El Sufismo es una fuente de conocimiento, toda una filosofía de vida que está en los cimientos de todas las religiones, aunque discrepa de todas ellas.
Los cuentos se perciben con el corazón y no con la mente, no se trata de descifrar su significado, sino más bien de permitir que se produzca su efecto sutil cuando los leemos.Sus enseñanzas pueden ser seguidas por cualquier persona.
Todo lo que nos hace reflexionar refuerza nuestro espíritu.

miércoles, septiembre 3

El devoto y la prostituta

Había una vez un hombre devoto que dedicaba su tiempo a la oración y meditación. Su objetivo eran las cosas del alma y la búsqueda de la verdad.

Sucedió que se mudó a vivir justo frente de su casa una prostituta que todo el tiempo recibía todo tipo de hombres. El hombre devoto se sentía enojado e indignado y le decía a Dios cómo podía enviarle algo así, pues esto le hacía perder su concentración y era motivo de desviarse en sus plegarias; “una mujer así no merecía ningún tipo de favores”.

Pasó el tiempo y el hombre devoto cada vez sentía más desagrado por aquella mujer. Por el contrario la prostituta se sentía muy honrada y afortunada de que frente a su casa viviera un hombre de condición espiritual, de modo que siempre le agradecía a Dios esa oportunidad de estar cerca de personas de dignidad. Ya que ella se veía obligada por las circunstancias a llevar ese tipo de vida.

Entonces ocurrió que los dos murieron a la vez, pues se produjo un enorme desastre natural y así los dos se vieron frente a la corte celestial.

Allí se les dijo: “cada cual somos lo que cosechamos”. Así el hombre devoto fue condenado por no haber vivido su vida con satisfacción y agradecimiento y además haber tenido sentimientos negativos hacia otros. Y la prostituta fue salvada, pues ella había vivido su vida con gratitud, aceptación y pensamientos amables hacia los demás.

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