domingo, 4 de diciembre de 2016

El ejercicio físico es fundamental para un buen desarrollo de nuestros hijos

*Entrada actualizada el 10 de febrero de 2017.

Los niños españoles practican menos ejercicio del que necesitan para tener un buen desarrollo físico y cerebral. Para que su desarrollo sea óptimo deben practicar un mínimo de sesenta minutos diarios de actividad física intensa y hasta varias horas diarias, limitando a máximo 2 horas/dia a actividades sedentarias (pantallas). Para consolidar lo que aprenden en la escuela lo mejor es... ¡moverse después de clase!: ir al parque, ir en bicicleta o patinete, correr, saltar.

En el caso de los adultos, la actividad física mínima que debe realizarse es de 2.5 horas semanales, de intensidad moderada (que nos permita hablar, pero no cantar) a 1.25 horas de actividad física intensa (que nos permita decir sólo unas pocas palabras, sin detenernos a recuperar el aliento). Pero toda actividad que realicemos, aunque sea menor, añadirá tiempo y salud a nuestra vida.

"De todos los factores que promueven el aprendizaje y la memoria, al igual que otras muchas facultades mentales, el ejercicio físico es el que podríamos considerar el más milagroso." Ignacio Morgado, catedrático de psicobiología

Nuestros hijos podrán vivir una media de cinco años más y, además, con mayor bienestar y menor deterioro físico y mental. El momento más poderoso de la vida para aprender aquello que nos ayudará a vivir mejor y a tener una buena vida es la infancia.

Esta entrada es de especial interés para familias y también para aquellas y aquellos que planificáis actividades extraescolares (AMPA) y quienes orientáis a las familias en materia educativa. 

Situación actual del ejercicio físico en infancia y adolescencia en España

La situación no es mala: es peor. A los datos de falta de actividad física suficiente en amplios colectivos de la población, se le suma el aumento de la obesidad y el sobrepeso. Para saber más sobre el tema, accede a entrada sobre alimentación. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda un mínimo de una hora al día de actividad física intensa. Para saber más y ampliar: Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud.  

Me gustaría informar de que para documentar estar entrada me ha resultado difícil acceder a datos fidedignos y actualizados sobre estadísticas y seguimiento de la actividad física de niños, niñas y adolescentes en España.  




Consultado el informe de la HEPA (European network for the promotion of health-enhancing physical activity), encontramos que  "España no cuenta con una encuesta nacional específica para la vigilancia de la actividad física en niños." ... y sigue: "Los datos para España de la ronda 2013/2014 del estudio muestran que sólo el 24,4% de los adolescentes alcanzan los niveles de actividad física recomendados para la salud (de acuerdo con las recomendaciones de la OMS), siendo más activos ellos que las chicas adolescentes (31,7% y 17,3%, respectivamente)."



Los niños y jóvenes españoles practican menos deporte del que sería recomendable. Con el paso de los años, los niños tienen tendencia a reducir el tiempo que dedican a la actividad física. Según estudios internacionales, esta disminución comienza a notarse a partir de los 13 años, agudizándose hacia los 18. Los datos son más preocupantes todavía entre las chicas, que practican actividades más sedentarias. Pero ¡ojo!, los datos son peores en España: la reducción significativa de actividad física comienza ya a partir de los 11 años de edad.


En la etapa adolescente, otros motivos se suman a los hábitos heredados de la infancia: falta de interés de legisladores y responsables políticos, mercantilización de la actividad física de nuestros jóvenes (o pagas, o no tienes muchas opciones), falta de oferta y/o oportunidades dirigidas a niños y jóvenes de forma equitativa, menos disponibilidad de tiempo (¿demasiados deberes poco productivos?), falta de interés (¿condicionado socialmente?), condiciones climatológicas inadecuadas, tener novio/a, barreras relativas a la imagen de uno/a mismo/a y otros factores sociales. Pero la situación es preocupante en el sexo femenino durante la adolescencia: ellas presentan una condición física un 25% inferior a ellos. La explicación a esta situación se encuentra en el sucesivo abandono de la práctica de actividad física entre las chicas.  


