"Se considera a Nezahualcóyotl, rey de Texcoco, como uno de los herederos de la antigua tradición tolteca que, sin duda, de una u otra manera fue la matriz de la mayor parte de las grandes civilizaciones mesoamericanas conocidas actualmente." (Federico González, El Simbolismo Precolombino, cap. X).

Este monarca (1402-1472) coetáneo y amigo de Moctezuma I, sabio, arquitecto y gran gobernante, mandó construir además de palacios, jardines, templos, diques y acueductos, una pirámide: "…de 'nueve andanas' sobre las cuales estaba Tloque Nahuaque, el dios desconocido, el dador de la vida, aquél que no tenía segundo. Esa pirámide era sin duda no solamente un adoratorio, según la idea que hoy tenemos de ese término, sino también un modelo a escala del universo –como todos los templos tradicionales–, la manifestación simbólica de la cosmogonía heredada de la cultura tolteca. Volveremos sobre el tema a lo largo de este libro, aunque queremos destacar ahora otro asunto, el de la poesía de Nezahualcóyotl en cuanto ésta es también la expresión de la imagen del cosmos que poseía el rey-poeta." (ibid.)

Como en el libro citado, estas poesías ("flores y cantos") son reproducidas de la obra de José Luis Martínez: Nezahualcóyotl, Vida y Obra, F.C.E., México 1980, con las traducciones de Angel Mª Garibay y Miguel León-Portilla.

 
POESÍA DE NEZAHUALCOYOTL
Selección

Nos enloquece el dador de la vida

No en parte alguna puede estar la casa del inventor de sí mismo.
Dios, el señor nuestro, por todas partes es invocado,
por todas partes es también venerado.

Se busca su gloria, su fama en la tierra.
Él es quien inventa las cosas,
él es quien se inventa a sí mismo: Dios.
Por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su fama en la tierra.

Nadie puede aquí,
nadie puede ser amigo
del Dador de la Vida;
sólo es invocado,
a su lado,
junto a él,
se puede vivir en la tierra.

El que lo encuentra
tan sólo sabe bien esto: él es invocado;
a su lado, junto a él,
se puede vivir en la tierra.

Nadie en verdad
es tu amigo,
¡oh Dador de la Vida!
Sólo como si entre las flores
buscáramos a alguien,
así te buscamos,
nosotros que vivimos en la tierra,
mientras estamos a tu lado.

Se hastiará tu corazón,
sólo por poco tiempo
estaremos junto a ti y a tu lado.

Nos enloquece el Dador de la Vida,
nos embriaga aquí.

Nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra.

Sólo tú alteras las cosas,
como lo sabe nuestro corazón:
nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra.

Pongo enhiesto mi tambor ...

Pongo enhiesto mi tambor,
congrego a mis amigos:
allí se recrean,
los hago cantar.
Tenemos que irnos así:
recordadlo:
sed felices,
oh amigos.

¿Acaso ahora con calma,
y así ha de ser allá?
¿Acaso también hay calma
allá donde están los sin cuerpo?
Vayamos ...
pero aquí rige la ley de las flores,
pero aquí rige la ley del canto,
aquí en la tierra.
Sed felices,
ataviaos,
oh amigos.

Ay, solo me debo ir …

Ay, solo me debo ir,
solamente así me iré
allá a su casa ...
¿Alguien verá otra vez la desdicha?,
¿alguien ha de ver cesar
la amargura, la angustia del mundo?

Solamente se viene a vivir la angustia y el dolor
de los que en el mundo viven ... ¿alguien ha de ver cesar
la amargura, la angustia del mundo?

¿A dónde iremos…?

¿A dónde iremos
donde la muerte no existe?
Mas ¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
hay incineramiento de gente.
Que tu corazón se enderece:
aquí nadie vivirá para siempre.

Otros

Ver otros cantos incluidos en el capítulo X: "Cosmogonía y Teogonía"
de El Simbolismo Precolombino.


 
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