“Todos pueden hablar mal de nosotros, excepto nosotros mismos, todos pueden no confiar en nosotros, excepto nosotros mismos”

Si bien la comunicación no verbal es contundente en nuestras relaciones interpersonales, nuestra comunicación verbal no solo es importante para fortalecer nuestras relaciones personales, laborales, nuestro camino al éxito, etcétera, sino que marca una determinada actitud en nuestras percepciones y por ende en nuestras acciones, y los resultados de éstas.

Nuestro discurso verbal, puede ser nuestro enemigo número uno o nuestro mejor aliado en todas nuestras acciones, marca el tono de nuestra interpretación de la vida y nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y el entorno.

En un afán de buscar la perfección y la eficiencia podemos sacrificar nuestro bienestar a nivel cotidiano, al emprender una tarea desde la más sencilla, hasta la más compleja.

Nuestra mente no tiene sentido del humor, y todo lo que le digamos lo tomará en serio, si yo digo que soy un estúpido, en primer lugar mi mente lo registra literalmente y la gente que lo escuche lo interpretará como un hecho aunque “lo hayamos dicho de broma”

Nosotros somos los que hablamos mal de nosotros mismos, en realidad no necesitamos enemigos, si por ejemplo comunicamos lo flojos que somos para levantarnos, lo desorganizados que somos, lo malos que somos con las matemáticas, con la capacitación, etcétera, etcétera, en realidad lo que estamos haciendo es esculpiendo nuestra imagen en la percepción de quien nos escucha.

Por otro lado nuestro sentido de urgencia nos rebasa, y nos marca un ritmo imaginario al tono de lo que interpretamos como absurdamente rápido, como recibimos muchos correos “muy rápido” y respondemos “muy rápido” y los acontecimientos pasan “muy rápido”, “las Fiestas Patrias, Fiestas de muertos, Navidad” todopasamuyrápido… uf…¡se fue el año!

Queremos estudiar dos carreras a la vez, comer rápido, entregar el reporte en una hora, o mejor dicho en “cinco minutos” veamos algunos ejemplos:

Te lo entrego en una hora

Salgo a las cinco de la mañana

Mañana antes de medio día

Estará listo para la tarde

En una hora paso por ti

Estoy ahí en media hora

Tan pronto como acabe esto

Antes de que acabe el trimestre.

Isidro Huerta