viernes, 30 de enero de 2009

EL DISEÑO DE INGENIERÍA EN LAS REPRESAS DE LOS CASTORES

Los castores, al igual que los ingenieros, realizan un trabajo de expertos y construyen diques para disminuir la corriente de agua en el lugar donde edificarán sus albergues con un diseño espectacular, mediante una tarea de gran envergadura, pesada. En primer lugar deben obtener una gran cantidad de troncos y ramas con sus dientes como fuente de nutrientes y materiales de construcción. Se ha observado que en ese proceso toman en cuenta, por ejemplo, la dirección del viento, con el objeto de que los árboles que voltean caigan con la parte de la copa apuntando hacia el espejo de agua donde realizarán las respectivas construcciones, pues ello les facilita el transporte del material.
Los nidos de los castores poseen una delineación bastante compleja. Cuentan con dos entradas subacuáticas, una despensa a nivel del agua y un dormitorio sobre la tierra seca con una chimenea de ventilación.


Los castores proyectan como arquitectos y trabajan como expertos en la construcción de sus nidos extraordinarios En el medio, a la izquierda: Un castor construyendo la represa necesaria para elevar el nivel del agua y proteger su albergue.

Dibujo de un nido de castor, fabricado con gran ingenio.

En las paredes externas del albergue no dejan fisuras y las que aparecen las rellenan con ramitas y lodo, asegurándose de no dejar huecos o cavidades. El material empleado impide que el nido se desplace y la entrada de frío. Aunque en invierno el albergue se cubre de nieve y la temperatura exterior es de -35°C (-31°F), el interior se mantiene por encima de 0°C. Estos animales tienen oculto bajo el agua un depósito para la época en que escasea el alimento.
También forjan una red de canales de aproximadamente un metro (tres pies) de ancho, que utilizan para llegar a los árboles de los que obtienen nutrientes, ubicados en tierra firme en las zonas más elevadas y a una distancia considerable.
En la construcción de los embalses y nidos entrelazan ramas a lo ancho de la corriente de agua y de una costa a la otra, conformando una estructura triangular. Para elevarla y rellenar sus agujeros trabajan en contra de la corriente hasta que transforman un riacho correntoso en una amplia piscina de agua calma, lo que les provee un entorno ideal en donde acumular alimento para el invierno, nadar con más libertad y transportar más fácilmente lo que necesitan. Además, dan lugar a una enorme fosa alrededor de sus albergues, como las que rodean a los castillos para impedir ataques de enemigos.
Esta resumidísima explicación nos muestra que cada etapa de la obra de los castores refleja la presencia de un proyecto, conocimiento, ingenio y cálculo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mientras leia lo de los castores recordaba al hornero, un ave muy común en mi país.

Horas y horas contemplando como hacen su nido, siempre aprovechando una lluvia porque es de barro. Uno baja y trae el barro, lo pone sobre el nido y vuelve al suelo, mientras la pareja acomoda el barro con el pico. El resultado un cálido hornito de barro, pero tan fuerte que dura años sin deshacerse.