CUIDADOS BASICOS DE LOS PERROS - Parte 1




1. Los primeros días de la vida del perro
Nada más nacer, los cachorros buscan mamar y estar lo más cerca posible de su madre para mantener el calor y dormir seguros. La actividad que desarrollan es mínima, duermen y se alimentan, y la madre siempre estará lamiéndolos para mantenerlos secos y ayudarles en las micciones y deposiciones.
El desarrollo de los sentidos.- La percepción de los cachorros durante los primeros días se basa únicamente en el olfato, que está presente desde el nacimiento y que es la guía que utilizan para llegar a la madre y, en especial, a los pezones para mamar.
Al principio, son sordos y ciegos, ya que el sentido auditivo empieza a desarrollarse desde el decimoquinto día en adelante, llegando a percibir las variaciones de tono en torno al día 30 de vida. La visión se desarrolla gradualmente y entre el décimo y el duodécimo día abren los ojos, siendo en principio claros y estando cubiertos por una membrana que, con el paso de los días, irá desapareciendo, permitiéndoles la visión plena entre el día 22 y el 27 de vida.
Cuidados básicos.- La principal labor a desarrollar durante los primeros días es mínima, siendo la más importante la vigilancia de que los recién nacidos mamen y que la madre haga paseos diarios para favorecer la secreción láctea y activar las funciones intestinales, adormecidas por la inmovilidad. Hay hembras que sólo dejan mínimamente a los cachorros para hacer sus necesidades fisiológicas y no se alejan del nido en absoluto. Hay que ser pacientes y alentarla para que lo haga, ya que el caminar produce leche.
Durante los tres primeros días, los cachorros mamarán de la madre un líquido lechoso llamado calostro que, además de ser altamente nutritivo, es muy rico en grasas y glóbulos blancos. Su función principal es la de transmitir a los cachorros los anticuerpos de la madre para que el organismo de los recién nacidos reaccione ante sustancias extrañas con su propio sistema inmunológico.
Desde el cuarto día, la madre secretará la leche que los cachorros irán mamando a intervalos regulares; al principio cada hora, aproximadamente, y luego distanciando las tomas hasta completar el destete.

2. Unos cachorros sanos
El cuidado de los cachorros durante los primeros días se reduce básicamente a la vigilancia de que mamen y que se mantengan secos y calientes si hace frío; y algo más frescos si el calor es fuerte en verano. Así mismo, hay que comprobar que ningún recién nacido quede aplastado el cuerpo de la madre, lo que podría provocar su asfixia.
Las atenciones deberán centrarse en la madre, dándole dos buenas comidas diarias en lo referente a la calidad de los alimentos (normalmente para cachorros) y agregarle en su plato algún complejo que contenga calcio, ya que puede darse el caso de que a los pocos días de empezar a amamantar a la camada se produzca una fuerte bajada de calcio en el organismo, originando una tetania (con síntomas muy claros y notorios). El consejo del veterinario dirá siempre cómo suministrar el calcio y cómo actuar.
Después del parto, la perra continuará evacuando flujo por la vulva con algo de sangre y, tal vez, algunos restos de tejidos. Esta situación es totalmente normal y puede desarrollarse hasta los 15 días siguientes al alumbramiento sin representar riesgo, siempre que no huelan pútridamente y no se prolongue durante más tiempo. Si se detectara alguna anormalidad, se haría indispensable la visita al veterinario.
Más consejos.- Otro de los cuidados a desarrollar es la vigilancia de las mamas de la madre. Hay que notar que la temperatura al tacto sea superior al resto del cuerpo, cosa que resulta del todo normal si es hasta tres grados superior. También habrá que vigilar que no le duelan y que no estén obstruidas, para lo que se podrán drenar levemente para comprobarlas.
Entre el segundo y tercer día de vida se caerá el resto de cordón umbilical que aún tienen los cachorros y que se habrá ido secando. La madre los lamerá para mantener la limpieza y es normal que los ingiera tras el desprendimiento. Además, durante esos días, empezarán a mamar leche y el calostro dejará de ser secretado por la madre. Esto se reflejará muy nítidamente en el peso de los recién nacidos, ya que cuando empiezan a mamar leche el peso tiene una progresión significativa, doblándolo en 10 días aproximadamente; mientras que cuando sólo maman calostro el peso no experimenta cambios e, incluso, en las primeras 24 horas puede darse algo de pérdida de peso.

