De pronto, todos se aman, de un día para otro, todos están contra todos. Y cambiarán de sentimientos cuando la última cámara se apague.
El rating puede más que la vida de su madre, son terribles y no lo disimulan. Vender, vender, sólo quieren vender un puntito más de audiencia, sin códigos, sin límites, sin miramientos.
Mejor leo el libro de Juan Pérez que dejé en la mesa, o les escribo a ustedes, queridos seguidores, antes de hacerle el juego a ciertos programas de la tele.
Hasta el año que viene.
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