miércoles, junio 14, 2006

Juan Emar y un cuento surrealista...


“El unicornio no se domestica. Cuando divisa al hombre se volatiza todo él, salvo su cuerno que cae en tierra y queda recto sobre ella. Luego echa hojas dentadas y frutos encarnados. Se le conoce entonces con el nombre de El Árbol de la Quietud.

Sus frutos, mezclados con la leche, son el más violento veneno para las muchachas en flor. Esto, Marcel Proust lo ignoraba. De haberlo sabido, se hubiese evitado varios volúmenes.

Las muchachas muertas así no se descomponen. Quedan marmóreas hasta la eternidad. El hombre que las contempla en su mármol pierde para siempre todo interés por toda muchacha que hable, respire y se traslade en el espacio.”


Del cuento “El Unicornio” de Juan Emar (1937).