Entre niños/as y adolescentes que tienen un estatus socioeconómico más desfavorecido (nivel de estudios de los padres, ocupación de éstos y nivel de ingresos) y aquellos que pertenecen a grupos étnicos minoritarios la práctica de actividad física es inferior y las problemáticas asociadas, como la obesidad, están más presentes. Estas barreras se deben, entre otras causas, a entornos menos facilitadores y por la mercantilización de la actividad física (extraescolares de pago, si quieres realizar actividad física, la opción es el gimnasio de pago). Estas desventajas podrían ser superadas por la acción intencionada (esfuerzo extraordinario, no lo olvidemos) y constante de las familias: implicándonos y estableciendo buenas prácticas desde el hogar. No obstante, entiendo que la responsabilidad última del impulso de la actividad física es política y de las admistraciones responsables en la materia. Es importante destacar que gran parte del gasto público beneficia -por el efecto Mateo- a quienes tienen más recursos. Hace falta revisar ciertas lógicas de funcionamiento. 

En el informe Desheredados, de Save the children (2017), una niña dice: 

 “Hay muchos niños y niñas que tienen sueños que no se hacen realidad. Regalos, vacaciones, incluso poder apuntarse a deportes. Yo creo que esto es porque sus padres no tienen suficiente dinero.” Niña, 13 años. Sevilla.

En este sentido, Islandia está dando un gran ejemplo con su programa Youth in Iceland (Juventud en Islandia). Escuchando a sus jóvenes, en su intento de prevenir el consumo de alcohol y tabaco llegaron a la conclusión de que lo que ellos pedían era oferta de actividades extraescolares, oferta deportiva y más relación con sus padres. Pero todo ello debe ser accesible para todos. El fin de las extraescolares en secundaria y la oferta -de pago- de las extraescolares, está dejando como lastres a grandes capas de la población. Es necesario buscar respuestas municipales, desde las diversas miradas y responsabilidades. 


Tenemos un problema de salud comunitaria que acabará estallando en unos años, dada la grave crisis de recursos de nuestra sanidad y el uso que se da a los recursos disponibles (ejemplo: gran gasto en psicofármacos, no justificados). Pero los efectos ya han comenzado a observarse: las cifras de diabetes tipo II en la población comienzan cada vez más prematuramente, como así lo hace, también, la obesidad infantil y el sobrepeso. Las cifras entre preescolares nos sitúan a la cabeza de Europa. 😢 



¿Por qué es tan importante? ¿Qué beneficios supone a corto, a medio y a largo plazo la práctica de actividad física intensa?



Niñas y niños necesitan practicar ejercicio para aprender bien y memorizar
  
Si practicamos mucho ejercicio y poca actividad cognitiva, intelectual, será como tener labrada una tierra maravillosa sin sembrar nada. El resultado será muy pobre. Si practicamos mucha actividad cognitiva, estimulación cerebral, sin practicar actividad física adecuada será como sembrar muchas semillas con poco abono. El resultado será un fruto frágil y más pobre. Es necesaria una buena estimulación cognitiva unida a una buena práctica de actividad física.👍


En la infancia, la práctica de actividad física intensa estimula los aprendizajes escolares mediante el aumento de las conexiones neuronales y la maximización de las funciones de la memoria, con mejor crecimiento del hipocampo. La actividad física aeróbica ayuda a consolidar lo que se aprende y mejora la memoria a largo plazo. Consultad el informe Faros para ampliar esta información.

