La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por sus siglas en inglés) aprobó la propuesta que impide a las compañías proveedoras de Internet aplicar cobros diferenciales a los usuarios para brindar accesos más rápidos a los contenidos de la red. La normativa clasifica a la banda ancha fija y móvil como un servicio público de telecomunicaciones, la misma regulación que se aplica a los servicios de telefonía. Esto significa que dejarán de estar libres de regulación estatal y pasarán a convertirse en common carriers, quedando sujetas a reglas de interconexión y de no discriminación.
El regulador también aseguró que los operadores e ISP “no pueden perjudicar o degradar el tráfico de Internet sobre la base de contenidos”, así como tampoco “favorecer a un cierto tráfico de Internet sobre el resto a cambio de una contraprestación de ningún tipo”.
“La decisión de la FCC protegerá la innovación y creará un campo de juego para la siguiente generación de emprendedores”, defendió el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Netflix definió la medida como una victoria para los consumidores. Por su parte, AT&T adelantó que podría someter la norma a juicio mientras que Verizon la calificó como “anticuada” y se burló a través de un comunicado que simula estar hecho en una máquina de escribir fechado en 1934.