lunes, 6 de julio de 2009

Estas son las mañanitas que cantaba el rey David (¿qué carambas significa esa frase...?)



Coyojane hace un paréntesis para autofelicitarse por su primer aniversario.

Es emocionante festejar el aniversario de algo donde uno tiene mérito directo. Como dejar de beber o no haber dejado de ir al gimnasio o conservarse en pareja. No sucede así en los “grandes” aniversarios como los cumpleaños, las Navidades, cuando se trata de las madres o los muertos y mucho menos en los cambios de año. Aunque tal vez los cumpleaños sí tengan algo de meritorio: vivir no está tan fácil, aunque así lo parezca.

Yo no quería decir nada cursi hoy pero no voy a poder evitarlo. Aquellos que han seguido este blog desde sus albores, surcando disertaciones matrimoniales y anti-tabaco, crónicas viales, viajeras y gripales, monjas y enfermeras y una que otra catarsis, saben que nació de un intento por trasladar la escritura a un lugar que no fueran programas masivos o cuadernos anónimos. Un ensayo aventurado de tratar de ser congruente con lo que intuyo que es mi quehacer, de compartir lo personal, de comunicar, pues, como hacía aquel señor que no se podía mover y para hacerlo guiñaba el ojo.

Lo que hace este 7 de julio “festejable” es poder admitir, con gozo, dicha y algarabía, que sí, que ahí va. Que este intento ha cundido, que este espacio ha sido como un taller de orfebrería aterrador y lleno de sorpresas, que cada vez que publico algo sigo sufriendo las horas siguientes por qué van a pensar de mí, y que aunque eso me suceda toda la vida, nunca va a ser un obstáculo para continuar. Saber eso es por lo que brindo el día de hoy.

¡Salud! Y gracias por seguir leyendo.