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Relaciones de Padres e Hijos


Relaciones entre Padres e Hijos - Aprendiendo Acerca de Mi Padre
Yo crecí con dos medias hermanas. Este era el segundo matrimonio tanto para mi padre como para mi madre. Cuando tenía dos años, mi media hermana, quien tenía 15 años, se embarazó. Se casó, dejó el hogar, y dio a luz a la edad de 16 años. Cerca de un año después, mi otra media hermana dejo el hogar y se casó. Mis padres trabajaban a tiempo completo, así que yo estaba siempre solo. Los juguetes y la televisión se convirtieron en mi niñera y en mi mejor amigo. Crecí inseguro acerca de mí mismo y no tuve un fundamento sobre el cual crecer. La relación padre-hijo era bastante deficiente.

No había comunicación en mi familia, y cuando nos sentábamos a la mesa no había discusión acerca de nuestros sueños, deseos, y esperanzas. Mi padre era malhumorado y mostraba pocas o ningunas emociones. Siempre recuerdo que comía mi cena rápidamente para poder dejar el entorno sombrío y salir afuera a jugar. Era así como escapaba de todo el vacío dentro de mi corazón. Pronto me distancié de mis padres.

Nunca recibí el amor, la atención, y cuidados que un niño pequeño necesita. Por supuesto, mi madre estaba allí cuando me caía o me hacía daño. Ella era la que se preocupaba más por mí. Recuerdo que le costaba hasta dejarme salir a jugar afuera, tenía miedo de que me ensuciara mucho o que me hiciera daño. Mi madre siempre estaba ocupada. Llegaba a casa, cansada de todo un día de trabajo, preparaba la cena y luego limpiaba. Su trabajo nunca parecía terminar. Mi padre nunca se ofreció a ayudar -- ni siquiera una vez. Recuerdo haber visto a mi madre de rodillas en la noche, llorando y orando en su cuarto. Ella era la única cristiana de la familia. Cuando yo era pequeño, a menudo iba a la iglesia con mi madre, pero mi capacidad de atención era muy limitada.

A medida que crecía, las cosas que eran importantes para mí no lo eran para mi padre, y me ignoraba continuamente. Yo nunca podía decir lo que sentía o mostrar mis emociones -- mi padre consideraba que las emociones eran un signo de debilidad. Nunca aprendí a defenderme, así que llegué a dominar el arte de escapar de todos los conflictos o altercados.

Mi madre trataba de entenderme y siempre me enseñaba lo bueno y lo malo, pero yo no tenía ninguna fundación de valores familiares, ni ética en mi vida. Ni siquiera sabía lo que verdaderamente significaba el amor. De hecho, las únicas bases que estaban siendo colocadas eran las del dolor, la desconfianza, y el rechazo.

Para el momento que cumplí los dieciséis años, no podía hacer nada bueno a los ojos de mi padre y sus palabras me hacían sentir sin ningún valor. Solía decirme a menudo que nunca llegaría a tener éxito en la vida. Estaba desolado y no tenía a nadie a quien acudir. Estaba solo. Parecía que él siempre estaba peleando conmigo, pero nunca por mí.


Relaciones entre Padres e Hijos - Tratando de Escapar
Mi mundo se sentía como si iba a explotar. La presión y toda la ansiedad que había crecido en mi interior era como un volcán listo para entrar en erupción. Me sentía desamparado, solo, e indigno. A la edad de diecisiete años me di cuenta de que la relación de padre-hijo no cambiaría, así que huí de la casa y me mudé con mi hermana, su esposo, y sus tres hijos. Recién mudado era muy inseguro y no tenía ninguna confianza en mí mismo. Tuve que firmar un acuerdo de que mantendría buenas calificaciones y que trabajaría para ganar mi sustento.

Realmente comencé a disfrutar la vida. Comencé a ver lo que significaba en realidad una familia. Tenía que ver con el amor, la comunicación, y la responsabilidad. Respetaba a mi hermana y a mi cuñado por mostrarme compasión, amor, y perdón, y comencé a admirar la manera en que mi hermana y mi cuñado se trataban. Pronto me volví más seguro, responsable, motivado, y trabajé extremadamente duro para ganar mi sustento y sacar buenas calificaciones en el colegio. Debido a su impacto en mi vida, puedo honestamente decir que hoy soy un hombre mejor. Ellos me proporcionaron el fundamento que siempre quise de mis padres. Ellos me dieron un sentido de dirección y por primera vez en mi vida entendí lo que verdaderamente significan el amor y la familia.