Beneficios: inversión en salud para el presente de nuestros hijos, la edad adulta y la vejez




"Hay que moverse, comer variado y evitar la obesidad y el estrés. Ninguno de estos factores retrasa el envejecimiento, pero previenen la muerte prematura." Roger Miller, profesor de patología de la Universidad de Michigan.
Aumento de la esperanza de vida. La actividad física añade años a nuestra vida: hasta 5 años de vida más saludable, con menor deterioro físico y mental y mejor calidad de vida futura.
  
A nivel físico, el ejercicio reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, obesidad, tensión corporal alta, diabetes y cáncer. Aumenta la mineralización de los huesos, previniendo en la edad adulta la aparición de osteoporosis. Mejor maduración del sistema nervioso motor y aumento de las destrezas motrices. 

Prevención de la obesidad. Investigaciones recientes están poniendo en evidencia que el ejercicio permite prevenir la obesidad por diversas vías, entre las que se encuentra una mayor presencia en el cerebro de la proteína BNDF y de la leptina, que regulan el apetito y el peso corporal, ajustando más adecuadamente las señales de hambre. La consecuencia es una reducción de peso y grasa corporal.

La actividad física supone una magnífica prevención -y también tratamiento- en la ansiedad y la depresión. La concentración de norepirefrina en el cerebro durante la práctica del ejercicio, ayuda a lidiar con el estrés de forma más eficaz. Cuanto más sedentarios somos, menos eficiente es nuestro cuerpo para responder al estrés.
 
El efecto de la actividad física no solo es inmediato, los beneficios se recogen a largo plazo, ya que actúan de forma silenciosa. Gracias a la actividad que hayamos practicado a lo largo de la vida habremos generado reserva cognitiva en nuestros cerebros: ahorrar para el futuro cerebral por si pasa algo. Cuando algo falla en nuestro cerebro, actúan nuestras reservas cognitivas para compensar las posibles dificultades que aparezcan. El alzheimer y otras demencias, cuando aparecen, pueden no manifestarse -o hacerlo de forma más atenuada-, si tenemos una buena reserva cognitiva.

Prevención del deterioro cerebral en la edad adulta. El ejercício físico aumenta la producción de la proteína BNDF, la cual sustenta el crecimiento, funcionalidad y supervivencia de las neuronas. Es una magnífica protección extra, en la edad adulta, frente a enfermedades degenerativas del cerebro como el alzheimer, que afectarán en el futuro al 50% de las personas que lleguen a la vejez. 

La actividad física es, solamente, para TODOS. ¡Animaos en familia, es más fácil y divertido!


¿Qué podemos hacer para mejorar y garantizar actividad física para todos desde AMPA, centros educativos y municipios?

Algunas reflexiones


La práctica de actividad física es deficiente en primaria y se acentúa a partir de la pubertad. Un momento de crisis importante, de abandono de hábitos activos diarios, es el paso de la primaria a la secundaria: espacio de trabajo donde los haya en los institutos y AMPA de cada centro, por el bien de los menores.


Un problema al que nos enfrentamos es el de que la actividad física se ha mercantilizado (extraescolares de pago, gimnasios, clubs,...) sustituyendo a otras formas, no mercantiles, de moverse activamente. Para garantizar que el deporte y la actividad física sea un bien de todos, encontramos problemas, como el argumento que esgrimen algunas organizaciones sobre las actividades gratuítas: las personas no se comprometen y no asisten. ¿Asisten menos que si las pagan? ¿qué opinas? ¿Cuáles son las soluciones a la falta de actividad física en infancia, adolescencia y edad adulta? En lo que deberíamos estar todos de acuerdo es en la necesidad de garantizar e impulsar la adecuada actividad física (que no tiene por qué ser deportiva, competitiva) de todos los menores, sin distinción y con una protección específica a los más desfavorecidos.

