2. CATEQUESIS, PROCESO CATECUMENAL

 

1. La catequesis tiene un carácter propio: ¿en qué consiste? ¿cuáles son las dimensiones o tareas de la catequesis? ¿cómo actualizar hoy la enseñanza especial de Jesús a sus discípulos? Volviendo a las fuentes, la catequesis asume y desarrolla la siembra de la Palabra en un proceso de crecimiento y maduración, que produce fruto. Como parte vital de la misma, la catequesis participa del desafío propio de la evangelización: pretende hacer madurar la fe inicial y educar al verdadero discípulo (CT 19). En suma, pretende hacer discípulos (CT 1), básicamente evangelizados.

2. La catequesis asume y desarrolla la evangelización primera (primer anuncio, precatecumenado). En esta primera etapa es fundamental la acogida de quien se acerca al evangelio y, en ese contexto, una primera comunicación de la experiencia de fe. Por su parte, el nuevo discípulo tiene conversión inicial: como el paralítico del evangelio (Mc 2), ha oído hablar de las señales que realiza Jesús, se deja llevar por los camilleros, supera las dificultades que salen al paso, entra en el grupo de discípulos que escuchan la Palabra, pasa de lo individual a lo comunitario, comienza a escuchar. No puede dar un paso por el camino del evangelio, pero tiene conversión inicial y, además, un grupo de creyentes que le acompaña. En esta primera etapa, las constantes de la evangelización de Jesús y de los Doce (CC 21) se dan ya de forma germinal.

3. En sentido restringido, la catequesis es la enseñanza elemental de la fe. En sentido pleno, es la iniciación cristiana integral, es decir, iniciación no sólo en la doctrina, sino también en la vida y culto de la Iglesia, así como en su misión en el mundo (CC 79). La catequesis renovada, que ahora y siempre necesita la Iglesia, implica la promoción del sentido pleno: La catequesis no consiste únicamente en enseñar la doctrina, sino en iniciar a toda la vida cristiana (CT 33). Según esto, la catequesis debe tener una inspiración catecumenal, es decir, debe iniciar en todas las dimensiones de la vida cristiana: en el conocimiento del misterio de Cristo, en la vida evangélica, en la oración y celebración de la fe, en el compromiso misionero (CC 83-85;DGC 67).

4. En su sentido pleno, toda catequesis es catecumenal. Ambas palabras proceden del verbo griego katejein, que significa resonar, hacer sonar en los oídos y, por extensión, instruir, instruir en la Palabra. La definición más antigua de catequista es ésta: el que instruye en la Palabra al discípulo o catecúmeno (Ga 6,6). En los Hechos de los Apóstoles, esta instrucción es posterior al bautismo. Se dirige a aquellos que han acogido el anuncio primero del evangelio y se desarrolla en el ámbito de la comunidad cristiana. La catequesis es, así, iniciación a la vida cristiana total. En los siglos III y IV florece la institución del catecumenado, que facilita la iniciación cristiana, durante un tiempo previo al bautismo. Quienes así son iniciados se llaman catecúmenos en Oriente y oyentes en Occidente. El catecumenado no es una mera exposición de dogmas y preceptos, sino una formación y noviciado convenientemente prolongado de la vida cristiana, en que los discípulos se unen con Cristo, su Maestro (AG 14). En nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II ordena la restauración del catecumenado para no bautizados (SC 64). Unos años después, se publica el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (1972). Durante el posconcilio, el proceso catecumenal se va aplicando también a la evangelización de los bautizados y, poco a poco, la inspiración catecumenal se va extendiendo a todo tipo de catequesis: El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal (Sínodo de Obispos, MPD 8;DGC 59).

