En la batalla de mi vida:
Lucharé para obtener mi paz.
Pelearé por conquistar mi amor.
Si herí injustamente, haré que me perdonen.
Si alguien que quiero se aleja: lo volveré a acercar a mí.
Si he perdido la fe. la buscaré y la encontraré.
Trabajaré para ir conociendo la Verdad.
Me ganaré día a día la esperanza.
Y si quiero alegría, la pelearé sin tregua en la batalla.
No dejaré que nada, ni nadie, pueda oscurecer mi luz.
Pido al poder:
Que me sostenga en mis caídas amargas.
Que me ayude a comprender la verdad en mi vida.
Que me ayude a encontrar a los seres que amo.
Porque no espero que me den, sino ganármelo.
Y si es necesario, aprenderé a pedir perdón.
Y si es justo, sabré morir por aquello que quiero.
Si lees con atención las dos Oraciones, te darás cuenta de que cada una de las frases, en cada poesía, corresponde a la misma frase en la otra. Sólo que en la primera la está diciendo un Ser Acusador, que no llega a entender que lo que le pasa tiene su origen en sí mismo y por lo tanto no encuentra la manera de cambiar nada en su vida amarga.
En la segunda, en cambio, habla un ser que empieza a tomar las riendas de la vida en sus manos. Un guerrero, como dicen los maestros americanos. Un guerrero de su propia vida. Y el cambio no está nada mal, porque de la acusación se sale empezando a ver qué es lo que uno, concretamente,puede cambiar en su propia vida. Y allí se empieza a llevar agradables sorpresas. Porque, como lo dice el dicho...
¡ La vida es estupenda siempre que tengas las riendas !
Amalia Estevez.
Imágen: Scott Black.
Preciosa entrada, para releer en más de una ocasión.
ResponderEliminarEs grato saber que tenemos las riendas de nuestra vida, pero lo mismo te digo que el otro día...a veces es complicado.
Un beso grande
Quien dijo que crecer es fácil, por algo se le llama guerrero al que tiene las riendas de su vida.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!