Es imprescindible actuar desde los municipios y responder de forma global y coordinada, para garantizar actividad física para todos los niños, niñas y adolescentes. Comprobar los hábitos físicos de los niños, bien por escuelas, bien de modo global (incluídos los veranos), permitiría poder tomar medidas de forma contrastada y local. Pero ello solo será posible si las iniciativas se asumen de manera global en los municipios y existe un proyecto local, coconstruido y adoptado por todas las instancias que actúan en materia de infancia y juventud. Solo será posible conseguir cambios contundentes si los hacemos todos a la vez.


¿Qué podemos hacer desde la familia?



Algunas recomendaciones, que podéis ampliar con la guía que adjunto, serían: 

  • Garantizar un mínimo de 1 hora al día de actividad física intensa para cada hijo. 
  • Establecer rutinas positivas, al respecto, en la vida familiar. 
  • Desarrollar actitudes positivas hacia la práctica de la actividad física, sin forzar en ningún momento, pues podemos conseguir justo el efecto contrario, el rechazo a la actividad física. 
  • Pasarlo bien moviéndonos juntos: jugando, paseando, haciendo ejercício, ¡bailando!...
  • Convertir la actividad física en tiempo compartido con nuestros hijos.
  • Diseñar y cuidar un plan de actividad física para cada uno de nuestros hijos, garantizando el tiempo, la calidad y la variedad de actividad que ellos necesitan. 
  • Potenciar las actividades al aire libre.
  • Focalizar nuestra atención al fin de semana: aquí solemos fallar todos a la larga. Fines de semana activos en familia.  

Lo importante es que toda la familia tenga un buen estado de salud. Es preciso que padres e hijos compartan tiempo de calidad y también lo es que todos hagamos el ejercicio que nuestros cuerpos, nuestros cerebros y nuestra vida emocional precisan para funcionar de forma óptima. Para nuestros hijos es fundamental el establecimiento de buenos y saludables hábitos que les acompañen a lo largo de la vida: añadamos años y calidad a sus vidas.... ¡y a las nuestras!

Cuando los padres enseñamos y establecemos valores, creencias y hábitos en la vida de nuestros hijos, éstos les acompañan para siempre: para bien y para mal. La práctica de la actividad física debe incluír, además, el desarrollo de hábitos y actitudes positivos hacia la actividad física para garantizar que la practiquen toda la vida, adaptándose a las circunstancias

Si a la práctica de ejercicio unimos una alimentación saludable, un mejor nivel formativo, un ocio enriquecedor y una buena red social, nuestra salud estará protegida y nuestras reservas cognitivas aumentarán (también nuestra salud y bienestar).  

Propuesta fácil y gratuíta, que puede impulsarse desde las escuelas y AMPA, para familias:  

Caminar en grupo, de forma intensa y dialogar sobre temas que aumenten nuestro nivel de reflexión y de abordaje de aquello que nos preocupe. Así, todos ganamos, sin dejar a nadie fuera. 

Actividades deportivas en familia, los fines de semana: ¡podemos abrir las escuelas a las familias! 

Y, en definitiva, mayor democratización de la actividad física y deportiva: para todos y todas, sin restricciones. Es imprescindible garantizar desde los municipios y escuelas que todos los niños y niñas -y sus familias- tengan la oportunidad de practicar deportes y actividad física. Esta prioridad es mayor que otras: ¿cuáles son las prioridades en vuestras escuelas? ¿podrían revisarse y mejorar a favor de la actividad física para todos y todas? 

Finalmente, esta cuestión no es culpa o responsabilidad de vuestra escuela o vuestra AMPA: es una coyuntura social y política que ha respondido a ciertos intereses, dejando de lado cuestiones básicas de salud y solidaridad que, ahora, debemos resolver entre todos y todas.  

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A contuación, adjunto enlace a la guía: Actividad física y salud. Guía para padres y madres. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad.* 


* Pero no os dejéis engañar por la falsa creencia vendida políticamente, de que son las personas las culpables de la situación. Claro que podemos hacer algo, pero luchando contra determinantes sociales de la salud: esos sí son responsables de la situación actual.


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