No sé por qué, pero decidí regresar a vivir otra vez con mis padres para mi último año de secundaria. Me imagino que quería probarles que era alguien. Realmente pensé que nuestra relación podía ser restaurada. Pero al cabo de unos pocos meses, todas las peleas y discusiones comenzaron de nuevo. Me sentía como un prisionero de guerra, y que no podía escapar. Me di cuenta entonces de que nunca se establecería una relación con mi padre. Verdaderamente sentí que yo era un fracaso como hijo.

La graduación se acercaba rápidamente y yo no tenía planes para el futuro. Nunca pensé realmente en una carrera o dónde iba a vivir, y mis padres no podían costearme la universidad. No sabía qué hacer, así que llamé al esposo de mi hermana, quien servía en el ejército. Debido a su influencia me enlisté en la Marina de los Estados Unidos después de la secundaria. Finalmente quedé de mi cuenta después de la graduación del campo de entrenamiento Era libre de hacer lo que quisiera hacer. No me llevó mucho tiempo comenzar a beber y a irme de fiestas. Comencé a salir con chicas y a tener sexo. Mi vida estaba fuera de control.


Relaciones entre Padres e Hijos - Mi Oportunidad de Ser Un Padre
Comencé a salir con una chica de la Marina. Después de varios meses ella salió embarazada y debido a que yo quería hacer lo correcto, le pedí que se casara conmigo. Estaba determinado a hacer que nuestro matrimonio funcionara. Cuando nació nuestro hijo, yo era un padre muy orgulloso, ¡y no dudé en repartir cigarros! Ahora tenía la oportunidad de ser el padre y modelo de conducta que yo no tuve cuando niño. Hice un pacto conmigo mismo de que pondría el ejemplo y cuidaría de mi hijo. Yo sería el que ayudaría a establecer una herencia familiar de amor, honor, y valores.

Alrededor de un año más tarde enfrenté la muerte inesperada de mi padre, quien murió de cáncer. Recuerdo cuando me acerqué al ataúd y toqué sus manos. Estaban frías y el color de su piel era de un blanco pálido. No supe cómo reaccionar o expresar mis sentimientos. Mis emociones me abrumaron y grité. "¿Por qué nunca me aceptó? ¿Por qué nunca me amó? Me tragué las lágrimas, pero brotaron todo el dolor y la angustia acumulados. Me di cuenta allí mismo que mi padre no iba a regresar y que nunca tendríamos la relación de padre e hijo que yo deseaba. Nunca iba a escuchar a mi padre decirme que me amaba y yo no podría decirle que lo amaba. El fundamento y herencia que me dejó mi padre fue de dolor y quebrantamiento.

Pronto, el ejército me trasladó al extranjero, mientras que mi familia tuvo que quedarse en casa. La separación fue dura para mi esposa y mi hijo. A mi regreso me enteré que mi esposa tuvo un affaire con mi mejor amigo y compañero de trabajo. Estaba devastado y humillado. Mi esposa y mi amigo me habían traicionado, pero yo estaba determinado a luchar por nuestro matrimonio y no rendirme. Sabía por propia experiencia que mi hijo necesitaba a su papá. Nunca olvidaré la humillación que atravesé cuando regresé a trabajar y tuve que ver por primera vez a mi amigo y a mis compañeros de trabajo. Toda mi vida parecía girar fuera de control y me sentía impotente. No podía romper las líneas del enemigo. Parecía que estaba siendo atacado por todos lados. Fui capaz de enfrentar a ese enemigo, solamente por mi deseo sincero de tener éxito como esposo y padre.


Relaciones entre Padres e Hijos - ¿Éxito o Fracaso?
Gradualmente, con el tiempo, nuestra familia se sanó y pareció volver a la normalidad. Pero pronto la Marina me anunció de nuevo que estaba siendo transferido al extranjero. Mi esposa tomó muy mal la noticia y mi hijo sintió que algo andaba mal. Traté de explicarle a los dos que no tenía elección en el asunto y que regresaría pronto. Estaba perdiendo el control de mi familia. Mi esposa comenzó a enojarse por las cosas más pequeñas. Éramos hostiles el uno con el otro, y el amor y respeto parecían haberse esfumado de la relación.


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Esta es una historia de la vida real.



¿Tú qué piensas?
Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: "Jesús es Señor," serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es su respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesus

Todavia tengo preguntas





¿Cómo puedo conocer a Dios?




Si murieras hoy, ¿iría usted al cielo?


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