5. La catequesis inicia en la Palabra viva de Dios, la Palabra del Reino (Mt 13,19), palabra sembrada en el campo de la historia: el campo es el mundo (13,38). Es una Palabra que hace discípulos (Jn 8,31), discípulos de Dios (6,45), una Palabra que manifiesta el misterio del Reino de Dios (Mc 4,11; ver Am 3,7). Es una enseñanza especial. El discípulo entra dentro del misterio anunciado a la muchedumbre por medio de parábolas: Dios, que habló en otro tiempo, sigue hablando (DV 8). Más aún y es fundamental: quien escucha la Palabra, se encuentra con Cristo. Toda la Escritura da testimonio de El (Jn 5,39). El es la Palabra hecha carne (1,14), Palabra rechazada por los suyos (1,11), Palabra que transforma en hijos de Dios (1,12), Palabra resucitada, Palabra que resucita (5,25). Para la Iglesia naciente, evangelizar es anunciar la buena nueva de la Palabra (Hch 8,4) o, lo que es lo mismo, anunciar a Cristo (2,36). Por ello, desconocer la Escritura es desconocer a Cristo (DV 25). En el proceso catecumenal, los catecúmenos reciben el evangelio (Sagrada Escritura) y su expresión eclesial que es el símbolo de la fe (Credo).

6. La catequesis inicia en la justicia nueva del evangelio (Mt 5,1-48), es decir, promueve un proceso de conversión. Para empezar, basta la conversión inicial. Con la gracia de Dios, el nuevo convertido emprende un camino espiritual, por el que pasa del hombre viejo al hombre nuevo: Trayendo consigo este tránsito un cambio progresivo de sentimientos y de costumbres, debe manifestarse con sus consecuencias sociales y desarrollarse paulatinamente durante el catecumenado (AG 13;DGC 85).

7. Si la catequesis inicia en la Palabra (diálogo de Dios con el hombre), inicia también en la oración (diálogo del hombre con Dios). El discípulo ora como Jesús: en secreto (Mt 6,6), en grupo o comunidad (11,25), con pocas palabras (6,7), desde situaciones concretas (Lc 6,12), con palabras tomadas de los salmos (Mt 27,46;Lc 23,46;Jn 11,41), según el modelo que nos enseñó Jesús, es decir, según el espíritu del Padre nuestro (Lc 11,2-4). Asímismo, la catequesis inicia en la celebración viva de la fe. La Palabra anunciada y escuchada es también celebrada (sacramentos).

8. La catequesis inicia en el compromiso misionero: nace de la confesión de fe y conduce a la confesión de fe. Quien ha sido evangelizado, evangeliza a su vez. Jesús, que sigue evangelizando, comparte su misión con los discípulos enviados a hacer discípulos: Salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban (Mc 16,20;DGC 86).

9. La catequesis hace discípulos integrados en comunidades vivas. La adhesión al evangelio no puede quedarse en algo abstracto y desencarnado: se revela concretamente por medio de una entrada visible en una comunidad de fieles (EN 23). En nuestro tiempo, volvemos a recordar la función central de la comunidad como origen, lugar y meta de la catequesis (CC 253). Como era en un principio: acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones (Hch 2,42).

10. La Palabra sembrada produce sus frutos. Al final es preciso: discernir si se ha cumplido si se ha cumplido el proceso catecumenal; garantizar y celebrar la superación de resistencias; ver si se producen, entre otros, estos frutos importantes: la confesión de fe, la oración cristiana, el testimonio, las señales del evangelio, el amor fraterno.

11. La catequesis es iniciación cristiana integral, abierta a todas las esferas de la vida cristiana. Esto no excluye que razones de método o de pedagogía aconsejen organizar la comunicación del mensaje de un modo más bien que de otro (CT 31). Por lo demás, la variedad en los métodos es un signo de vida y de riqueza (CT 51). Los métodos han de ser abiertos y flexibles: Dios habla de muchas maneras. Estamos al servicio de la Palabra dicha hoy (en el fondo de los acontecimientos personales, sociales o eclesiales) y dicha ya (recogida en la Escritura y en la tradición viva de la Iglesia).

12. Entre nosotros, se ha recordado justamente la función de iniciación propia de la catequesis. Ahora bien, no podemos olvidar que es preciso profundizar, consolidar, alimentar y hacer cada día más madura la fe, pues, de otro modo, la fe corre el riesgo de morir por asfixia o por inanición (EN 54). Dice Juan Pablo II: Para que sea eficaz, la catequesis ha de ser permanente (CT 43;DGC 51 y 82).

* ¿Qué proceso se da en la catequesis que conocemos? ¿Es catecumenal?

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