Friday, November 09, 2007

A 10 años los muertos de Acteal


Acteal en primera plana.

¿Qué tendrán los indígenas mexicanos que inhiben toda posibilidad de justicia en su favor? Alguna especie de rara enfermedad (probablemente provocada por falta de higiene) los hizo sucios, ignorantes, marginados, marginales, monolingües. Mujeres indias, hombres indios, niños indios, ustedes no, ustedes no salen a cuadro, no salen en la foto, no se escuchan en la radio, no no no, ustedes, indios, no. Aunque los maten, ustedes, no.

Después de todo, 45 indígenas asesinados, a los que nadie conoce no cumplen con el requisito “noticiabilidad”.

Luego de 10 años los 45 tzotziles ejecutados en Acteal, Chiapas, siguen siendo una especie de “asunto menor” Si a caso, alguno que otro medio “revoltoso” “detractor” “golpeador”, como La Jornada, ha hecho caso y memoria de Acteal.

Acteal, lacerante Acteal. Ejecutados en Acteal, ignorados en Acteal, genocidio en Acteal.

En los medios electrónicos comerciales (casi todos), nada pasa, sólo una periodista, Carmen Aristegui, proclive a vivir problemas técnicos en su programa de radio Hoy x Hoy de W Radio. Pero en el resto, nada o muy poco y malo. Humillados los 45 muertos a 10 años, ni una “notita”, nada de nada.

El domingo 28 de octubre de 2007, la imagen del obispo de la diócesis de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera, ocupa llamado en primera plana del diario La Jornada. “Zedillo debe ser juzgado por crímenes de lesa humanidad”, apunta el titular de la nota, que cita la declaración del prelado.

Después, durante una semana (del lunes 5 al viernes 9 de noviembre. Aún no dan por terminada la serie), en primera plana el titular del diario que dirige Carmen Lira Saade “cabecea”: Acteal: a 10 años la mano oficial es inocultable -Sin el visto bueno de las autoridades estatales y federales en todos sus niveles los paramiliatares no hubieran ejecutado el asesinato masivo- reza la introducción del reportaje que durante una semana apareció en el rotativo (siempre con llamado en primera). El periodista Herman Bellinghausen escribe el recuento -paso a paso, población por población, personaje por personaje, muerto por muerto-, del genocidio.

“Corruptos por comisión o por omisión” como dice el periodista Julio Scherer; asesinos por omisión y por comisión política o económica, los autores materiales e intelectuales de la masacre restregaron una vez más su impune poder a los indios, a “Los de Abajo”.

¡Los mataron!, ¿Y?

Si los medios de comunicación insisten en ignorar hechos como el de Acteal, Chiapas, todos los días serán responsables y culpables por omisión (y ¿por qué no?, por comisión) de actos que ensombrecen la per se magra vida democrática y justa de México.

El asesinato de 45 indígenas (mujeres, niños, hombres) en 1997 no puede ser cosa que se erosione ante el inexorable paso del tiempo; no puede ser inaudible para la radio; no puede ser “falto de actualidad” para la tele; no puede ser inhibido de la prensa escrita.

No.

Porque así se diluye la posibilidad del crecimiento periodístico, de la ética mediática, del aprendizaje verdadero y de una sociedad sana. Es por ello que Acteal, Chiapas y sus 45 masacrados pesarán siempre sobre la inconsciente memoria de Ernesto Zedillo (quien era presidente de México), Emilio Chuayffet (entonces secretario de Gobernación), Pedro Joaquín Coldwell (ex comisionado para la Paz, hoy senador federal de la República), Julio César Ruíz Ferro (ex gobernador de Chiapas); así la lista podría ser interminable. Así la acotada conciencia de estos cómplices genocidas cargará la muerte, el asesinato, la brutalidad.

Tal y como pesará históricamente sobre estos personajes políticos la ejecución y la muerte de los indígenas mexicanos, así pesará sobre los medios que los ignoraron entonces y que actualmente continúan marginando el hecho.

El silencio de los comunicadores equivale a la irresponsable complicidad en el crimen.

Peor aún, el intento de paternalismo compinche publicado en la revista Nexos bajo el título "Regreso Acteal" -por el escritor Héctor Aguilar Camín-, es la mano mediática que protege al poder, que busca “maquillar” la verdad como lo denuncia Luis Hernández Navarro. Favor con favor se paga y Camín le debe al PRI, le debe al gobierno, le debe aunque en ello le vaya cayendo la “mierda que se echa al ventilador”, frase que usó el intelectual de Televisa para reclamarle a Sherer García, que en Proceso, se revelaran sus tratos con Salinas de Gortari para prepagar publicidad a la revista Nexos.


Crimen de Estado-Estado de Crimen.

En Acteal hace 10 años, el Estado mexicano haciendo uso de tácticas contrainsurgentes, azuzando el rencor entre comunidades previamente homogéneas, fue patrocinador, maquinador y asesino de 45 mexicanos.

Los muertos y sus deudos esperan que se haga justicia.

La mayoría de los políticos y de los medios son fieles centinelas de la masacre.

¿Qué tendrán los indígenas mexicanos que inhiben toda posibilidad de justicia en su favor?



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