3.- El periodo crítico del cachorro
 El periodo crítico del cachorro es una etapa crucial para que el perro alcance de adulto el equilibrio emocional y psíquico que es de esperar. El 'imprinting' es la primera huella imborrable que quedará en el animal y que condicionará el resto de su vida, afectando la socialización con otros perros, con los seres humanos y con la integración jerárquica en su 'manada'. Es fundamental que el amo esté muy bien documentado al respecto para no tener una desagradable sorpresa, y frustración en el ejemplar, de los complicados problemas que causa un 'imprinting' deficiente. Por ejemplo, la inseguridad que se transforma en ataque súbito por miedo, las riñas con otros perros, el temor a los seres humanos o la incapacidad de realizar una tarea como morder la manga en el adiestramiento.
Por todo ello, es muy conveniente solicitar al veterinario toda la información relativa al 'imprinting', así como preguntar todas las dudas que puedan surgir. De esta forma, se podrá abordar este periodo con plenas garantías de éxito, algo que, sin duda, se agradecerá en la futura convivencia con el animal.
Principales cuidados.- Para que el cachorro se convierta en un adulto sano y con un carácter estable, necesita cuidados a todos los niveles, es decir, físicos, emocionales y psíquicos.
Un buen plan de alimentación; las desparasitaciones internas (las vulgarmente conocidas como lombrices) y las externas (las pulgas y garrapatas, principalmente); el cuidado del pelo con limpieza diaria con un paño húmedo y el cepillado, evitando quitar la protección grasa que el cachorro tiene en la piel con baños hasta los seis meses como mínimo. Dicho de otra forma, si se desea un pelo sano, brillante y fuerte, lo mejor es no bañarlo hasta los seis meses, y si se puede prolongar hasta el año, mejor. Además, se debe seguir el plan de vacunación que aconseje el veterinario.
La importancia del ámbito emocional.- En el ámbito emocional, el cachorro necesita integrarse en la 'manada' donde vive gradualmente, sin traumas. Los juegos resultan indispensables para potenciar sus habilidades innatas (por ejemplo, tirarle una pelota o jugar al escondite, lo cual le obligará a olfatear dónde se encuentra su amo, cosa que cuando se ponga sobre una pista de rastreo el ejemplar desarrollará con precisión y alegría).
A nivel psicológico, es fundamental que tenga lugar un 'imprinting' adecuado. Hay que estar informado de cómo educarlo y enseñarle las normas básicas de convivencia. Nunca se debe asustar ni castigar a la pequeña mascota, que aceptará de buen grado un sonoro 'no' cuando haga algo inadecuado. De igual forma, sabrá valorar positivamente un trato justo, pero no aceptará la tiranía ni las reprimendas que no sea capaz de entender. Por ejemplo, es frecuente dar al cachorro zapatos viejos para que juegue, pero cuando toman uno nuevo para seguir disfrutando con él es reprimido duramente. Un perro pequeño nunca logrará entender por qué si con un zapato es felicitado, a qué se debe el disgusto del amo si él toma otro. Es importante, por tanto, que el cachorro tenga sus juguetes propios.

Como norma general, es conveniente procurar que exista regularidad en todo lo que tiene que ver con el perro: comidas, ejercicios, horas de sueño, costumbres diarias, etc. El animal tiene tolerancia a las alteraciones de la rutina, pero si son excesivas, o nunca hay una rutina, vivirá en un estado de tensión permanente, que acusa en su salud.
El control veterinario.- Si se ha adquirido el cachorro de un criador reconocido oficialmente, o de una tienda de animales de cierto prestigio, lo más probable es que ya haya recibido su primer lote de vacunas y esté sano. En el caso de que se haya recogido de la calle, regalado por un amigo, o comprado a un particular, lo primero que se ha de hacer es llevarlo al veterinario.
En los primeros meses de vida hay que administrarle una serie de vacunas cuya naturaleza y periodicidad determinará el veterinario; y en cuanto cumpla el primer año hay que inmunizarle contra la rabia; y a partir de ahí, una revacunación anual. En ningún caso hay que olvidarse de hacerlo puesto que, además de ser obligatorio por ley, la rabia es una enfermedad mortal y susceptible de contagiarse a las personas.
Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita anual para hacer al perro una revisión general con el fin de prevenir cualquier incidente.
Parásitos internos.- Comúnmente se conocen como lombrices. Desparasitar al perro es una operación necesaria antes de la vacunación y para la cual el veterinario facilitará la información adecuada en cuanto a cuándo ha de hacerse y con qué medicamento.
En cualquier caso, si el dueño ve señales de lombrices (sobre todo en las heces), hay que extremar las medidas de higiene como: recoger siempre las deposiciones del perro para evitar contagios a otros animales, lavarse las manos después de un contacto prolongado con el animal, evitar su saliva, que puede transportar gérmenes; y mantener al perro alejado de otros animales.
Parásitos externos.- Como regla general, y a nivel preventivo, se pueden resumir los cuidados en lo siguiente: uso de collares antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle el pelo con frecuencia y usar después algún spray insecticida. También es muy importante la observación del animal; vigilando si se rasca demasiado; si se le cae el pelo; si tiene lesiones en la piel o si tiene garrapatas.
Los parásitos más habituales son las pulgas, las garrapatas, que son muy peligrosas porque pueden transmitir al perro la piroplasmosis y llegan a tener el tamaño de un guisante; y los piojos, que chupan la sangre del animal y anidan sobre su pelo pudiendo causar lesiones cutáneas de gravedad y en los cachorros una anemia grave y agotamiento del organismo, a veces con consecuencias fatales.

