcohol de caña cultivada en 30 mil hectáreas.
En Chile, la Empresa Nacional de Petróleo (Enap) ha desarrollado estudios de factibilidad para la producción de bioetanol a partir de remolacha azucarera. Se establecerá una legislación para usar 10% de bioetanol en las gasolinas. También se estudia la posibilidad de usar ETBE (Etil Terbutil Eter).
En Cuba se han hecho varios estudios, especialmente el del Centro de Investigaciones y Desarrollo del Transporte (Cetra), que probó 114 vehículos con un recorrido de millón y medio de kilómetros, concluyendo que para las condiciones cubanas, una mezcla de 20% a 25% de etanol en las gasolinas sería recomendable para alcanzar una combinación estable y efectiva.
En Paraguay, el bioetanol se ha utilizado puro o mezclado con la gasolina. En la resolución 248 de 2006 del Ministerio de Industria y Comercio, se definieron contenidos de 24% y 18% de bioetanol en la gasolina regular y súper, respectivamente.
En Ecuador (importador de gasolina de alto octanaje), el gobierno ha propuesto impulsar el programa de bioetanol por etapas, con un plan piloto en la ciudad de Guayaquil.
Perú, República Dominicana, Uruguay y México, así como algunos países centroamericanos, también están dando pasos a escala gubernamental para la implementación de proyectos similares.
Venezuela anunció recientemente la destinación de más de US$900 millones durante los próximos cinco años, para producir 4 millones de litros/día antes de 2010. PDVSA construirá 15 centrales azucareras para la producción de bioetanol, con las que se creará más de un millón de empleos entre directos e indirectos. Concretamente, Venezuela inició en agosto de 2005 la importación de 20 millones de litros/mes de Brasil para la oxigenación de las naftas en la zona oriental del país.
El precio internacional del bioetanol tiende a igualar el de la nafta sin plomo, que con los recientes altos precios del petróleo y sus derivados, hacen de esta nueva industria rentablemente interesante. Lo mismo aplica para el biodiesel de aceites vegetales, en donde el precio en comparación es el precio del diesel.
Se estima una generación de aproximadamente 500 mil empleos, entre directos e indirectos, principalmente campesinos, por cada millón de hectáreas sembradas. Socialmente hablando, por consiguiente, este proyecto tendrá un gran impacto en América Latina.

Estados Unidos y los agrocombustibles sudamericanos:

El reciente acercamiento entre Estados Unidos y otros países latinoamericanos, en particular Brasil, ha generado una polémica política, tiene impactos en los mercados de la energía, y ofrece algunas pistas sobre el posible futuro del sector de combustibles de base agrícola, ya que Brasil y Estados Unidos se disputan los dos primeros lugares en la producción de bioetanol, Estados Unidos es el mayor consumidor de combustible del planeta, mientras que Brasil es el que tiene la mayor experiencia en ese sector y posee tierra disponible para aumentar todavía más esos cultivos.

Washington está otorgando creciente atención a los agrocombustibles tanto domésticos como importados. El plan “Veinte en Diez” apunta a alcanzar a 36 millones de hectáreas cultivadas con maíz durante este año para producir bioetanol. Sin embargo allí se enfrenta el problema del menor rendimiento del grano maíz como materia prima para la elaboración del etanol, mientras que la caña de azúcar es más eficiente en este sentido. Por lo tanto el país está interesado en contar con fuentes alternativas para importar biocombustibles, y además observa con atención las tecnologías desarrolladas en Brasil.

Es así que Estados Unidos promueve este sector en América Latina, y en esa tarea se ha aliado con la administración Lula da Silva en Brasil y el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El exgobernador del estado de Florida, Jeb, junto al ex ministro de Agricultura de Brasil, Roberto Rodrigues, y al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Moreno, anunció el lanzamiento de la Comisión Interamericana de Etanol. Su propósito es fomentar el uso de etanol en el continente americano. Al momento del lanzamiento, Jeb Bush hizo hincapié en los beneficios de esta iniciativa para su país: “A través de esta Comisión, Florida tiene la oportunidad de ubicarse a la vanguardia en promover una política energética que fortalezca la seguridad nacional, estimule el desarrollo económico, aumente la protección del medio ambiente y fomente el libre comercio dentro del hemisferio”. El objetivo de Estados Unidos es el acceso al etanol brasileño de caña de azúcar, bastante más barato que el estadounidense producido a partir del grano de maíz.

