jueves, 18 de febrero de 2010

PUEBLO COHETERO


Los pueblos de México son pueblos coheteros. ¿Será así en otros pueblos del mundo?
Los estudiosos de las culturas deben conocer la simbología de aventar las varas "para arriba" a fin de que exploten y causen un estruendo.
Hace cuatro o cinco días estaba en el parque central de Comitán, frente al templo de Santo Domingo. Un grupo de "fieles" se preparaba para la entrada de velas y flores en honor de San Caralampio (dentro de dos días es "su día"). Platicaba, a mitad del parque, con dos afectos. La cohetería comenzó. La esposa de mi afecto comenzó a buscar resguardo. Buscamos cobijo debajo de la fronda de un árbol. Las varas siguen el principio físico de que todo lo que sube ¡baja! y caen en el lugar menos pensado. Porque los coheteros no tienen controladores. Ellos acercan la brasa a la mecha y el cohete sube sin seguir ninguna ruta trazada. Así, de igual manera, baja "tatarateando" como Dios le da a entender. Una de las varas cayó muy cerca del lugar donde dos niños jugaban. Pudimos "teorizar" sobre qué hubiera pasado si la vara hubiese caído sobre cualquiera de los dos niños, pero ¡no lo hicimos! Por fortuna, la vara "pasó cerca". Pero no siempre es así. Hay ocasiones en que las varas causan destrozos. La crónica comiteca cuenta que hace muchos años se incendió un edificio que estaba frente al parque. El incendio lo provocó una vara de cohete que cayó sobre el techo que no debió tener losa de concreto, por supuesto.
¿Cuál será la gana de echar los cohetes al vuelo? No sé, ni lo entiendo. Por esto cuando la gente dice, en forma despectiva, que este pueblo es un pueblo cohetero, yo muevo la cabeza y digo que sí, que es un pueblo cohetero, como pueblos coheteros son muchos en este país, por desgracia. A veces voy en la carretera y veo los techos de las casas y las torres y cúpulas de los templos de poblados perdidos en medio del polvo y veo pequeñas nubes que revientan en el cielo, ¡son los cohetes! Ah, pienso, otro pueblo cohetero. Le pido a Dios que las varas caigan en lugares despoblados, así como las cápsulas espaciales caían a mitad del mar, en los años sesentas. Pero no siempre es así, hay registros históricos, por ejemplo, que cuentan que los meteoritos no tienen palabra y a veces caen en lugares poblados y quiebran las cabezas de dos o tres mortales. Cada vez hay más basura espacial. Nosotros, los comitecos y los demás pobladores de este México, contribuimos con nuestro grano de estela y aventamos cohetes por cualquier motivo: en los días de la patria, en los del santo del pueblo, en los cumpleaños del tío, en la llegada del candidato a diputado, en la navidad y en la madre (digo, en el día de la madre).