4.- La dieta adecuada
Este aspecto dependerá de la edad, sexo, raza y tipo de vida del animal. La mayoría de las marcas de comida para perros tienen una gama variada de alimentos (para cachorros, para perros viejos, para hembras gestantes, etc) y, además, suelen proporcionar información acerca de la cantidad de comida que ha de contener la ración diaria en función del peso y raza del perro.
Hay que tener en cuenta que en determinadas situaciones, como en verano, el perro come menos cantidad de alimento debido al calor; y no hay que obligarle a que termine su ración. También hay que evitar darle comida después de que haga ejercicio, ya que pueden presentarse problemas en la digestión y cambiarle bruscamente la dieta, puesto que el animal debe adaptarse poco a poco a un nuevo tipo de comida.
Ejercicio regular.- Para que la mascota esté sana y en forma, debe hacer ejercicio periódicamente. Sin embargo, hay que evitar las horas del día en que hace más calor; ya que el perro tiende a pasarlas durmiendo. Además, como las personas, los perros sufren lesiones, tirones, esguinces, por lo que habrá que controlar su actividad física y procurar que no se exceda en el ejercicio ni realice actividades peligrosas.
Actuar ante las enfermedades.- Dado el elevado número de enfermedades que puede padecer el perro, resulta muy difícil realizar una lista, por lo que, ante cualquier síntoma irregular, conviene llevarlo al veterinario que actuará en consecuencia con las medidas oportunas.
Algunas de las señales que deben despertar la alerta del dueño son: caídas de pelo o lesiones en la piel, alteraciones en el ritmo respiratorio, tos persistente, cambios en el comportamiento o en el carácter, pulso acelerado, vómitos y diarreas continuadas, extrema delgadez, temblores, suciedad en la lengua, inapetencia continuada, parálisis o cualquier muestra de dolor.
Accidentes más comunes.- Ante cualquier percance hay que fijarse en el estado de conciencia del animal. Si éste se encuentra consciente, es importante tener cuidado con las posibles reacciones producidas por el shock como mordeduras originadas por la ansiedad o movimientos que puedan agravar el estado del perro.
En caso de atropello, o en caídas desde cierta altura, hay que tener en cuenta que el carácter de las lesiones puede ser interno y externo, por lo que se tendrá que inmovilizar al animal y llamar al veterinario. Ante luxaciones o fracturas en las patas se tiene que evitar que el perro camine. Si no se sabe inmovilizar una fractura o luxación, es mejor hacer que se quede tumbado hasta que se consiga la ayuda necesaria.
Las heridas conviene tratarlas según su alcance. Si son superficiales pueden ser curadas por el mismo dueño con agua oxigenada, mercromina y gasas; pero si se precisa de puntos de sutura, hay que trasladar al perro a urgencias procurando que no se rasque o se muerda en la zona afectada. En caso de que las heridas se hayan producido en el transcurso de una pelea con otro animal, es necesario consultar con el veterinario ante el peligro de que haya contraído alguna enfermedad.
Cuando el animal presenta postración general, pulso acelerado pero débil, mirada con expresión de angustia, movimientos torpes y mal coordinados y temperatura elevada, es posible que haya sufrido una insolación. En estos casos, y aunque una sencilla prevención es la mejor medida, ha de refrescarse al perro con agua y acudir inmediatamente al veterinario.
Ante los golpes en la cara, lo principal es evitar que el perro se toque en la zona fracturada y acudir al especialista. Si se ha roto algún diente, habrá que hacerle un empaste para que no se deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una endodoncia o, de lo contrario, cada vez que muerda algo le dolerá.
Fuente: www.mascotas.org