Por su parte, para Brasil este acuerdo puede significar importantes ingresos en divisas por exportación de bioetanol. La posibilidad de ser el abastecedor de ese 15% del consumo de gasolina estadounidense en el 2017 implica multiplicar por ocho su producción actual. Brasil también procura mejorar sus capacidades para la investigación en la fabricación de etanol a partir de lignocelulosa.


Finalmente, Brasil es uno de los principales promotores de otorgarle el reconocimiento de “commodity” al bioetanol bajo las reglas de la OMC (Organización Mundial de Comercio), de manera de flexibilizar su comercialización. En el mismo sentido, Brasil reclama que el gobierno de Estados Unidos reduzca o elimine los aranceles que se impone a sus importaciones. Esas tarifas aduaneras y los altos costos de los fletes reducen la competitividad exportadora del bioetanol brasileño hacia Estados Unidos. A su vez, esas trabas comerciales son una protección indirecta para la producción estadounidense de bioetanol a partir del maíz, que en buena medida beneficia especialmente a las grandes empresas graneleras.

Producción en Argentina:

La Argentina, Brasil y otros países del MERCOSUR y Latinoamérica poseen algunos de los mayores cultivos mundiales de materia prima en sus campos para la fabricación de biodiesel y bioetanol. No será fácil competir con Estados Unidos y países europeos, que cuentan con la infraestructura, los medios económicos y las empresas que operan internacionalmente, como para monopolizar la producción y el comercio mundial de biocombustibles.

Es necesario advertir que las empresas petroleras ya están avanzando en la diversificación de sus negocios, abordando la producción y comercialización de los biocombustibles. La empresa española Repsol anunció una inversión de 30 millones de dólares para construir, en Ensenada, una planta que producirá 120.00 metros cúbicos anuales de biodiesel a partir de fines de 2007.

La Argentina debe responder al desafío que significa intensificar los cultivos aptos para producir biocombustibles y alentar la elaboración de estos, por eso es preciso que se establezca una alianza estratégica con Brasil, el MERCOSUR y países latinoamericanos, destinada a complementar e impulsar los cultivos aptos como materia prima, la elaboración de biocombustibles y su empleo en cada país. Tambien que el Parlamento sancione la ley, con media sanción del Senado, que garantice la seguridad jurídica, el marco regulatorio y establezca las exenciones impositivas para la producción y venta de biocombustibles (proyecto que fue frenado por el Ministerio de Economía, durante la gestión de Lavagna, quien no avaló los beneficios impositivos previstos en la iniciativa). Además se debe impulsar la creación de cooperativas de trabajo y producción formadas por agricultores, que comenzarán por autoabastecer sus propias explotaciones y maquinarias agrícolas y alentar a las empresas privadas radicadas en los lugares de producción de la materia prima, capaces de impulsar el desarrollo regional. Otro punto importante es intensificar la tarea de fomento en el marco del Programa Nacional de Biocombustibles.
Para concertar una alianza estratégica con Brasil y otros países y autoabastecer de biocombustibles en lugar de importarlos cuando su uso se haya generalizado, es imprescindible para la Argentina el comenzar por intensificar sensiblemente los cultivos aptos para emplearlos como materia prima.

Conclusión:
La nueva situación que se da en el mercado internacional de comodities agropecuarios, a latinoamérica le presenta una crisis en el doble sentido del término que significa tanto peligro como oportunidad.
Los peligros son el incremento de precios de los alimentos y la necesidad de desarrollarse en forma ambientalmente sustentable, las oportunidades están representadas por las inmensas posibilidades de desarrollo económico que la situación actual del mercado internacional de comodities agropecuarios presenta.
Si América Latina desarrolla vigorosa y rápidamente la industria de biocombustibles, obtendrá el capital necesario para paliar los incrementos de precios de los alimentos y afrontar los desafíos ambientales que se le presenten. Si no lo hace, los alimentos igual subirán de precio, también se nos presentarán problemas ambientales, sólo que en este caso no tendremos recursos para hacerles frente.


Finalmente, Brasil es uno de los principales promotores de otorgarle el reconocimiento de “commodity” al bioetanol bajo las reglas de la OMC (Organización Mundial de Comercio), de manera de flexibilizar su comercialización. En el mismo sentido, Brasil reclama que el gobierno de Estados Unidos reduzca o elimine los aranceles que se impone a sus importaciones. Esas tarifas aduaneras y los altos costos de los fletes reducen la competitividad exportadora del bioetanol brasileño hacia Estados Unidos. A su vez, esas trabas comerciales son una protección indirecta para la producción estadounidense de bioetanol a partir del maíz, que en buena medida beneficia especialmente a las grandes empresas graneleras.